divendres, 28 de juny del 2024

Aurora Picornell representaba en sí misma y por sí sola todo lo que los fascistas odiaban"

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ENTREVISTA A LA PERIODISTA CARMEN ORDÓÑEZ

Aurora Picornell y Heriberto Quiñones "tuvieron que luchar, no ya para llevar adelante la revolución en la que creían, sino para frenar a la reacción", nos cuenta Carmen Ordóñez en esta entrevista.




 La foto rota de Auora Picornell en el Parlamen balear.


Las figuras de Aurora Picornell y las conocidas como las “Rojas del Molinar” han adquirido mucha relevancia estos últimos días a raíz del lamentable episodio protagonizado por el presidente del Parlamento balear, el ultraderechista Gabriel Le Senne, y su agravio a estas mujeres represaliadas por el franquismo.  

Una gran desconocida para la mayoría de los españoles, Aurora Picornell es sin embargo toda una institución entre el colectivo memorialista de las Islas Baleares donde se la ha bautizado como ‘La Pasionaria mallorquina’.  Desde lo vivido el pasado miércoles en el Parlament, su nombre no ha dejado de sonar en artículos de prensa y en tertulias de televisión. Se ha hablado mucho de ella, en una vorágine de informaciones en ocasiones no lo suficientemente precisas.

La periodista Carmen Ordóñez conoce bien la historia de esta mujer a la que descubrió cuando trabajaba en una investigación sobre su compañero Heriberto Quiñones, otro gran desconocido y víctima a su vez de la brutalidad fascista. De su trabajo hay publicada una historia novelada de la vida de este sindicalista y luchador antifranquista que bajo el título ‘Heriberto Quiñones y veintiuno más’ será presentada el próximo otoño en un acto en Madrid.

En esta entrevista, Carmen Ordóñez nos acerca a ambas figuras, compañeros de vida y de batallas y víctimas de la vil represión franquista. No olvidarnos de ellos es seguir honrando su memoria.


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Carmen Ordóñez.

AURORA Y QUIÑONES

Isabel García | ¿Qué significan para ti estas dos personalidades en la lucha antifranquista?

Aurora y Quiñones son un exponente de su tiempo. Viven en un momento histórico en que aún se podía concebir un cambio en las estructuras de poder que pudiera derribar el sistema capitalista. En España hubo una oportunidad pero, al mismo tiempo, los años treinta del siglo pasado trajeron el ascenso de los fascismos en toda Europa. Aurora y Quiñones, y otros muchos como ellos, tuvieron que luchar, no ya para llevar adelante la revolución en la que creían, sino para frenar a la reacción.

Y, ¿cuál es su lugar en la Memoria de Baleares?

Aurora era, desde muy joven, un referente que se manifestó en contra de los poderes establecidos. La Iglesia tenía, y me atrevería a decir que aún sostiene, un poder extraordinario en estas islas. Ella, que procedía de una familia de izquierdas, defendió el laicismo, el sindicalismo y el feminismo (fue quien propulsó en Mallorca la celebración del Día de la Mujer Trabajadora). Durante la República ya era la militante comunista más conocida en la isla y viajó con Quiñones a Menorca para difundir allí las ideas del partido. Podría decirse que ambos fueron los impulsores del PC en las Baleares.

Podría decirse que Aurora Picornell y Heriberto Quiñones fueron los impulsores del Partido Comunista en las Baleares

¿Por qué decidiste investigar la vida de Heriberto Quiñones y relatar su historia en una novela?

Viví una temporada en Menorca. Estudiando sobre la historia de la isla y especialmente la historia reciente, descubrí su existencia y me di cuenta de que era un personaje enigmático del que no se conocía casi nada. Leí la biografía que había publicado David Ginard y me interesé aún más. El empujón definitivo fue la lectura del sumario que le llevó al pelotón de ejecución en 1942, cuando él intentaba reorganizar desde Madrid los restos dispersos del partido. No sólo él sino todos sus compañeros fueron héroes y perdedores al mismo tiempo, y me pareció importante que la gente conociera sus historias y sus vidas.

Háblanos un poco de él. ¿Quién era?

Carmen Ordóñez | Heriberto Quiñones González es el nombre con que vivió en España en los años 30 un agente de la Komintern del que no conocemos sus orígenes ni su nombre real. No era un espía ruso, como se ha llegado a decir. Los agentes de la Komintern eran gente dura, de una pieza, entrenados para difundir el ideario comunista en una especie de apostolado. En concreto, Quiñones era lo que se llamaba entonces un instructor de cuadros.

Llegó a ser secretario general del PC en el interior en el peor de los momentos para la historia de España y de Europa, el periodo que va desde la invasión nazi a la URSS, en junio de 1941, hasta la entrada de los EEUU en la guerra, seis meses más tarde. Cuando toda Europa era una cárcel sin apenas esperanza de liberación.

Heriberto Quiñones fue delatado por un compañero; fue detenido, torturado y ejecutado

Quiñones fue delatado por un compañero; fue detenido, torturado y ejecutado. Ya en el primer interrogatorio tuvo que firmar con la huella digital. Le habían roto el espinazo y le habían dejado tetrapléjico. Sus compañeros tuvieron que llevarle ante la tapia en brazos y sujetarle atado a una silla para su ejecución.

Pese a todo, el partido le expulsó acusándolo de espionaje y de traición. Y no fue rehabilitado hasta 1986, cuando Gerardo Iglesias era Secretario General.

De Aurora Picornell se ha dicho mucho estos últimos días. ¿Qué ocurrió que desembocó en un final tan trágico?  

Como te decía antes, Aurora representaba en sí misma y por sí sola todo lo que ellos, los fascistas, odiaban: el laicismo, el feminismo, el sindicalismo y el comunismo. No podían permitirse dejarla con vida: había que ejemplarizar.

El mismo día del golpe de Estado ella iba a viajar, junto con dos de sus hermanos, a Barcelona para participar en las Olimpiadas Populares pero, al escuchar los rumores que ya corrían por las calles, decidió quedarse en Palma.

Fue detenida de inmediato y estuvo arrestada hasta la noche del 5 de enero del 37 cuando -después de que pasara el día con su hija de dos años, a quien pudo ver por ser la víspera de Reyes- hicieron una saca con ella y con sus cuatro amigas, todas ellas conocidas como las Rojas del Molinar.

Circuló la leyenda de que un individuo se paseó al día siguiente por el barrio llevando como estandarte un sujetador ensangrentado. Quizá no sea cierto pero, de serlo, para mí indica más que una violación, un símbolo de ataque al feminismo en sí. Esta es mi opinión personal, desde luego.

Heriberto y Aurora, ¿en qué momento se cruzan sus vidas?

Eran la pareja perfecta porque ambos mantenían un nivel de activismo y compromiso político semejantes

Quiñones era un apátrida y circulaba por ahí con una identidad falsa; con esa excusa era constantemente detenido. Se refugió en Palma a finales de 1931 y se asentó en un barrio obrero, naturalmente. Aurora ya se ocupaba entonces de la edición de Nuestra Palabra, el órgano de difusión del PC, de manera que era lógico que se encontraran. La vida militante no deja mucho espacio para sostener una relación sentimental o formar una familia, a no ser que el compañero o compañera sea alguien que piensa y siente como tú. A mi entender, eran la pareja perfecta porque ambos mantenían un nivel de activismo y compromiso político semejantes.

¿A qué atribuyes la inquina salvaje del régimen franquista contra ellos?

Por lo que respecta a Aurora, ya te dije que ella representaba todo lo que el régimen odiaba. En cuanto a Quiñones, para el franquismo un comunista era una pieza de caza mayor. Más aún, como era el caso cuando le detuvieron, si era el organizador de toda la red del partido. Esos primeros años de la dictadura pueden calificarse como “los años del plomo”. Todo aquel que no manifestara abiertamente su connivencia con el régimen era considerado un enemigo y era tratado como tal.

¿Qué legajos reseñables has encontrado en tu investigación?

El sumario, desde luego, es un documento impresionante. Creo que cualquier español debería pasar algún día por el Archivo de Defensa y solicitar al azar un expediente de aquella época, porque cualquiera de ellos representa una lección de historia y de memoria que todos deberíamos aprender. Pero, en el caso de Quiñones, hay aún un documento que no se encuentra en los archivos estatales, sino ¡en la Fundación Francisco Franco!

En el caso de Quiñones, hay aún un documento que no se encuentra en los archivos estatales, sino ¡en la Fundación Francisco Franco!

Al parecer, era tal el interés que había en torno a Quiñones por parte del régimen, que el propio Franco se interesó por sus escritos. De ahí que se conservara, en el archivo personal del dictador, lo que Quiñones llamó un Anticipo de orientación política, donde el autor expresaba (estamos en 1941) la necesidad imperiosa de pactar con todos los elementos contrarios al régimen y, especialmente, a la Falange. Incluía el autor a monárquicos y carlistas, que ya por entonces manifestaban una tímida oposición, y por supuesto a todas las fuerzas políticas contrarias al fascismo.

Quizá al dictador le parecía peligroso que este escrito cayera en manos de quienes pudieran acometer esta idea, incluso estando en las filas del régimen. El caso es que, inexplicablemente, el manuscrito original se encuentra hoy en manos de una Fundación que aún defiende lo que el autor pretendía combatir, en vez de estar en el lugar adecuado.

Y por último, ¿cómo ves el momento actual y la ola reaccionaria en términos de Memoria Democrática?

Por desgracia, la ola reaccionaria no se ciñe únicamente a la Memoria Democrática. No resulta agradable comparar la actual situación política en Europa con la de los años treinta. La influencia que entonces tenían los partidos de izquierda, amén de los anarquistas, que constituyeron una fuerza muy poderosa, no tiene comparación con la de la sociedad actual. Ahora, jugamos en otra liga, pero la unidad de las izquierdas sigue siendo imprescindible.

Los fascismos resucitan y, al menos en España, vienen abanderados por los hijos y los nietos de los protagonistas de entonces. Son muy peligrosos y son los mismos

Sin embargo, parece que los fascismos resucitan y, al menos en España, vienen abanderados por los hijos y los nietos de los protagonistas de entonces. Son muy peligrosos y son los mismos.

En cuanto a las opiniones tibias de quienes manifiestan que no se nos ha perdido nada mirando hacia atrás, son también muy peligrosas porque en este país no se ha enseñado en las escuelas el mínimo imprescindible para que los más jóvenes puedan juzgar las aberraciones de una dictadura. En cambio, se adoctrina desde los colegios (la Iglesia, una vez más, anda ocupada en ello) en sentido contrario.


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'Heriberto Quiñones y veintiuno más'.
Carmen Ordóñez.
Novela. Memoria Histórica.
Colección Guardianes de sueño 21.
La Linterna Sorda.
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