El edificio (1931-1933) La obra de Manuel Sainz de Vicuña Camino
La nueva obra de la "Prisión Modelo" femenina de Ventas fue encargada por Victoria Kent, primera Directora General de Prisiones de la historia de España, a Don Manuel Sainz de Vicuña Camino, arquitecto de plantilla, que ya había realizado los proyectos de las prisiones de Torrero (Zaragoza) y Reus (Tarragona).
En mayo de 1931, la sugerencia que hizo al arquitecto fue la de que hubiera "mucha luz. Una casa como la que quisiera uno para vivir. Luz por todas partes". El edificio, inaugurado en septiembre de 1933, desgraciadamente demolido en la década de los setenta, fue una obra señera de la novísima corriente Racionalista en arquitectura.
El terreno público cedido en 1931 para la construcción de la cárcel se situaba en uno de los límites de la expansión de Madrid al Este. Limitaba al Norte con la calle Marqués de Mondéjar, al Oeste con la Calle Nueva del Este -actual Rufino Blanco-, al Sur con el Paseo de Marqués de Zafra y al Este con el Nuevo Pasaje del Madrid Moderno y los descampados del Arroyo del Abroñigal, por donde actualmente discurre la autovía de circunvalación M-30.
En esta transposición de orientación Norte se observa la ocupación actual del solar, repartida entre el complejo residencial de los setenta y el parque municipal.
La siguiente imagen reproduce la perspectiva original proyectada por Manuel Sáinz de Vicuña Camino, vista desde el final de la calle Marqués de Mondéjar, con la fachada anterior y la puerta principal de entrada. A ambos lados de la misma, separados del cuerpo principal de galerías, los pabellones de administración, recogida de paquetes y viviendas de la plantilla.
La misma perspectiva, en fotografía correspondiente a 1933, perteneciente al archivo del arquitecto, amablemente facilitada por su nieto Don Manuel Sainz de Vicuña y Melgarejo:
La fachada posterior y todo el lateral Este de la prisión, en fotografía tomada desde el desmonte que terminaba en el arroyo del Abroñigal, con las casas de la actual calle de Rufino Blanco al fondo, a la izquierda:
La vista exterior confirma el comentario que de la prisión hizo el escritor Agustín de Figueroa, hijo del conde de Romanones, cuando fue encarcelado allí en 1936: "amplia, muy blanca, de ese estilo alemán que interpreta una cárcel lo mismo que un bar, tiene algo de colegio, de barco y de clínica" (Memorias del recluso Figueroa, 1939).
La misma fachada posterior del lateral Sur, en una toma más cercana:
La nueva Prisión contaba con amplios espacios bien iluminados por anchas ventanas, patios con fuentes, terrazas para las salas de presas madres con sus hijos, celdas individuales, salón de actos -que no capilla- y biblioteca, además de una sección separada para presas políticas y sociales. La siguiente imagen del mismo archivo nos presenta uno de los patios, con las bocas de riego en el centro:
Otro de los patios, contemplado desde una posición más elevada:
Las galerías estaban formadas por once celdas para una o dos personas a cada lado, con rejillas en la parte alta de los tabiques de separación, con los lavabos al fondo. Según testimonios como el de Dolores Botey Alonso (Mis memorias. Diez años, tres meses y 120 días de prisión, 2010) cada galería constaba en total de 27 celdas, de 13 por 14 baldosines cuadrados de 18 cms.
Aparte de las terrazas para los baños de sol destinados a las presas madres con sus hijos, una de las características singularizadoras de esta primera prisión concebida específicamente para mujeres era el departamento de niños, así como la sala de costura.
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