Posted: 29 Jan 2015 03:42 AM
PST
Reconoce que ha aprendido la
sana habilidad mental para abstraerse de las historias que llegan a sus
oídos, pero es hablar de la de Ascensión Mendieta e inevitablemente
humedecérsele los ojos. “Viajó a Argentina con 88 años delicada de salud, con
un grupo de declarantes. Cuando la jueza María Servini preguntó si alguien
quería tomar la palabra, se levantó y dijo que lo único que quería era
llevarse a la tumba un hueso de su padre. La jueza argentina envió un exhorto
pidiendo la exhumación del padre de Ascensión, pero el juzgado español
competente se la acaba de denegar”. El relato es de Ana Messuti (Buenos
Aires, 1946) una de las abogadas de la querella argentina contra los crímenes del franquismo.
Doctora en Derecho y ex funcionaria de las Naciones Unidas en Viena y
Ginebra, acaba de hacer una visita relámpago a Barcelona para participar en
una conferencia sobre memoria
histórica. Se exilió dos meses después del golpe militar de
Videla. Autora de numerosos trabajos, lleva cerca de cinco años batallando al
lado de las víctimas del franquismo para que sean reconocidas. “Mucho más que
encontrar al culpable y castigarlo buscan que eso que vivieron no quede
impune”, asegura.
¿Cómo se abrió la causa?
La primera persona que golpeó las puertas de la justicia argentina fue Darío Rivas. Fusilaron a su padre en octubre de 1936 por ser alcalde republicano en Castro de Rey (Lugo). Su padre lo metió en un barco y lo mandó a Argentina donde tenía un hermano. Él fue el primer querellante junto a Inés García Holgado. Lo interesante de este caso es que Darío, a diferencia de la mayoría de víctimas, no buscaba la exhumación porque ya lo había hecho. Buscaba justicia.
El reconocimiento.
Sí, la respuesta del juez penal que diga que al padre lo mataron injustamente. Es una causa muy compleja porque hay variedad de víctimas y para cada una de ellas esa búsqueda de justicia es diferente. Muchos querellantes no buscan que el culpable vaya a la cárcel, porque no saben quiénes son los verdugos de sus familiares, no los pueden acusar y tampoco buscan una compensación económica. Los hay que buscan la exhumación, pero también recuperar a un hijo robado.
¿Hay un perfil tipo de
querellante?
A veces se piensa en los crímenes cometidos inmediatamente después de la Guerra Civil, pero son todos los de la dictadura. La causa llega hasta el año 1977. Hay diferentes perfiles según la victimización. Hay querellantes de la primera época, pero también los hay del tardofranquismo que aún viven y vivirán muchos años más y que se resisten a ser llamados víctimas, se consideran represaliados por haber luchado por la libertad y la democracia. También los hay que están con muchas dudas, pero que se presentan porque para ellos es el último cartucho. Otros, en cambio, ven en la querella argentina una posibilidad.
Lo de investigar unos
hechos al otro lado del charco, ¿no es ilógico
Estamos hablando de jurisdicción internacional y no importa que sea a un lado o al otro lado del charco. Lo que hacen los tribunales argentinos es juzgar los delitos contra la humanidad. La jurisdicción internacional se aplica a los crímenes internacionales por su gravedad, porque interesan a todos. Por eso, no hay nada de extraño que Argentina juzgue los crímenes del franquismo, como no había nada de extraño en que España se abocara a los de Videla o Pinochet.
¿En qué fase está la
causa?
En fase de instrucción. Seguimos recibiendo querellas. Hay alrededor de 300, o incluso más, tenemos más de 100 denuncias en varios consulados del mundo que se abrieron para las personas que quisieran denunciaran ese tipo de crímenes y 19 imputaciones, entre ellos, exaltos cargos del franquismo y un médico imputado por el robo de bebés. La juez ha emitido órdenes de detención a efectos de extradición.
¿Cree que tendrán
recorrido esas órdenes?
Ahora mismo no se están cumpliendo los plazos previstos en la Ley de Extradición Pasiva española, ni en el Tratado de Extradición entre Argentina y España.
¿Ha habido algún triunfo?
Sí, no todo ha sido negativo en España. Cuando la jueza María Servini visitó España el mes de mayo pasado para tomar declaración a las víctimas no pudo hacerlo con las de Mallorca, porque la comisión rogatoria no llegó a tiempo. Aún así, dos juzgados mallorquines citaron a declarar a los querellantes y recogieron sus testimonios. También pasó en Miranda de Ebro, donde Félix Padín, heroico combatiente que había pasado años en campos de trabajo, pudo declarar. Estaba feliz de la vida. El efecto que ha tenido en las víctimas el poder declarar ante un juez español es maravilloso.
Están librando una batalla
contra el reloj. ¿Cómo lo viven?
En muchos casos es así, sobre todo para las víctimas de la primera época que son un tesoro de memoria y que desgraciadamente van falleciendo sin ver cumplido su sueño. Le pasó a María Martín, que no era querellante, pero que luchó en los últimos años por exhumar los restos de su madre, que estaban enterrados bajo una carretera. Esa señora iba a ponerle flores asiduamente, con gran peligro para su vida. Murió el verano pasado sin poder cumplir su sueño. Es como si esa esperanza los mantuviera vivos y cuando no la tienen…
El único juez que abrió
una investigación sobre los crímenes del franquismo fue Baltasar Garzón y
acabó procesado por ello, aunque luego lo absolvieran. ¿Entiende la postura
de la fiscalía y los jueces en este asunto?
No. Es necesario enfrentarse con el pasado. Se dice que cuando el Tribunal Supremo absolvió a Garzón condenó a las víctimas, porque les cerró las puertas de la justicia española. El argumento de reabrir heridas no es válido cuando nunca se cerraron. Las víctimas piden justicia y reciben la indiferencia del Estado. En este caso, el delito es la denegación de justicia.
España está cometiendo un
delito al no dar respuesta a las víctimas, ¿es eso?
Desde el punto de vista internacional, sí.
¿Cómo se explica?
Si no das a los crímenes la respuesta más grave que es la que da el derecho penal es porque no te importan, no los consideras tan graves y eso es lo terrible. Todo el ordenamiento jurídico se resquebraja. Tu código penal prevé una pena para el homicidio, pero aquel que ha matado a miles de personas ni se le investiga por no condenar a un régimen con el que el Estado se siente en cierto modo vinculado. El dolor es muy grande: ejecutados, torturados, exiliados. España es el segundo país del mundo en número de fosas, solo por detrás de Corea. Hubo 7.500 españoles asesinados por los nazis con la complicidad del régimen franquista. No se pueden olvidar a las madres a las que se les robaron sus hijos. El fin de la impunidad significa mucho para las víctimas. Mucho más que encontrar a un culpable y condenarlo. El borrón y cuenta nueva no es posible.
¿La reparación no es más
reconfortante en el propio territorio?
Sí, claro. Sería mucho más reconfortante, pero si no se obtiene así tiene que buscarse en otro lado.
Imaginemos que llega ese
día. ¿Qué le diría a los querellantes
¡Enhorabuena! |
Blog d'en Jordi Grau i Gatell d'informació sobre les atrocitats del Franquisme..... "Las voces y las imágenes del pasado se unen con las del presente para impedir el olvido. Pero estas voces e imágenes también sirven para recordar la cobardía de los que nada hicieron cuando se cometieron crímenes atroces, los que permitieron la impunidad de los culpables y los que, ahora, continúan indiferentes ante el desamparo de las víctimas" (Baltasar Garzón).
divendres, 30 de gener del 2015
Ana Messuti: “Con las víctimas del franquismo no sirve el borrón y cuenta nueva”.
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