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viernes, 10 de mayo de 2013
Hay suficiente consenso entre los historiadores para afirmar que una de las reformas más contestadas del periodo republicano-izquierdista durante la República Española fue el laicismo que en muchos caso degeneró en violencia anticlerical. Investigadores de pistola en bandolera de la talla de Francisco Moreno Gómez, van más allá, y nos dicen, nos recalcan machaconamente, que el verdadero acto revolucionario durante la llamada Guerra Civil, no fue otro que la quema de santos, el saqueo de las iglesias y el asesinato de numerosos sacerdotes, muchos de ellos hoy mártires reconocidos por Roma. Todo lo demás, sin caer en el simplismo, fue la consecuencia lógica de un pueblo “defendiéndose” sin armas de un golpe de estado provocado por un puñado de militares, de la sempiterna parte invadiendo el todo.
El conflicto bélico iniciado en 1936 como consecuencia de un golpe de estado, como bien recogeAntonio Recuerda Burgos a lo largo de sus prolijos artículos, en concreto, en el fértil y jovial "Esbozo para la historia de Ntra. Sra. Virgen de Alharilla. Patrona de Porcuna" (1998) con motivo del "750 aniversario de devoción", provocó por un lado "la furia anticlerical e iconoclasta propia más de la falta de formación cultural y de la manipulación de un pueblo que de los verdaderos sentimientos (...)" de éste; y por otro, afirmamos nosotros, una “guerra santa”, una nueva cruzada contra el marxismo, el anarquismo, los masones, los impíos, los liberales, los malos españoles y los extranjeros que apoyaron y defendieron una República legítima. El maniqueísmo fue tal que la iglesia a través de pastorales y cartas colectivas, como las de Gomá o el obispo Pla y Deniel, convirtieron el golpe de estado en la lucha eterna de las “dos Españas”, la buena y cristiana frente a la mala, cuando en realidad es de nuevo la parte (conspiradores, iglesia y oligarquía) la que se impone desde la violencia y el fanatismo religioso al todo (pueblo llano y gobierno del Frente Popular).
Efectivamente, en Porcuna se desencadenó con furia la quema de muchísimas imágenes religiosas, pese a la oposición de destacados miembros tanto del Comité Local del Frente Popular, como del Ayuntamiento. De hecho, muchos de los ropajes, joyas, elementos litúrgicos e incluso algunas imágenes, fueron salvadas de la pira anticlerical. Las iglesias y los conventos fueron respetados, secularizada su actividad o convertidos en Casa del Pueblo (la Parroquia), economatos u albergues de refugiados. De hecho, muchos de estos inmuebles fueron pasto, no de la estopa roja, sino de las bombas de los llamados “nacionales” cuando entraron a sangre y fuego en la población a finales de 1936. Muchas de estas iglesias y conventos desaparecerían durante la posguerra, bien por su estado ruinoso, bien para financiar a la propia iglesia como institución. Nunca antes se había perdido tanto patrimonio histórico en nuestra ciudad.
La imagen de la Virgen de Alharilla no fue una excepción, y pese a estar escondida debajo de un montón de habas por orden del Frente Popular en lo que otrora fue iglesia de la Vera Cruz del convento de San Juan de Dios (convertido en almacén durante el dominio leal), no se salvó de su destrucción; al igual que su ermita, castigada duramente por el fuego de los dos contendientes al quedar ésta en tierra de nadie durante toda la guerra.
Talla antigua de la Virgen de Alharilla. Foto: deporcuna.com |
Pues bien, aprovechando el 75 aniversario de la fabricación de la talla nueva de la Virgen, y el 76 de su retorno, que no estancia, al Llano de Alharilla un 14 de mayo de 1939, presentamos en sociedad un documento que no es otro que el bando dictado el 13 de mayo de ese año por el entonces alcalde gestor de Porcuna, el notable Antonio Gallo Aguilera. En el mismo, como tendrán ocasión leer Uds., no sólo se ensalza a la Patrona, sino que se celebra el “Año de la Victoria” (recuérdese que la guerra finalizó un 1º de abril), el “Glorioso Ejército”, al “invicto Caudillo”, amén de ordenársele a los porcuneros el mayor respeto y obediencia a las órdenes de la autoridad y agentes de la misma. Por otro lado será castigada la desobediencia, la embriaguez y el trabajo con multas u “otras” (que podemos imaginar) que estimen oportunas la Autoridad coercitiva.
El bando termina con una soflama patriotera-religiosa, recordando a todos aquellos y aquellas que aún no están en la cárcel o en los campos de concentración de Santiago o Higuera de Calatrava, que España ha vencido a la anti-España, a los sin Dios, que la República ha perdido y nada de lo anterior tiene cabida en la “Grande y Libre” del invicto caudillo. El léxico retórico fascista se impone incluso sobre el mariano, donde ni siquiera se menciona a la Patrona, que al fin y al cabo era la homenajeada. La soflama dice así:
¡¡Pueblo de Porcuna tú que eres religioso y bueno por tradición vuelve a tus antiguas costumbres; deslígate, si algo te queda, de aquellas doctrinas perniciosas que te predicaron los sin Dios y sin Patria, y ve ya que el único medio para hacer una España GRANDE Y LIBRE, es ser honrado, trabajador y amar a Dios sobre todas las cosas!!. ¡¡ARRIBA ESPAÑA!!, ¡¡VIVA FRANCO!!.
Por desgracia, como decíamos, los campos de concentración y las cárceles estaban repletas de paisanos que aquél día no pudieron acudir a la romería de su Patrona. Los vencedores, pocos días después del fin de la contienda, ejercieron un represión brutal sin precedentes en la historia de España y de nuestra localidad. Las delaciones, traiciones y ajustes de cuentas se sucedieron en aquellos tristes días del final de la guerra. En aquellos tiempos era normal encontrar ahogado o ahorcado a cualquier paisano en campos o presidios; eran normales los apaleamientos en la cárcel de Jesús, o rapar al cero y vejar a aquellas mujeres de pasado izquierdista. ¡Era normal, en suma, la violencia!. Fue una posguerra donde todo el mundo tenía armas, y con las armas dirimieron muchos de sus problemas. Fue así, y no de otra manera, cuando aquel 14 de mayo de 1939, en plena romería, en la hierba fresca de los aledaños del llano, y haciendo caso omiso a las proclamas del Alcalde franquista de Porcuna, a eso de la 15,30 de la tarde, caía el cuerpo sin vida de Manuel de la Torre García, apodado “Lerele”, militar “nacional”, ennoviado, de un disparo de pistola por un “niño de la noche” según cuenta, según narra nuestro paisano Jacobo Quero Garrido (1986: 85).
FUENTES:
- Bandos de buen gobierno, Porcuna, 1939. Archivo Histórico Municipal de Porcuna (Jaén). Consultado en 2013.
- Acta de defunción de Manuel de la Torres García. Registro Civil de Porcuna (consultado en 2011).
- Acta Capitular de 24 de mayo de 1939. Archivo Histórico Municipal de Porcuna.
BIBLIOGRAFÍA:
- QUERO GARRIDO, Jacobo (1986): Los romeros de Alharilla. La devoción mariana en Porcuna. Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba. Córdoba.
- RECUERDA BURGOS, Antonio (2003): “Imágenes de la Virgen de Alharilla”. Programa de la Romería de Alharilla. s.p.
- ….. (1998) “750 de devoción. 1248-1998. Esbozo para la historia de Ntra. Sra. Virgen de Alharilla. Patrona de Porcuna". Programa de la Romería de Alharilla. sp.
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