Todos eran miembros, entre ellos la plana mayor, del batallón republicano nº 219, conocido como batallón Galicia.
Comandados por el dirigente anarquista coruñés José Moreno, todos ellos fueron apresados a finales de octubre de 1937 cuando trataban de escapar de una Asturias que acababa de caer en manos franquistas. Sus captores, un grupo de falangistas y guardias civiles, en lugar de tratarles como prisioneros de guerra, les torturaron, humillaron y fusilaron en el alto de O Acebo. Vecinos de la cercana localidad de A Fonsagrada (Lugo) fueron obligados a cavar las zanjas en que fueron enterrados.
De nada sirvieron las súplicas de los forzados sepultureros para que les permitieran cubrir los cadáveres con ropas o mantas. Los falangistas, que habían despojado a sus víctimas de todos sus objetos de valor y de sus ropajes, no lo permitieron. La pequeña venganza de aquellos enterradores fue divulgar lo ocurrido y permitir que se compusiera así la copla en la que se llegaban a dar los nombres y apellidos de alguno de los asesinos, con la esperanza de que un día acabaran pagando sus crímenes ante la Justicia.
"Los martirios y tragedias que le han hecho pasar al comandante Moreno son imposibles de explicar. Unos le dan bofetadas, otros le dan puntapiés, otros le hacen preguntas al derecho y al revés. Y después de largo tiempo sin darle ningún sustento, una partida de palos le daban por alimento. Una vez hecho cadáver, el comandante Moreno fue llevado hasta la fosa de los demás compañeros…".
Nadie se atrevía a escribir las estrofas en un papel por temor a ser descubierto, así que la copla fue memorizada y transmitida oralmente de amigos a amigos, de padres a hijos. El simple hecho de conocerla suponía mantener viva la memoria de las víctimas y dar a conocer el dramático final.
Video (parte 1 y 2) con los escalofriantes testimonios de testigos:
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