dimarts, 9 d’octubre del 2012

Represión republicana y represión franquista. Diferencias

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 | 09 DE OCTUBRE DE 2012
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  • La historiadora Carmen María Parreño ofrece más datos sobre la violencia sufrida en La Roda durante la guerra y después del conflicto, y sobre el olvido al que se relegó a las víctimas del bando perdedor

La publicación en CRÓNICA DE LA RODA de un listado con los nombres de personas fusiladas al acabar la guerra civil no tiene por objetivo cuantificar quiénes mataron más; quiénes menos. Se trata de completar aquella parte de la historia que quedó oculta, soterrada y manipulada por la propaganda de los ideólogos franquistas. Por desgracia, el privilegio de escribir la historia está reservado solo a los vencedores. Después de casi cuarenta años de Dictadura, se construyó magistralmente un relato para nada acorde con la realidad. Simplificando mucho, podríamos decir que el Régimen franquista y la Causa nacional acabaron encarnando ideales de justicia, libertad y democracia social, mientras que la República democrática vencida por las armas, representó todo lo contrario. Paradójico cuanto menos.
El fracaso de la sublevación militar, el vacío de poder y el posterior estado de guerra civil es el contexto en que se producen atropellos por ambas partes, con una violencia desmedida que ya venía gestándose tiempo atrás. A la semana de haberse producido la sublevación militar, la provincia de Albacete, incluida La Roda, cae en manos republicanas hasta el final de la guerra. Este territorio se convierte de esta manera en zona de retaguardia permanente, sin frente. Será la razón fundamental que explique por qué la mayoría de muertes que se producen entre agosto y septiembre de 1936 son de personas de filiación política conservadora, de derechas, incluida la persecución a miembros del clero. En la retaguardia republicana es normal que no se produjeran muertes de civiles de izquierdas, a excepción de hechos puntuales como los bombardeos de la Legión Cóndor nazi en Albacete (también en La Roda aunque sin víctimas). La ausencia de represión de derechas en la provincia durante la guerra marcará el imaginario colectivo, consolidado durante el Franquismo, y estigmatizando para siempre lo que ellos llamaron “la furia roja”, entre muchos otros calificativos.
No pretendo justificar por qué esto sucedió así, sino simplemente explicarlo brevemente y darlo a conocer, pues, como decía anteriormente, la historia la hacen los vencedores. Y así permanece. Es tiempo de comenzar a diferenciar claramente el Franquismo del Régimen republicano en términos de represión. El primero utilizó la violencia de forma premeditada, echando mano de los recursos del Fascismo para llevar a cabo la función social de imponer un determinado modelo eliminando para ello los posibles obstáculos. La II República quiso controlar el monopolio de la violencia apenas recobrado el pulso a las instituciones después del vacío provocado en julio de 1936. Desde las instancias más altas del Estado, y también en el ámbito provincial de Albacete, se dieron expresas manifestaciones para evitar los asesinatos y la venganza, marginales con respecto al Estado y las instituciones republicanas. Se trató por todos los medios de poner fin a las manifestaciones espontáneas de violencia y represión por parte de determinados grupos a través de las “sacas” y los “paseos”. Los políticos en esta zona pronto intentaron restablecer el clima de vacío de poder provocado por los insurrectos con la creación de los Tribunales Populares, que ejercerán el monopolio de la violencia y la represión republicana a partir de finales de agosto de 1936.
En el otro lado, el propio carácter de la insurrección le imprime una naturaleza ofensiva y estructural, ya que será organizada desde la cúpula. Será metódica y fría. Continuará después de la guerra y perdurará hasta 1975. En este sentido, las órdenes del General Mola, El Director, fueron claras y contundentes: “El movimiento ha de ser simultáneo en todas las guarniciones comprometidas y desde luego, de una gran violencia. Las vacilaciones no conducen más que al fracaso” (Directrices para Marruecos). “Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo” (Planes generales para el alzamiento en Andalucía. Instrucción reservada número uno). La represión franquista fue un genocidio planificado al más alto nivel, un verdadero holocausto. Se trata de crímenes de una dictadura “fascista” sobre una parte de los españoles. Son crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. En la provincia de Albacete no tuvimos la mala suerte que corrieron las miles de personas inocentes que con su sangre marcaron el camino de las tropas nacionales desde Marruecos hacia Madrid. Una vez acabada la guerra, no se buscará la paz, sino la derrota y la humillación total del enemigo. La mayoría de los asesinatos se cometerán después de la guerra. (Para más información consultar entre otros “Violencia política en la II República y primer Franquismo” de Manuel Ortiz Heras).