La Alemania nazi cometió asesinatos masivos en una escala sin precedentes. Los nazis, sus aliados y sus colaboradores mataron a seis millones de judíos. Este genocidio sistemático y patrocinado por el estado se conoce ahora como el Holocausto, pero los nazis, sus aliados y sus colaboradores también cometieron otras atrocidades masivas. Durante la Segunda Guerra Mundial, también persiguieron y mataron a millones de personas que no eran judías.
Hechos clave.
Seis millones de judíos perecieron en el Holocausto.
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El régimen de la Alemania nazi asesinó sistemáticamente a personas judías en cámaras de gas, en operaciones de fusilamiento masivo y mediante privaciones deliberadas, enfermedades y tratos brutales.
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Los nazis también atacaron a otros grupos, a los cuales persiguieron y asesinaron en masa. En estos grupos se incluían prisioneros de guerra soviéticos, polacos étnicos, romaníes y personas con discapacidades, entre otros.
La Alemania nazi cometió asesinatos masivos en una escala sin precedentes. Antes, pero especialmente durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen de la Alemania nazi perpetró el Holocausto y otras atrocidades masivas. Tras estos crímenes, calcular la cantidad de víctimas se volvió importante por razones legales, históricas, éticas y educativas.
Las siguientes estadísticas se calcularon con base en numerosas fuentes, las cuales incluyen informes y expedientes que sobrevivieron a la Alemania nazi, estudios demográficos de antes y de después de la guerra, expedientes elaborados por los judíos antes y después de la guerra, documentación creada por grupos de resistencia y activistas clandestinos, así como otras fuentes de archivos existentes y disponibles.
Estas estadísticas de muertes dejan al descubierto la enormidad del Holocausto y de otros crímenes nazis. Constituyen un punto de partida para confrontar la escala de las pérdidas humanas provocadas por la Alemania nazi.
¿Cuántas personas judías murieron en el Holocausto?
En total, seis millones de hombres, mujeres y niños judíos fueron asesinados por el régimen de la Alemania nazi, sus aliados y sus colaboradores. Este genocidio se conoce ahora como el Holocausto. El antisemitismo fue la base del Holocausto. El antisemitismo, el odio y los prejuicios contra los judíos fueron los principios básicos de la ideología nazi. Este prejuicio también era común en toda Europa.
Durante el Holocausto, los nazis, sus aliados y sus colaboradores asesinaron a los judíos en muchos lugares y usando diversos métodos. Los dos métodos principales de asesinato que emplearon fueron el gas venenoso y los fusilamientos masivos. También asesinaron a judíos en otros actos de violencia y al negarles deliberadamente el acceso adecuado a alimentos , refugio, atención médica y otras necesidades.
Las siguientes estadísticas indican la cantidad de judíos que murieron en los centros de exterminio (a veces conocidos como campos de la muerte o campos de exterminio), en operaciones de fusilamiento masivo y masacres relacionadas, como prisioneros en campos y ghettos, y en otros actos de violencia fuera de los lugares de detención.
Tabla 1. Detalle y explicación de cómo fueron asesinados seis millones de judíos en el Holocausto
Judíos asesinados | Explicación |
Aproximadamente 2.7 millones de judíos fueron asesinados en los centros de exterminio. | El régimen de la Alemania nazi construyó cinco centros de exterminio específicamente para asesinar a las personas judías con gas venenoso. Esos centros fueron Chełmno, Belzec, Sobibor, Treblinka y Auschwitz-Birkenau. Vea el desglose de esta cifra por centro de exterminio en la tabla 2. |
Unos dos millones de judíos fueron asesinados en operaciones de fusilamiento masivo y masacres relacionadas. | Los alemanes, sus aliados y sus colaboradores efectuaron operaciones de fusilamiento masivo y masacres relacionadas contra los judíos en más de 1,500 ciudades, pueblos y aldeas de toda la Europa oriental ocupada. |
Entre 800,000 y 1,000,000 de judíos fueron asesinados en ghettos, en campos de trabajo y en campos de concentración. | En los ghettos, en los campos de concentración y en los campos de trabajo creados por los alemanes, sus aliados y sus colaboradores, los judíos fueron asesinados mediante privaciones deliberadas, enfermedades, tratos brutales y actos arbitrarios de violencia. |
Al menos 250,000 judíos fueron asesinados en otros actos de violencia fuera de los campos y los ghettos. | Los alemanes, sus aliados y sus colaboradores mataron a personas judías en actos de violencia y de privación que ocurrieron fuera de los lugares de detención (campos y ghettos). Esto incluye a los judíos asesinados en disturbios antisemitas, en ejecuciones individuales, como partisanos y en camino hacia y entre los lugares de detención (en marchas forzadas, trenes y barcos). |
No existe ningún documento de la Alemania nazi que registre todas las muertes del Holocausto. Más bien, hay cientos de miles de páginas que de documentos de la Alemania nazi donde se registró esta información. Uno de los aspectos que mejor documentaron los perpetadores del Holocausto fue el transporte a los centros de exterminio y las operaciones de gaseo en esos lugares. Como resultado, ahora sabemos con cierta especificidad y precisión la cantidad de muertes en cada uno de los cinco centros de exterminio del Holocausto.
En la tabla 2 se muestra el desglose de los 2.7 millones de víctimas judías asesinadas en los cinco centros de exterminio.
Tabla 2. Cantidad de víctimas judías asesinadas por los nazis en los centros de exterminio
Centro de exterminio | Cantidad de víctimas judías |
Al menos 167,000 | |
Aproximadamente 435,000 | |
Al menos 167,000 | |
Aproximadamente 925,000 | |
Complejo del campo de Auschwitz (incluidos los gaseados al llegar al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau y a los asesinados en el campo por otros medios) | Aproximadamente 1,000,000 |
Subtotal | Aproximadamente 2.7 millones de judíos fueron asesinados en los centros de exterminio. |
En total, seis millones de judíos murieron en el Holocausto. Esta cifra se calcula a partir de documentos de la Alemania nazi y de datos demográficos de antes y después de la guerra.
¿A cuántas personas no judías asesinaron los nazis y sus aliados entre 1933 y 1945?
Los nazis, sus aliados y sus colaboradores asesinaron a seis millones de judíos en el genocidio que ahora se conoce como el Holocausto. Pero también asesinaron a millones de personas que no eran judías entre 1933 y 1945.
La tabla 3 indica la cantidad aproximada de personas no judías asesinadas por el régimen de la Alemania nazi, sus aliados y sus colaboradores por razones biológicas, raciales, políticas o ideológicas.
Tabla 3. Cantidad de personas no judías asesinadas por la Alemania nazi, sus aliados y sus colaboradores (por grupo)
Grupos no judíos perseguidos por el régimen de la Alemania nazi, sus aliados y sus colaboradores | Cantidad de víctimas no judías |
Prisioneros de guerra soviéticos | Alrededor de 3.3 millones |
Alrededor de 1.8 millones | |
Hombres, mujeres y niños romaníes, así como otras personas clasificadas peyorativamente como “gitanas” | Por lo menos 250,000 pero posiblemente hasta 500,000 |
Civiles serbios asesinados por las autoridades de Ustaša en el Estado Independiente de Croacia. | Más de 310,000 |
Personas con discapacidades internadas en instituciones y centros de atención | 250,000 a 300,000, incluyendo al menos 10,000 niños |
Disidentes y opositores políticos alemanes | Decenas de miles |
Alemanes encarcelados en campos de concentración como “criminales profesionales” y “asociales” | Unos 35,000 |
Testigos de Jehová asesinados en campos de concentración o ejecutados por rehusarse a servir en las fuerzas armadas alemanas | Unos 1,700 |
Hombres gays, bisexuales y otros acusados de homosexualidad | Cientos, posiblemente miles |
Cifra desconocida, quizá cientos |
Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes y sus aliados causaron devastación en el continente y entre ellos mismos. Además de los indicados anteriormente, otros millones de personas perdieron la vida como resultado de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Los alemanes y sus aliados mataron a civiles inocentes en masacres que los perpetradores llamaban actos de represalia y medidas de pacificación contra los partisanos.
Además, millones de europeos, así como estadounidenses y de otros países, resultaron heridos o murieron en la lucha contra la tiranía nazi. Perdieron la vida como soldados de los ejércitos aliados y como miembros de grupos de partisanos y de organizaciones de la resistencia. La guerra también les costó la vida a millones de soldados y civiles alemanes y del eje.
Documentación de los crímenes nazis
Cuando cayeron en la cuenta de que estaban perdiendo la guerra, los nazis intentaron destruir la evidencia de sus atrocidades. Exhumaron fosas comunes e incineraron los cadáveres. También trataron de quemar y destruir los cientos de miles de papeles en los cuales habían documentado sus crímenes.
Sin embargo, los asesinatos masivos de los nazis fueron tan extensos y destructivos que era imposible encubrirlos por completo y destruir toda la evidencia. Era obvio que habían muerto millones de personas y que faltaban comunidades enteras. A pesar de los esfuerzos de los nazis, sobrevivieron tanto documentos como testigos. En conjunto, proporcionaron pruebas irrefutables del Holocausto y de otras atrocidades masivas. Los relatos y los testimonios de los testigos, así como los documentos de la Alemania nazi, sirvieron de evidencia en los juicios de la posguerra. También se convirtieron en el fundamento del registro histórico.
La extensa huella documental de la Alemania nazi formó la base del caso contra los líderes y las organizaciones nazis en el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg. En otros juicios de la posguerra, los documentos de la Alemania nazi ayudaron a demostrar que ciertos individuos habían perpetrado crímenes específicos. Los testimonios de los testigos en los juicios de la posguerra también ayudaron a condenar a los responsables.
Los sobrevivientes documentaron sus experiencias en libros de memorias, diarios, y testimonios escritos y orales. En algunos casos, los testimonios escritos sobrevivieron pero no sus autores. Los sobrevivientes encabezaron la creación de archivos, monumentos y museos, entre ellos el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos.
Conmemoración de las víctimas
El Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos documenta las historias y la suerte de los seis millones de personas judías asesinadas en el Holocausto, así como las experiencias de otros millones de personas asesinadas por los nazis de Alemania, sus aliados y sus colaboradores.
Para las víctimas cuyos nombres e historias se desconocen, calcular con precisión la cantidad de víctimas del Holocausto y de otros crímenes de los nazis es una parte integral de conmemorar sus personas.
Prefacio
Es ahora, ya en los primeros años de este tercer milenio, cuando aquellos a quienes en algún momento se llamó los olvidados son por fin reconocidos.Salen del anonimato, o al menos lo hacen sus nombres y su memoria, pues son muy pocos quienes quedan en vida. La dictadura franquista tuvo como efecto que durante casi cuarenta años algunos aspectos esenciales de la historia española reciente quedaran en la sombra. Y aunque, posteriormente, una joven democracia trajese vientos de libertad a España, parece que todavía ha hecho falta llegar a nuestros días para que la vivencia de los hombres y mujeres que sufrieron la tragedia de la Deportación haya terminado para muchos de salir a la luz ese sentimiento lo compartimos algunos antiguos deportados en mayo de 2005, hace ahora un año, cuando junta a nosotros asistía a las conmemoraciones de la liberación de Mauthausen, por primera ve, el Presidente de un Gobierno español.
Muchos años antes, recién terminada la Guerra Mundial, yo y otros compañeros, antiguos deportados, habíamos tenido la ocasión de conocer a otro Presidente del Gobierno de España. Se trataba de Francisco Largo Caballero, que había conocido también los avatares de la Deportación, él en el campo de Sachsenhausen, cerca de Berlín. Había vuelto anciano y fatigado de Alemania, pero todavía pudimos contar con su presencia en algunos actos organizados por los exdeportados, antes de que falleciera en París en 1946. con ocasión de su entierro en el cementerio de Père Lachaise no faltó el afecto y el calor de una gran masa de españoles exiliados y, desde luego, de muchos deportados.
Él, siendo una personalidad tan relevante, había pasado por un campo nazi. Toda una muestra de las circunstancias personales tan variadas de cada uno de los deportados y de quienes vivimos el exilio de general. Medio millón fuimos quienes dejamos en febrero de 1939 la tierra en que habíamos nacido. Éramos personas de todas las condiciones sociales y dejábamos tras nosotros cualquier esperanza que hubiéramos podido albergar de una sociedad moderna y democrática en nuestro país. Esa sed de libertad la llevaron los republicanos españoles a todos los rincones de Europa, dejando incluso su vida en esa lucha. De ello dieron muestra miles de españoles, unos en la Resistencia francesa, otros el Ejército o en la Legión Extranjera.
Recordemos como un símbolo de esa lucha a aquellos primeros vehículos blindados de la División Leclerc que entraron en París para liberar la Capital y que iban pilotados por republicanos españoles. El tributo pagado a esta búsqueda de la libertad fue muy costoso para buen número de nuestros compañeros. Todo había empezado en realidad mucho antes de los combates en Europa, todavía en nuestro propio suelo. Ya entonces habíamos sido víctimas del nazismo y de otros regímenes fascistas que imperaban en Europa en aquellos tiempos y que en 1936 habían convertido a nuestro país, que había sido una joven República democrática, en un auténtico banco de pruebas de lo que se avecinaba.
Cuando estábamos ya en el exilio y había empezado la guerra europea, el nazismo se encontró con algunos de nosotros en suelo francés y nos consideró como un colectivo peligroso, molesto para sus fines. Así que no es casualidad que ya en 1940 fuimos más de siete mil los republicanos españoles deportados a campos de concentración nazis. El nazismo reconocía en nosotros a enemigos, pero en Madrid había un Gobierno que flirteaba con Hitler. En aquel momento, se nos marcó con un triángulo azul, el reservado para los apátridas. Franco no se dignó reconocernos como ciudadanos españoles. El primer día en que llegaron presos españoles a Mauthausen, el 6 de agosto de ese año, yo me encontraba entre ellos; tenía entonces diecisiete años y entraban también en aquel campo conmigo mi padre y mi hermano mayor.
Allí conocimos lo que nunca antes hubiésemos podido imaginar. Los trabajos en la cantera o en otros lugares hasta caer agotados; el hambre; las enfermedades; los castigos crueles. Los hijos veían consumirse a sus padres; muchos iban viendo morir a sus compañeros de luchas, a sus paisanos. Otras veces simplemente desaparecían, enviados a un destino desconocido; entonces sospechábamos lo peor, y esas sospechas un día se revelaron ciertas. Por supuesto, nosotros no éramos allí las únicas víctimas; a nuestro alrededor otros grupos padecían un destino similar e incluso en ocasiones, la eliminación rápida y total.
De los españoles que entramos en Mauthausen solamente unos dos mil regresamos a Francia en 1945. pero algunos lo hicieron en muy malas condiciones. Mi padre murió en el Hospital de la Salpetrière de París a las pocas semanas de volver; fueron bastantes, incluso mucho más jóvenes que él, quienes fallecieron no mucho después de volver de los campos.
Para los que tuvimos la suerte de poder recuperar la salud y las fuerzas se abría otra etapa, a partir de aquellos momentos, junto con los supervivientes de otros campos de al muerte, fuimos acogidos por Francia, que esta vez sí no abría los brazos y se había convertido en tierra de asilo para unos hombres y mujeres que nos sentíamos desposeídos de nuestra ciudadanía de origen.
En Francia hicimos lo posible por reconstruir nuestras vidas, pero no por ello abandonamos el recuerdo de nuestros compañeros muertos en los campos. Tampoco descuidamos el esfuerzo para que sus viudas y sus hijos supieran de lo ocurrido. Era el primer paso para que muchas de esas personas pudieran reclamar las indemnizaciones que en su momento se les reconocieron. Establecer ese contacto no siempre fue una tarea fácil; recuerdo cómo en su momento un hecho que puede parecer tan sencillo como enviar a España una carta a cada familia de nuestros compañeros muertos resultaba una empresa de un coste inalcanzable para nuestra organización en Francia. Por mi actividad de muchos años en la Federación Española de Deportados e Internados Políticos puedo atestiguar hasta qué punto hizo falta la entrega de muchos para que ese deber pudiera cumplirse.
Quiero expresar mis deseos que esta información suponga una verdadera toma de conciencia en España ante lo que significó nuestra experiencia. Que venga a ser como colocar un eslabón que faltaba en la cadena de la historia de nuestro país y que sirva para dar fe ante las nuevas generaciones de lo que fueron aquellos hombre y mujeres y de cuál fue su destino. Es cierto que han permanecido olvidados mucho tiempo y que ha sido una larga ausencia, pero no tengo ninguna duda de que hoy los españoles comprenderán que ese pasado le pertenece y que también esos que fueron olvidados han contribuido a que la España de hoy sea la que es.
Ramiro Santisteban Castillo.Presidente de la Federación Española de Deportados e Internados PolíticosMauthausen, nº 3237
https://www.mpr.gob.es/servicios/publicaciones/Documents/RotspaniersMathausen.pdf
7.500 españoles murieron en los campos nazis
Libro conmemorativo. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945)
Campos de refugiados en Francia
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