Desde Andalucía, tan cercana a mi corazón, hasta Cataluña, donde Usted consagró su primera visita, ha querido Usted instalar su reino bajo el símbolo de la tolerancia, la diversidad y la modernidad. Es la razón por la cual vuestra presencia significa tanto para París, ciudad cosmopolita y generosa, humanista como Vosotros, abierta a nuestro mundo y a nuestro siglo. Y todo, hasta nuestra forma de hablar, nos une. Hablo, de hecho, de la fuerza similar de nuestros idiomas donde sus raíces tan cercanas, parecen fusionarse amorosamente, mientras engendran una misma manera de ver, hablar y actuar en el mundo.
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