dimarts, 31 de gener del 2017

A los 40 años del asesinato de Atocha 55. Y, ¿Ahora qué? Francisco Frutos Gras. Ex Secretario General del PCE.

http://www.cronicapopular.es/2017/01/a-los-40-anos-del-asesinato-de-atocha-55-y-ahora-que/







Estos días se ha hablado mucho de aquel acto criminal y se ha recordado a los 5 camaradas asesinados y a los 4 que, heridos gravemente, salvaron la vida. Hasta los medios de comunicación de masas del sistema, tan reacios a hablar de las cosas que tengan como referente, aunque lejano en este caso, al PCE, le han dedicado una atención significativa.


Comunistas en sencillo homenaje a los camaradas asesinados

Yo no soy nada partidario de utilizar y, sobre todo, de abusar, del recuerdo  a nuestros muertos como forma de recrear una situación, por muy dramática que haya sido, buscando la fácil emoción y hasta el lloriqueo histórico para defender una actuación en el presente, estableciendo mimetismos con el pasado. Aunque estos días haya sentido emoción, ya que fui testigo directo de aquellos momentos contradictorios, complejos y difíciles que nos tocó vivir, defiendo la necesidad de recordarlos y enmarcarlos objetivamente en el momento histórico en que se desarrollaron, para evitar utilizaciones y exageraciones, o también relativizarlos como una anécdota rara de la transición.

En aquel momento se vivía una dura lucha social y política entre los instrumentos represivos, en algunos casos intactos, del régimen franquista, y los movimientos  sindicales, sociales y organizaciones todavía ilegales que habían mantenido el núcleo central y la responsabilidad en la lucha por las libertades y en defensa de las reivindicaciones de los trabajadores. El PCE y CCOO en primer lugar, con muchos de sus dirigentes todavía en las cárceles. Recuerdo para despistados o desmemoriados que hablan como loros de“izquierda domesticada”, que el régimen que se estaba desarbolando como tal era el producto de un levantamiento fascista nacional e internacional contra la IIª República Española y lo que representaba ésta de avance social y democrático histórico. Y que los instrumentos oficiales de represión del régimen iban acompañados de una extrema derecha terrorista, dispersa y protegida por parte del aparado del Estado.

Y dejo aquí el recuerdo y la emoción del aniversario de la pérdida de 5 camaradas, con una invitación a que paséis por el monumento de Juan Genovés, en Antón Martín, a los camaradas asesinados, para dar una breve, concreta y clara opinión, sobre verborreas que hacen circular sesudos “ultra revolucionarios”, o niñatos y snobs post modernos que van de lo mismo.

Qué fácil y qué tramposo es, a los 40 años de los hechos, pontificar sobre “izquierda domesticada”, ”traición a la ruptura democrática”, “venta y cambalache” con el franquismo, y concluir que todos los males, defectos y miserias de la actual democracia son el fruto de aquella transición en la que la derecha franquista impuso a la izquierda anti franquista, principalmente al PCE y a CCOO, su política y sus condiciones. Y luego, inventarse una especie de ruptura democrática con el “régimen” del 78, adornada con un florilegio político y social “constituyente”, como escuché el otro día en el discurso de Alvaro Aguilera, actual Secretario del PCE en Madrid, contestado políticamente por el único superviviente de Atocha,  Alejandro Ruíz Huerta.

En aquel momento se cometieron errores importantes por parte del PCE y de CCOO, errores que en muchos momentos han sido señalados y por los cuales hemos hecho la correspondiente autocrítica a lo largo del actual proceso de democracia parlamentaria, con las servidumbres e insuficiencias que ésta tiene. Pero cometer errores en una dura lucha social y política, que venía precedida de una guerra de 3 años y de casi 40 de Dictadura, y no poder llevar a cabo con todas sus consecuencias la “ruptura democrática” defendida por el partido en la calle, centros de trabajo y estudio y en toda la sociedad, no sólo no es una traición, sino que refleja que la relación de fuerzas activas en aquel momento, no era favorable a la misma.

Los que manipulan y tergiversan esta realidad, se merecen el desprecio moral y una breve lección   de política, que simplemente apunto. La actual democracia parlamentaria española, burguesa por supuesto, no necesita rupturas milagrosas ni procesos constituyentes abstractos para avanzar hacia el cambio social, sino cosas muy concretas y entendibles por una parte importante de la clase trabajadora, que es la que debe y puede llevarlas a cabo, si sus teóricas organizaciones de clase las orientan, organizan y coordinan.

En primer lugar, recuperar, puesto al día de la realidad actual, el conocimiento de lo que pasa y porqué pasa en el mundo del trabajo, en que gran parte de las cadenas fordistas de producción son sustituidas por grandes superficies de servicios, con altísimos niveles de paro, precarización laboral, horarios de trabajo a horas, bajos salarios y en competencia brutal entre diversos sectores asalariados y “autónomos forzados”,  y salir del estancamiento actual en el que parece que todos aceptamos el régimen actual, abrumados por la realidad y  por ser el único posible. La lucha de clases existe, aunque adopte formas nuevas.

En segundo lugar, movilizarse por la España Federal que defendemos, en nuestro caso la Tercera República Española, sin hacer ninguna concesión a los diversos nacionalismos y secesionismos, ni a sus cómplices vergonzantes, que son sólo una vieja forma de continuar la explotación, dándole un sello identitario ancestral, que es una burla a la historia de lucha y unidad de los trabajadores y de los pueblos. La España de las autonomías, que ha roto prácticamente con el viejo centralismo españolista, debe desembocar en un Estado Federal, con competencias claras de cada federación, hoy CA, y para el núcleo federal unitario.

En tercer lugar, defender un proyecto europeo e internacional, basado en nuestra concepción internacionalista y solidaria, por tanto opuesta a la actual UE, a sus leyes y formas de funcionamiento que, por otra parte, están fracasando, lo que no significa de ninguna manera volver al ultra nacionalismo de cada país, con consecuencias históricamente catastróficas para los pueblos.

En cuarto lugar, y en la línea de lo anterior, luchar por una España vanguardia de la lucha contra la guerra y por la paz, recuperando y desarrollando el espíritu del artículo 6 de la Constitución de la IIª República Española. Esto significa, aquí y ahora, movilizarse contra las guerras imperialistas actuales, en especial la de Siria, y exigir la eliminación en España de las bases bélicas de EEUU y la OTAN para convertirlas en bases para la paz y el desarrollo social de los pueblos destruidos por las guerras y  las hambrunas.

Y de momento nada más. Trabajar, organizarse y movilizarse para que sea posible avanzar en una reforma constitucional profunda en todos los aspectos señalados: económico-sociales, de construcción de una España Federal y Republicana, de una acción rotunda contra la Europa del capital y el neoliberalismo y por una Europa de los pueblos, por un internacionalismo solidario y de colaboración entre todos los trabajadores y por una España movilizada por la paz y contra la guerra.

Soy consciente de que no digo nada nuevo, aunque también lo soy de que cuando lo necesario y obvio no se tiene en cuenta y no se defiende, se debe insistir y repetirlo hasta el agotamiento, si consideramos que continúa siendo una alternativa justa a los problemas, desde la izquierda que no abdica de sus valores. 

 Abajo los muros del régimen del 78″. Es una pintada, otros lo dicen en sesudos discursos.

Es una pintada escrita en una pared en el Puente de Vallecas. Tiene el sello ácrata de otras pintadas que he visto en el barrio, pero no la originalidad, creatividad y gancho, útil para sonreir y pensar, como aquella que leí en un gran muro de Entrevías-El Pozo, “Somos las nietas de las brujas que nunca pudisteis quemar. Somos los nietos de los obreros que no pudisteis matar”, que, a mi entender, si tenía un profundo sentido político histórico, además de ser sarcástica, original y combativa.

La que da título a este artículo es una consigna errática en la línea de que la transición fue, sin más, una traición a la revolución”, a la ruptura democrática, y un cambalache con el régimen franquista, especialmente por parte del PCE y de CCOO, “izquierda domesticada” la llaman algunos, que desactivó el importante movimiento y lucha social que había en aquellos momentos, capaz, argumentan, de producir una ruptura democrática constituyente.

No seré yo quien esconda los errores cometidos, bien documentados y criticados ya en la historia de la democracia actual, especialmente algunas de las decisiones que propuso e impuso el entonces Secretario General del PCE, Santiago Carrillo, que creyó que para que el partido fuera tolerado por el imperialismo yanqui y congéneres europeos, era imprescindible dar una imagen de respetabilidad política y de aceptación de las reglas de juego que imponía el capital dominante. Se equivocó, nos equivocamos.

Eran aquellos momentos en los que en Italia se impedía, por EEUU y aliados, el posible acceso al gobierno del Partido Comunista Italiano, con más del 34 por cien de los votos y la posibilidad de dar el “sorpasso” a la Democracia Cristiana, que tenía el 38 %. Nacía“misteriosamente” la red Gladio, al servicio de los EEUU y las fuerzas reaccionarias, y se producían brutales atentados terroristas de la extrema derecha, como el de Bolonia el 2 de agosto de 1980, con 85 muertos y 200 heridos, precedidos de otros atribuidos a las Brigadas Rojas, entre ellos el secuestro y posterior asesinato del Primer Ministro demócrata cristiano Aldo Moro, el 9 de mayo de 1978, el cual mantenía una fluida relación política con Enrico Berlinguer, Secretario General del PCI, con la perspectiva de llegar a lo que se conocía como el “compromiso histórico”, un compromiso para buscar un gobierno estable en Italia, acabar con los terrorismos y con el veto al PCI, ya que en el marco de la guerra fría era un peligro  para la seguridad nacional italiana y de Occidente, según imponían EEUU y el sistema. 

En aquellos momentos, en España también se producían atentados terroristas por parte de la extrema derecha, por un lado, en primer lugar el de los abogados de Atocha y los asesinatos de Lasa y Zabala, entre otros,  por los GAL; y el atentado en Hipercor con 21 muertos el 19 de junio de 1987 por ETA, precedido y seguido de otros, en el otro lado, por citar sólo dos ejemplos, lo que agravaba la ya difícil situación de crisis económica y el proceso de transición de la dictadura franquista a un sistema democrático.

Algún día se conocerá totalmente la verdadera historia de aquella etapa. Ahora conocemos ya, por la memoria viva, no libresca, lo que ocurrió entonces, y por los informes secretos que ha desempolvado EEUU, especialmente, que este país-imperialista y la socialdemocracia alemana actuaban a fondo para evitar cualquier aventura de izquierdas y reducir al PCE y a lo que representaba a la mínima expresión política.

En esa misma línea, además de apoyar a fondo a la monarquía y fortalecerla después del asalto de Tejero al Congreso, preparaban a Felipe González y al PSOE como alternativa a Suárez y a la UCD, cuando fuera conveniente a los intereses del régimen de poder español e internacional, para que no hubiera ningún proceso que se escapara al control de lo que consideraban politicamente aceptable.

Dicho lo anterior, es un ejercicio funambulista decir, a los 40 años de los hechos, que los muros del régimen de democracia liberal parlamentaria del 78 deben ser derruidos así por las buenas.

Y la primera pregunta es, ¿para hacer qué?  Creo que sería más coherente analizar la realidad política y social y la relación de fuerzas existente y las posibilidades de impedir con la organización y movilización de la clase trabajadora que se produzcan más recortes y defender las reivindicaciones más concretas para recuperar derechos laborales y sociales perdidos, uniendo esta acción a la perspectiva de derrotar a las fuerzas conservadoras desde una alternativa de cambio social, en vez de disparar cañonazos dialécticos de trazo grueso con pólvora del rey, que no sirven más que para hacer ruido. 

De momento, ahí lo dejo. Espero que, al menos, sirva para reflexionar y contribuir a encontrar los caminos políticos, sin consignazos, a veces hasta simpáticos, pero inútiles.


Alejandro Ruíz Huerta.
La historia debe servirnos para analizar, entender y actuar en el presente y en la perspectiva de futuro. No para despreciarla o encharcarnos nostálgicos en ella.

Dedicado a los descerebrados que hablan, sin más, de la transición como un cambalache con el franquismo.

Hace 40 años, en las postrimerías del franquismo, circulábamos por estas calles, yendo a atocha 55, o al vertical en fase moribunda, o a diversos locales más o menos clandestinos, que utilizaba ccoo para sus reuniones. En uno de estos viajes, los asesinos de la ultra derecha entraron en atocha 55 haciendo lo que sólo saben hacer la canalla: matar.

Debemos recordar con emoción a nuestros hermanos asesinados y continuar su trabajo, tan necesario como el respirar para defender la dignidad humana, no para una nostalgia llorona acompañada de la pasividad social, cultural y política. 
Cotinúan siendo tiempos de coraje inteligencia, compromiso y lucha.

(Un humilde ramo de claveles rojos y margaritas blancas para nuestros hermanos)

40 años. no os olvidamos hermanos.
Os arrancaron de nuestros días
Nunca de nuestra lucha y vida
Ángel Rodríguez administrativo
Serafín Holgado estudiante
Enrique Valdevira abogado
Francisco Javier Sauquillo y
Luís Javier Benavides abogados.
Dolores González Ruíz
Luís Ramos y Miguel Sarabia
Alejandro Ruíz Huertas trabajadores
Sindicalistas heridos de gravedad
Aquellos y estos eran militantes
De la política y el sindicalismo
Del Partido Comunista y Comisiones.
La extrema derecha mató e hirió
Cuando el sol de enero despertaba
Y los fríos días crecían y alargaban
Apuntando a una nueva primavera
De hojas verdes flores y futuros
De fraternidades y solidaridades
De luchas corajes y amistades.
Las palabras fueron cortadas
Por el plomo innoble y mal nacido
Apagaron vuestros rostros
Y silenciaron nuestras razones
Querían quebrar el coraje colectivo
Continuar imponiendo su terror
Enterrar nuestra última dignidad.
Tierra os dieron un día de aire seco
Que recogió vuestro lamento final
En aquel definitivo paseo de despido
De lágrimas de rabia e impotencia
De puños cerrados y voluntades
Sobre las cajas negras se rompieron
Sus viejos instintos criminales.
Cuarenta años ya hermanos
Alumbrad desde el pasado de lucha
Este presente gris y el futuro difícil
Si cuarenta años no os callaron la voz
No permitáis un lloriqueo político
Que denunciando lo que fuisteis
Hipocritamente os quiera usar.