dijous, 2 d’abril del 2015

Muchos indicios pero ninguna certeza sobre el paradero de Lorca


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ANA ISABEL CERRO / 1 Abr 2015
Una de las zonas donde se realizaron excavaciones, en Alfacar.Una de las zonas donde se realizaron excavaciones, en Alfacar.

Como si se tratara de la lenta y exasperante aproximación en espiral hacia un centro cuyo ubicación exacta se desconoce, las investigaciones geológicas y arqueológicas en la zona de fosas comunes donde estarían los restos de García Lorca no acaban de aportar certezas. Los expertos intuyen que están cada vez más cerca, pero todavía no lo pueden certificar.

La disparidad de conclusiones en las diferentes indagaciones históricas está haciendo más difícil los trabajos, sobre después de la amarga decepción de 2009, cuando las excavaciones en el lugar señalado por las investigaciones del hispanista Ian Gibson no dieron los frutos deseados.

En esta ocasión se han detectado “tres alteraciones del subsuelo en la zona delimitada por el estudio geoarqueológico como la más probable para la ubicación de los pozos buscados”. La Dirección General de Memoria Democrática ha recibido ya el informe realizado por un equipo de especialistas sobre los trabajos llevados a cabo en la zona donde se cree que podría estar enterrado Federico García Lorca, en Alfacar (Granada). El documento no llega a aportar “certezas” de a localización de fosas comunes, por lo que queda a la espera de otras actuaciones o la aparición de restos óseos para continuar con la “colaboración institucional”.

En estos términos, de nuevo decepcionantes, se ha manifestado la Dirección General en un comunicado sobre la conclusión final de los investigadores sobre las tareas llevadas a cabo desde noviembre de 2014 a marzo de 2015.

‘BASTA DE MONTAR ESPECTÁCULOS’
Esta vez, sin embargo, desde la derecha se está guardando un respetuoso silencio ante la falta de resultados tangibles. El asesinato y enterramiento anónimo del más universal de los artistas nacidos en Granada sigue despertando sentimientos de incomodidad y embarazo en la derecha granadina, en general muy reacia a cualquier iniciativa vinculada a la memoria histórica.

El Ayuntamiento de Granada, dirigido por el popular José Torres Hurtado, es la encarnación institucional más palpable de esa actitud, que se traduce incluso en la resistencia a cumplir la legislación sobre memoria, ya sea en lo relativo a retirar monumentos fascistas como en lo referente a identificar y rotular espacios vinculados a los crímenes de la guerra y la dictadura.

En diciembre de 2014 y ante la falta de certezas por los investigadores sobre el paradero de Lorca, el PP de Granada exigía al Gobierno andaluz presidido por Susana Díaz que dejara “de montar espectáculos publicitarios en torno a la memoria histórica y comience a usar el dinero de los andaluces en proyectos productivos y de futuro”.

En una nota que debería haber sonrojado a toda la dirección andaluza del partido, la vicesecretaria general del PP, Marifrán Carazo, manifestaba que “tras el enésimo fracaso del teatro montado por la Junta” en torno a la búsqueda de los restos del poeta Federico García Lorca en Víznar, “es hora de que el Gobierno andaluz retire las máquinas destinadas a las excavaciones para siempre y las envíe a los muchos puntos de la provincia en la que hay carreteras, hospitales o colegios por construir o arreglar”.

Sin pronunciar ni una palabra de compasión o dar el más mínimo signo de empatía hacia las víctimas,  Carazo lamentaba “que todo el movimiento de tierras que hace la Junta en Granada sea ese, cuando en La Alpujarra, en el Poniente o en el Área Metropolitana hay miles de habitantes cuya movilidad es difícil porque la Junta se niega desde hace años a construir carreteras”.

‘EN BUENA LÓGICA…’
Las tres alteraciones a que se refiere este último estudio se encuentran “en las cotas señaladas en la investigación arqueológica y documental para el suelo original del terreno con anterioridad a la obra del campo de fútbol”, que se construyó en el paraje, en el Peñón del Colorado, a mediados de los 90. “En buena lógica, cabría pensar que se han localizado los mencionados pozos. No obstante, no se puede tener la certeza del hallazgo hasta su constatación por el método arqueológico”, se indica en el informe.

A la vista del contenido del documento, la Dirección General de Memora Democrática ha afirmado que queda “a la espera” de que nuevas actuaciones permitan dar certeza sobre la localización de las fosas y la aparición de restos humanos en las mismas, para continuar con la colaboración institucional.

La investigación objeto de este informe, llevada a cabo por el catedrático emérito de Geografía Física de la Universidad de Zaragoza José Luis Peña Monné y la directora  del Laboratorio Geoarqueológico de la Facultad de Ciencias Naturales de Tucumán (República Argentina), María Marta Sampietro Vattuone, están amparadas en la Orden 14 de mayo de 2014 de la Vicepresidencia y Consejería de Administración Local y Relaciones Institucionales de la Junta de Andalucía, ha seguido los parámetros espaciales referidos en las investigaciones llevadas a cabo por el historiador y escritor, Miguel Caballero.

HAY QUE CONTINUAR
Los trabajos han sido coordinados por el arqueólogo Javier Navarro, que, en declaraciones a Europa Press, ha defendido que los resultados del informe deberían precisamente a llevar a continuar con la investigación, ya que los sondeos arqueológicos serían los que confirmarían o no la existencia de fosas.

De hecho, ha recordado que el georradar no es capaz de localizar huesos, pero ha destacado que la ubicación de esas tres alteraciones, precisamente en la zona y en la cota a la que se sospecha que podría haber pozos usados a modo de fosas, debería derivar en una tarea arqueológica.

El investigador Miguel Caballero ha indicado a Europa Press que el equipo no va a cejar en su empeño, aunque ya no cuenten con fondos de la Junta de Andalucía, y ha recordado que sobre la ubicación de la posible fosa hay numerosos testimonios orales, pero “lógicamente”, ninguna evidencia física “aún”.