Madrid, 16 oct (EFE).- Felisa Tomico tenía 23 años cuando, según ella sospecha, dio a luz a un niño que le fue robado en la madrileña Casa de la Madre y, décadas después, expresa que desea "que pague quien tenga que pagar" y recuerda el nombre de "Sor María", aunque no su rostro.
El niño pudo ser robado en 1978 y su caso ha sido reabierto por la Audiencia Provincial de Madrid, lo que ha llevado a Felisa Tomico a confiar en que el juez esclarezca la verdad.
En una entrevista con EFE, Tomico se muestra contenta de poder declarar como testigo ante el juez el próximo 2 de noviembre y de que la Audiencia Provincial de Madrid reabriera el caso por los delitos de detención ilegal, suposición de parto, alteración de paternidad y falsedad en documento público.
Tomico recuerda que tenía 23 años cuando, el 20 de abril de 1978, ingresó embarazada en Casa de la Madre, situada en el número 120 de la calle Goya. Días después, un viernes sobre las 14.00 horas, "estaba metida en la cama, sin ningún dolor" cuando un médico le dijo que estaba dilatando, la pasó al paritorio, le puso una mascarilla en la boca y la durmió completamente.
Después de dar a luz, se despertó en la habitación, donde una monja llamada "sor María" le dijo que el niño había nacido muerto y la convenció tanto a ella como a sus familiares de que era mejor que no vieran el cadáver del bebé porque "había nacido desfigurado".
Felisa Tomico no identifica físicamente a la monja con la que habló en varias ocasiones mientras estuvo hospitalizada en la Casa de la Madre y no puede decir si era la religiosa María Gómez Valbuena, que está imputada en otra causa por el presunto robo de una niña en la Clínica Santa Cristina de Madrid en 1982.
Han pasado 35 años, dice, y la religiosa era más joven, además de que "vestidas de blanco, todas las monjas parecen iguales". Sin embargo, recuerda que se llamaba "sor María" porque habló con ella varias veces durante el mes en que estuvo ingresada en la Casa de la Madre.
Las sospechas de que su hijo fue sustraído al nacer surgieron cuando detectó "contradicciones" en los papeles, ya que un documento dice que fue un aborto y otro que fue un parto normal, mientras que en otro documento consta que fue un varón, pesó tres kilos y midió 48 centímetros y aún en un cuarto se apunta que nació muerto por asfixia intrauterina.
En su momento le dijeron que había sido un parto traumático, aunque ella se pregunta: "¿Cómo va a ser traumático, si estaba totalmente dormida? No sé cómo sacarían al niño".
Este caso formó parte de la denuncia colectiva que la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir) presentó en la Fiscalía General del Estado el 27 de enero de 2011 y de la denuncia en un juzgado a través de Sos Bebés Robados Madrid.
Reconoce que cuando el Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid decidió archivar su caso tuvo dudas de seguir adelante, pero recuperó la confianza cuando la Audiencia Provincial de Madrid ordenó reabrir la causa.
Muestra su satisfacción ante el anuncio del Ministerio de Justicia de la próxima apertura de una oficina de atención a los afectados por casos de niños robados, así como la creación de dos ficheros, uno de solicitudes de suministro de información administrativa y otro de perfiles de ADN, "siempre y cuando cumplan con lo que dicen".
Felisa Tomico, que se ha hecho las pruebas genéticas con la esperanza de encontrar a su hijo, no sale de su asombro cuando comprueba, a medida que avanza la tramitación de su caso en el juzgado, que hay varios iguales al suyo, "clonados".
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