dijous, 2 d’abril del 2015

El tendero republicano


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Antonio López, imputado por un delito contra las instituciones del Estado por la convocatoria de Rodea el Congreso, vende cientos de artículos estampados con la bandera tricolor


Antonio López Moreno, responsable de La Tienda Republicana. / HENRIQUE MARIÑO
Antonio López Moreno, responsable de La Tienda Republicana. / HENRIQUE MARIÑO
“Hoy no milito en nada”, advierte Antonio LópezMoreno (Almería, 1961), aunque su currículo político-social es una sopa de siglas: UJM, ORT, IU, SAT... Desde que se enrolase en la Unión de Juventudes Maoístas hasta que se apeó del Sindicato Andaluz de Trabajadores, no ha dejado de agitar la misma bandera, cuyos colores (rojo, amarillo y morado) tiñen su última afiliación: La Tienda Republicana, un local donde sólo se venden objetos relacionados con la causa.

Su hoja de ruta residencial, como la política, es sinuosa. Aunque Moreno nació en Almería, pronto se trasladó con su familia a Elche, donde sus hermanos se aplicaron en la industria zapatera. Su padre había rebañado las suficientes pesetas en Alemania para poder comprarse “un pisito” en la localidad alicantina, dejando atrás un minúsculo pueblo de la Andalucía profunda, “un pueblo que ni siquiera sale en los mapas”. Heredó su ADN (otra sigla) obrero y también el de su abuelo, anarquista: “Soy un comunista libertario”.

Cuando murió Franco, abrazó a los cachorros de la Organización Revolucionaria de Trabajadores. “Tenía catorce años y era monaguillo”, recuerda Antonio, quien una década después daría el salto a Izquierda Unida. “Ojo, no era nadie y sigo sin serlo. Sólo soy un tío que se mete en todos los fregados”. En uno de ellos, la huelga general del 14N, fue detenido, mientras que la convocatoria del 25S le valió una imputación por un delito contra las instituciones del Estado. Había fundado a plataforma ¡En Pie! y quería rodear el Congreso, pero el juez archivó la causa y justificó la protesta “ante la convenida decadencia de la denominada clase política". Él no llegó a entrar en la Audiencia Nacional porque se declaró objetor de conciencia. "Lo único que he hecho ha sido pensar, hablar libremente y manifestarme", dijo a sus puertas.

Ahora vive en Jérez del Marquesado, un municipio granadino a los pies de la cara norte de Sierra Nevada, aunque tiene un pie en Madrid, donde ha montado la tienda después de despachar el género durante dos años a través de internet. “He hecho de todo menos estudiar y fui un bala perdida, pero también un pionero del turismo rural y del merchandising republicano”. O sea, de la promoción comercial de la Segunda República. “Había gente que tenía puestos o negocios que vendían cosas sueltas, pero nosotros somos la primera tienda republicana de Madrid, de España y del mundo”, especula mientras señala algunos de los 250 artículos disponibles.

Triunfan los pines, las pulseras, los llaveros, las camisetas y, sobre todo, las banderas. “La que más se vende es la libre, porque las nuevas generaciones no se identifican con los escudos ni con la heráldica, aunque también gusta la de la estrella roja”. Un simple vistazo permite enumerar sudaderas, parches, mecheros, bufandas, tazas, pendientes, relojes, toallas, papel de liar, zapatillas y hasta una funda que traviste el DNI para que parezca que ha sido expedido por el Gobierno de la República, a la que le han dedicado una placa de calle.

“Es nuestro granito de arena para construir la Tercera”, afirma Antonio, que espera recibir antes del aniversario del 14 de abril una tricolor con el escudo del Madrid, el Atlético y el Rayo. “El 15M ha recuperado la conciencia republicana y por aquí se acercan muchos jóvenes, aunque nos hace mucha ilusión cuando vienen a visitarnos los exiliados, los ateneístas, los querellantes argentinos y gente que, para cumplir la última voluntad de sus familiares, nos pide una bandera para cubrir el féretro”.