El sábado 18 de julio de 1936 llegaron a Tudela las noticias de que se estaba produciendo un levantamiento militar contra la República. Pablo Arranz tomó todas las medidas para que en el pueblo no se produjeran acciones violentas.
2 de diciembre de 2014 | Fuente: | por
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Pablo Arranz, alcalde de Tudela, en su juventud
Pablo Arranz Sanz “Campanillas”- Elegido Alcalde de Tudela de Duero en las elecciones municipales de 1931, era socialista. Había nacido en Tudela el 29/06/1901, hijo de Eleuterio Arranz Repiso (Quintanilla de Arriba) y Aurelia Sanz García (Peñafiel); en el año 1912 la familia se trasladó al Expriorato del Duero, donde trabajaron como hortelanos y agricultores, y donde Pablo creció.
Casado con Damiana Nieto Picatoste, en 1935 tenía tres hijos: Aurelia, nacida en 1925, Gregorio, en 1928 y Julio, 1935. Tendría un hijo póstumo, al que llamaron Pablo, y que no llegó a conocer. La familia vivía en la calle Grupo Escolar 25.
Pablo, además de hortelano era músico y formaba parte de la Banda Municipal.
En el año 1934, a causa de la Huelga de Octubre, la práctica totalidad del equipo municipal fue detenido. Se les destituyó y fueron juzgados y condenados. Les acusaban de secundar la huelga, y a Pablo Arranz, de haber acudido a Valladolid durante la noche del 7 de octubre, en bicicleta, para recibir instrucciones de la Casa del Pueblo de la ciudad.
El sábado 18 de julio de 1936 llegaron a Tudela las noticias de que se estaba produciendo un levantamiento militar contra la República. Pablo Arranz tomó todas las medidas para que en el pueblo no se produjeran acciones violentas. Tras esperar durante toda la noche, y comprobar que no pasaba nada, el alcalde y los vecinos se fueron a dormir.
Pero al amanecer la mañana del domingo 19 de julio, el pueblo se despertó sobresaltado por la llegada de camiones cargados con gente armada que disparaban en la plaza; Arranz, junto con otros muchos vecinos, se presentó en el ayuntamiento de Tudela. Llevaba en la mano el bastón de mando que le identificaba como autoridad municipal. Fue detenido y trasladado a Valladolid e ingresado en las Cocheras de Tranvías, donde pasó unos meses junto con sus compañeros y vecinos de Tudela, detenidos por los sublevados y a la espera de juicio.
Semanas más tarde lo trasladaron a la Cárcel Nueva, donde fue juzgado junto con sus compañeros de Consistorio. La acusación era rebelión, por lo que fue condenado a muerte y fusilado en San Isidro el día dos de marzo de 1937.
Pablo Arranz no se vio envuelto jamás en ningún tipo de violencia. Ocupaba la alcaldía por mandato de las urnas. El día 19, cuando los golpistas entraron en Tudela a tiro limpio, no se opuso ni se enfrentó a ellos: simplemente acudió a su puesto, al Ayuntamiento, identificándose como autoridad municipal y exigiendo explicaciones.
Su familia quedó desasistida y no tuvo la oportunidad de conocer a su último hijo. El juicio militar a que fue sometido no tuvo las garantías mínimas para ser considerado legal.
Pablo Arranz fue enterrado en Valladolid, en una fosa común. De él nos queda la memoria, la seguridad de su inocencia y una pequeña descripción física que aparece en los documentos de identificación:
“Estatura alta, color moreno, ojos pardos, pelo negro”
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