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“De ahora en adelante, quien elija la profesión de maestro, pudiendo seguir otros caminos, lo hará porque a ello le impulse la vocación… Sin buenos maestros, todo lo que se haga en beneficio de la escuela resultará estéril”, Rodolfo Llopis.
Los ojos de Hipatia entrevista en esta ocasión al profesor Wilson Ferrús Peris por su estudio Mestres de la República a l’Horta Sud. Il.lusions trencades, vides partides, donde se reivindica la historia, la memoria, de treinta y tres biografías de maestros y maestras que ejercieron su vocación, la de docentes, en la comarca de l’Horta Sud (Huerta Sur), Valencia, hasta que tuvieron que enfrentarse a largos procesos de depuración y represión por parte del bando franquista.
En este libro, Ferrús, de una forma brillante y tras una investigación intensiva y detallada, relata todos los procesos a los que tuvieron que enfrentarse los maestros y maestras una vez iniciada la guerra y tras ella, ya en el período de paz. El lector encontrará en esta obra el relato de las diferentes leyes promulgadas para organizar los sistemas de represión que el franquismo utilizó para depurar y sancionar las presuntas responsabilidades políticas de cualquier ciudadano declarado rojo o no afecto al movimiento, y en concreto, cómo afectó este sistema represivo sobre el cuerpo de docentes en l’Horta Sud. Con este estudio, el lector podrá darse cuenta del tejido creado por el franquismo para reprimir al bando vencido, y especialmente, la crueldad con la que se ejerció ese sistema represivo contra los maestros, y especialmente las maestras, quienes encarnaban la antitesis de la mujer ensalzada por el franquismo. Desde el año 36, los golpistas fueron elaborando, y perfeccionando con los años, “los organismos de una represión, planificada, organizada y centralizada”, como indica la profesora María del Carmen Agulló en prólogo del libro, “de forma que su brazo llegase a todas las personas. La violencia del régimen dictatorial respondía a un plan perfectamente orquestado con una clara voluntad de destrucción de todo elemento disidente o considerado como tal”.
Gracias a la investigación de Wilson Ferrús, además, de conocer la represión ejercida contra el cuerpo de Magisterio Primario en la comarca de l’Horta Sud, tendrá la ocasión de acercarse a la vida de maestros y maestras como: Álvaro Gómez Constant, Amparo Navarro Giner, Anacleto Moliner Serrano, Andrés Arizo Samper, Antonio Ferrando Asensio, Avelino Claudio Villalonga, Braulio Asensio Pinazo, Carmen Herrero Fenech, Concepción Aguado Martínez, Consuelo Sempere Sanjorge, Consuelo Vicedo Calatayud, Consuelo Villanueva Albert o Dionisio Ríos Rubio, entre otros, que son todo un ejemplo de compromiso, y lucha, con la enseñanza y con un ideal de ciudadano y ciudadana, que los golpistas intentaron cercenar, y desterrar al olvido, desde que se iniciase la guerra en 1936. Sin embargo, Ferrús rescata esa memoria olvidada a través de este estudio que desvela los procesos de depuración que vivieron todo el cuerpo de funcionarios, y especialmente, los maestros, quienes fueron víctimas de una violencia sutil, que no física, pero que les condenaba en la mayoría de los casos al más cruel ostracismo.
Ferrús sumergirá al lector a través de estas páginas en ese oscuro organigrama que ya se empezó a tejer en el 36 por parte de los golpistas. “La represión del franquismo empezó en el 36, de hecho, en las primeras plazas que toman ya aparecen listados, públicos, con nombres y apellidos de quienes no son afectos al régimen y hay que eliminar. Esto se irá relajando después, en el sentido, de que no hay tantos fusilamientos ni expulsiones, pero en esos primeros años, antes de dar el golpe de estado, los golpistas ya disponían de una relación de maestros, de profesores, que había que apartar. El éxito del régimen franquista, además, de otras cuestiones de índole internacional, que duró 40 años, está en la represión sobre los maestros que ya empezó en el año 36. Conforme van ocupando más territorios van mejorando ese proceso de represión, lo van haciendo más sistemático, más ordenado. Cuando llega el final de la guerra ya tienen un organigrama, un sistema, perfecto que se llevará acabo de forma más cruel durante los primeros años de la dictadura, los llamados años de terror. Las cifras después se relajaron ya que no pueden eliminar a todo los maestros, no hay suficientes, y recuperan a los que ellos consideran salvables, a los otros los eliminan. Así consiguen que el golpe triunfe gracias a un sistema de represión y la legislación militar. Las medidas de depuración fueron, más que punitiva, preventiva. Crearon el miedo en la gente para que no se revelaran de ninguna de las maneras. Por ejemplo, en la Modelo estuvieron encerrados todos los profesores de l’Horta Sud, menos Amparo Navarro que era mujer, y estaba en la provincial de mujeres. A los juicios hay que sumar las condiciones en las que vivieron dentro de las cárceles. Por dar un dato: la celular de Valencia tenía la capacidad de presos en 500 presos, con la República había 200 y pico presos, cuando se da el golpe de estado en Valencia había 15.000 presos encerrados allí, entre el 39 y el 42, por allí pasaron 35.000 personas, en abril del 39, y junio 44, en época ya de paz. A ello hay que sumar las sentencias de muchos de los maestros que se quedaron con el 50% de sueldos, otros sin sueldo y sin trabajo, otros con trabajo pero sin sueldo, con familia que mantener, y claro estaban así hasta que saliese una sanción definitiva, pero claro mientras tanto ese maestro estaba apartado. En Picassent, había un maestro que pidió la posibilidad de dar clases particulares en su casa pero le dijeron que no porque estaba en preventiva. A ello había que sumar los tribunales de responsabilidad política que les permitían que te quitasen las propiedades tanto si estabas vivo como muerto, dejando a tus herederos sin nada. Todas estas medidas represivas condenaban a las víctimas al silencio, de hecho, yo con la mayoría de hijos de maestros republicanos que he hablado, casi todos, el 90% coincide en afirmar que jamás habló de esa época y jamás se hablaba de política”.
Pero, qué supuso la llegada de la República para que los golpistas viesen con especial amenaza a los maestros y maestras que habían ejercido su profesión durante los años republicanos. “Realmente lo que supuso la llegada de la República en el 31 fue una ruptura total y absoluta con el modelo anterior. El 50% de la población era analfabeta, el 50% de los niños que tenían que asistir al colegio no lo hacen, de esos dos millones de niños que accedían a la escuela después a bachiller solo accedían setenta y pico mil y a lo mejor 40 y pico mil eran los que terminaban. Se encuentran con unos colegios en pésimas condiciones, en algunos centros, tienen que sacar a las bestias y a los animales antes de entrar los niños, y el 50% son locales alquilados. Esta situación es la que se encuentra la República, además, de una deuda de veinticinco mil millones de pesetas que les ha dejado la monarquía, además de una crisis económica. Solo había 75.000 unidades escolares, y encima la iglesia tenia potestad sobre las escuelas, que también estaban en manos de los caciques, paralelamente, las escuelas rurales estaban dejadas de la mano de dios y del estado. Era una situación tremenda. Cuando se instaura la República, en diciembre lanzan el decreto por el que crean siete mil plazas escolares más de maestros, en un año crean siete mil escuelas y en dos años no pueden cumplir el plan quinquenal, porque no hay dinero, pero, todavía aumentan en dos mil seiscientas más, en dos años crean nueve mil seiscientas escuelas. Por poner un ejemplo en Madrid había seis centros escolares, en treinta años habían creado solo seis centros escolares, con la República se crean 18. En los presupuestos dedicados a comedores escolares y roperos cuando llega la República hay doscientas mil pesetas, cuando acaba hay dos millones cien mil pesetas; las colonias escolares había doscientas mil pesetas, cuando acaba la República hay seiscientas mil pesetas. De dónde sacan el dinero: crean el plan nacional de cultura con el cual pretenden inyectar cuatrocientos millones, una deuda, pública, ahí es donde tienen que estar las deudas públicas, no en los bancos, que se compromete a pagarla en equis años. A parte de todo esto, como yo opino, Rodolfo Llopis es el alma mater de la reforma pedagógica, él propone incentivar las escuelas, que éstas sean del estado y potestad del estado, y con ello, crear buenos maestros, para lo que crean el plan profesional del año 31… En definitiva, potenciaron las luces de la República, la famosa alma, por eso María Alma, el alma de la escuela, es la semilla…”, aclara Ferrús, aunque, como también subraya, “las ilusiones que despertó la República no fue en todos, eso también es una leyenda urbana, pero eso también fue culpa del franquismo ya que culpó a la Institución Libre de Enseñanza y a la educación de que eran todos rojos, malos, y eso es mentira. No había tanto maestros, más bien una tercera parte, y de esa tercera parte realmente implicados en la lucha antifascista una minoría. Contra éstos es contra los que actúa de una manera dura y sin contemplaciones el franquismo”. En efecto, la Segunda República, “la República de los maestros”, como tildó Marcelino Domingo, primer Ministro de Instrucción Pública durante la República, otorgó una gran importancia a la educación, y especialmente, a la educación primaria. El modelo educativo de la República abogaba por una educación laica, pública, universal, bilingüe, solidaria, obligatoria, y gratuita en primaria, facilitando económicamnte el acceso a la ciudadanía a la educación secundaria y universitaria. Los maestros/as tenían la crucial tarea de formar y educar a los futuros ciudadanos del país, al fin y al cabo, a la nueva ciudadanía del país.
Sin embargo, con el golpe de estado, el franquismo “eliminó la ideología, todo aquel modelo que representase las instituciones republicanas. Todo lo que había hecho la República lo eliminaron, lo reprimieron, y lo presentaron como demoniaco. Y ahí juega un papel importante la mujer, porque es doblemente castigada que el hombre, porque no solamente representa lo mismo que el hombre en cuanto a mujer republicana, frente al ángel del hogar nacionalcatolicista, sino porque es el modelo de mujer republicana que no puede permitir en un colegio, la mujer representa más ahí que el hombre. Estas cuestiones son las que llevan a la militarización de la justicia que empieza ya con los bandos del 36, que declara el estado de guerra en todas las provincias que van ocupando. En agosto, el siguiente bando es que extienden el sumario ordinario a todos los ámbitos. Todo pasa por tribunales militares, y en noviembre, es cuando eliminan los sumarios ordinarios y establecen el sumario de urgencia para estos delitos, la militarización de la justicia está hasta el año 75, y eso creo yo que es donde está el éxito del franquismo durase tanto. Crean una red represiva perfecta”.
En este estudio se desvela, además, la doble calvario que vivieron los maestros, ya que eran tratados de forma distinta al resto de funcionarios. “Los estudios sobre la figura del maestro durante el franquismo, muchos de los estudios que se han hecho y que resalta María del Carmen Agulló, se centran en la depuración que hubo en magisterio, éste no se centra solamente en la depuración de magisterio, sino que se centra en lo que es la represión franquista contra el magisterio primario. El franquismo no solo fue preventivo contra magisterio, no solamente hizo las técnicas de depuración, muchos de ellos pasan por varias procesos penales y punitivos que otros funcionarios no pasan, y los maestros sí. Cuando las tropas franquistas ocupan Valencia las comisiones depurativas no estaban en marcha todavía, pero estos tuvieron mucha prisa porque tenian que empezar el curso escolar y otra porque querían depurar lo máximo posible. Por tanto, crean muchos juzgados especiales, como el Juzgado Especial de Funcionarios, y éste era el encargado de depurar a los maestros funcionarios. Los maestros podían sufrir diferentes juicios y procesos a diferencia de otros funcionarios. Estos maestros no pasan solamente por los procesos de depuración, que es normalmente lo que se ha estudiado, sino que se crea todo un tejido legislativo punitivo preventivo y de castigo ideológico que se pone en marcha que podía hacer que sobre una misma persona recayesen tres o varios procesos judiciales. Todo eso mientras esa persona estaba en prisión o en libertad condicional, y evidentemente, eso suponía que no podían ejercer como maestros”.
Por último, en Mestres de la República a l’Horta Sud. Il.lusions trencades, vides partides, Wilson Ferrús Peris consigue recuperar del silencio, del olvido colectivo, la vida y persecución de maestros de l’Horta Sud de una forma magistral, tras un exhaustivo trabajo de investigación que le ha llevado a rodearse de legajos judiciales, y la voz de los decendientes de estos maestros, para completar una investigación que acercará al lector a las penurias que vivieron los maestros durante la guerra y, ya instaurado el franquismo. Sin duda, gracias al trabajo de Ferrús este estudio de microhistoria nos permite ahonar más en esa historia con mayúsculas que también fue transformada por estos pequeños héroes que a veces, desgraciadamente, quedan en el olvido.
Por Arantxa Carceller
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