dijous, 27 de novembre del 2025

La València que encerró y castigó a las mujeres 'inmorales' para el franquismo

 https://www.levante-emv.com/valencia/2025/11/23/valencia-encerro-castigo-mujeres-inmorales-124034270.html


El Patronato de Protección a la Mujer fue una institución donde internaban a las mujeres que no cumplían con los parámetros de una mujer 'de bien': madre, esposa y católica

L'Assemblea Feminista organiza una ruta por el 25N que recorre de la mano de especialistas y supervivientes algunos espacios que albergaron estos espacios de represión


Pilar Dasí, Marta García y María Palau, presentan la ruta por los espacios del Patronato en València, este domingo.

Pilar Dasí, Marta García y María Palau, presentan la ruta por los espacios del Patronato en València, este domingo. / V.P.

Violeta Peraita

Violeta Peraita

València

Hace cincuenta años que se murió Franco, pero con la muerte del dictador en 1975 no desapareció su autoritarismo. Pasaron diez años más hasta que se cerró en 1985 (y ya en democracia) el Patronato de Protección a la Mujer, una institución en marcha desde el año 1941 y que se dedicaba a reprimir, controlar, vigilar y encerrar a las mujeres que no cumplían con el ideal de mujer católica que imponía el régimen. Era ‘inmorales’ o se atrevían a decidir sobre su cuerpo o su sexualidad.

El Patronato, la maquinaria franquista que presidía de manera honorífica Carmen Polo, era impulsado desde el Ministerio de Justicia y tenía una red de colegios y reformatorios en todo el Estado español (también en València) donde se encerraban a mujeres jóvenes que se alejaban de la moralidad cristiana. El motivo: "la dignificación moral de las mujeres para prevenir su explotación y apartarlas del vicio bajo una mirada católica". Era un lugar donde había violaciones de los derechos humanos: “privación de libertad, tortura, vulneración del derecho al juicio o trabajos forzados”.

La ruta ante la residencia Madre Sacramento en la calle Hernán Cortés de València.

La ruta ante la residencia Madre Sacramento en la calle Hernán Cortés de València. / V.P.

Lo explican las periodistas María Palau y Marta García, autoras del libro que investiga a esta institución en la Comunitat Valenciana, "Indignas hijas de su patria" y Pilar Dasísuperviviente del Patronato en València en una ruta que recorre cuatro espacios físicos donde actuaba el Patronato, en pleno centro de València. Una actividad organizada por l’Assemblea Feminista en el marco del 25N.

Con el objetivo de poner calle, espacio y nombre a estos lugares de encierro y tortura, el recorrido (que ha congregado a unas cien personas) se ha iniciado en la residencia de las Adoratrices Madre Sacramento, en la calle de Hernán Cortés de València. Allí estuvo encerrada Pilar Dasí cuando tenía 19 años.

“Mi delito: fumar y llevar minifalda”

“Soy una superviviente del patronato. Yo salí en los años 70, pero durante 15 años más mis compañeras fueron víctimas. De suicidios, de maltrato, de robo de bebés, de privación de libertad”. ¿El delito? “Ir al cine, fumar o ponerme una minifalda”, rememora Dasí. Estaban encerradas sin juicio, sin sentencia ni condena. Controladas por las llamadas ‘Guardianas de la Moral y la decencia’, casi siempre mujeres consideradas ejemplares y religiosas. El yugo de las ‘desviadas’, las ‘brujas’, las ‘viciosas’.

No se conocen las cifras totales, señalan Palau y García, pero a modo de ejemplo, en 1952, había 41.335 muchachas en todo el Estado español. La segunda parada ha sido la Casa Familia Sagrado Corazón de la orden religiosa de las Oblatas, una de las organizaciones que más se implicaron en esta labor de “moralizar” a través de la fuerza junto a las Adoratrices.

En la calle Pascual i Genís se puede ver la majestuosa entrada, ahora anónima a los peatones, sin cartel que identifique su actividad. El control no se reducía al ingreso a la fuerza en una institución (una vez entrabas, el Estado retiraba la patria potestad a tus padres y quedabas a la suerte de lo que el régimen quisiera hacer de ti), sino que las Guardianas de la Moral frecuentaban espacios de ‘conflicto’ como bares, cines e incluso peluquerías (donde las mujeres se juntaban) para identificar a las ‘pecadoras’. Una vez salías (casi siempre porque te casabas), vigilaban que no se te salieras del redil.

Trabajos forzados

Las investigadoras explican que las muchachas aprendían a bordar a la fuerza y realizaban trabajos forzosos para empresas textiles valencianas. La producción había de ser tal que eran amenazadas “si no acababan el trabajo del día no podían ir a amamantar a sus bebés, por lo que la resistencia era ayudarse las unas a las otras para poder terminar antes”.

El Patronato era “transversal”, como dicen las periodistas, hasta el punto en el que “perseguía, controlaba y castigaba a toda la población femenina”. No solo a través del aparato franquista sino también con el control del tejido social a las órdenes del régimen.

La que fue la Junta Provincial del Patronato en la calle Maestro Chapí, 3.

La que fue la Junta Provincial del Patronato en la calle Maestro Chapí, 3. / V.P.

De Pascual y Genís el grupo camina a la que fue la Junta Provincial del Patronato en la calle Maestro Chapí, 3. La institución que controlaba estos centros de ‘protección’ a la mujer. En la década de los ochenta las funciones en esta materia se traspasaron a las autonomías, aunque todavía es difícil acceder a toda la documentación de la época, tal como recuerdan las investigadoras.

La cuarta parada es en la avenida de la Alameda, donde estaba la clínica la Cigüeña y se procedía a maltrato en partos y robo de bebés de chicas recluidas en el Patronato. Si esta institución de la represión franquista se extendió diez años más a la muerte del dictador fue, según las expertas, porque los asuntos que afectan a las mujeres se quedaron en el segundo plano. “Siempre había cosas más importantes que ocuparse y mientras tanto, miles de chicas seguían encerradas en conventos reconvertidos en reformatorios y sufriendo el robo de bebés, torturas y maltratos”. Contra el olvido estos trabajos, estas investigaciones, memoria y feminismo.