Sitges (Barcelona), 6 oct (EFE).- El actor catalán Alex Brendemühl, protagonista de "Insensibles", con la que debuta como realizador Juan Carlos Medina, ha dicho hoy en la presentación del largometraje que revisar la memoria histórica en el cine "sigue siendo necesario".
Brendemühl interpreta en "Insensibles" el papel de un brillante neurocirujano que, tras un fatídico accidente de coche, es sometido a una serie de pruebas que le diagnostican un cáncer que necesita un trasplante de médula.
Para sobrevivir, tendrá que pedir ayuda a sus padres, pero su respuesta le revelará una historia oculta en un pasado de silencio y de misterio; y en su búsqueda, el protagonista descubre que, durante la Guerra Civil, un grupo de niños nació en un pueblo aislado del Pirineo con un extraño y desconocido mal: eran insensibles al dolor físico.
"Mi personaje me impresionó mucho ya desde la lectura del guión hasta el punto de que no tenía claro si sería capaz de interpretarlo, y, de hecho, me quedé bloqueado", ha confesado el actor.
Para afrontar el papel, Brendemühl trabajó "el deterioro físico y el dolor interior; y luego la búsqueda obsesiva por encontrar los orígenes".
No le parece extraño que esta nueva revisión de la memoria histórica del país venga en este caso de la mano de un joven director: "Este director tan joven tiene un padre, un abuelo y un bisabuelo, y todos somos lo que somos no sólo por lo que hacemos hoy sino también por nuestro pasado".
Medina ha recordado que el filme nace de historias familiares oídas en su casa: "Mi abuela tenía 7 años cuando la columna Yagüe entró en Mérida y vivió cómo su padre, guardia de asalto, fue ejecutado; y luego creció en la posguerra en Extremadura y tuvo una adolescencia difícil. Mi padre nació en condiciones de miseria y hambre y tengo más familiares que fueron ejecutados y que están en fosas comunes".
Para Brendemühl, la necesidad de revisar la propia memoria resulta más fácil para Medina porque vive en Francia y lo ha visto desde fuera, pero al mismo tiempo "genera una necesidad de entender lo que pasó en el pasado".
"La película es necesaria porque hay cosas que no están claras", comenta el actor, quien recuerda gratamente su trabajo con Juan Diego, que interpreta al padre del neurocirujano, un policía torturador franquista, "un papel que está en las antípodas de lo que es él en realidad".
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