dimarts, 7 de febrer del 2017

Cazarabet conversa con... Julio Martín Alarcón, autor de “El ángel de Budapest. La lista de Sanz Briz, el Oskar Schindler español” (Ediciones B).

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/angelbudapest.htm



La Librería de El Sueño Igualitario

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Ediciones B, desde la pluma de Julio Martín Alarcón edita este libro que nos acerca a los miles de judíos, que Sanz Briz salvó como funcionario de estado, del holocausto en la II Guerra Mundial.
Budapest, capital de una Hungría agarrotada y saturada,  fue su escenario de acción y de lucha.
Con el ejemplo  de Sanz Briz nos damos cuenta que, en aquellos días, la ética, la voluntad y la determinación pudieron salvar a muchos de los campos de concentración y de exterminio.
El escritor, Julio Martín Alarcón, hace, además que el libro se lea con una facilidad inusitada.
Sans Briz pasó casi desconocido ante tan tamaña epopeya y sólo su determinación, obstinación, sentido humano, humanitario, con grandes brotes de ética, pudieron hacer mella ante la maquinaria nazi que hizo verdaderos descosidos entre la sociedad húngara, sobre todo entre colectivos como los de judíos y gitanos…
Lo que nos explica Ediciones B de este gran libro:
La historia de Sanz Briz en Budapest emociona por su sensibilidad y compasión durante un episodio inhumano de la historia de Europa. Es la epopeya de los miles de judíos que tuvieron la fortuna de sobrevivir y salir del país gracias a la ayuda de los diplomáticos, y también una aventura repleta de reveses y tramas, entre los despachos y las calles de Budapest, los asesinos húngaros del Partido de la Cruz Flechada y los propios nazis, con uno de sus dirigentes más emblemáticos a la cabeza.
Ángel Sanz Briz, a pesar de ejercer como funcionario de un estado, consiguió aplicar sus convicciones y su determinación a las normas de la diplomacia y el derecho: la burocracia fue la herramienta y el ideal humanitario el objetivo que guió sus actos. Las peripecias y trabas que tuvo que sortear, poniendo en riesgo su seguridad y la de su familia, constituyen la trama de este emocionante libro que también esclarece cómo, en contraposición, Adolf Eichmann, teniente coronel de las SS y responsable de las deportaciones del Reich, siguió la burocracia y el derecho alemán en su aplicación estricta e inhumana de las ordenanzas. Los planes de Eichmann y la progresiva evacuación por toda Hungría es lo que el español combatió con su ingenio.
El autor, Julio Martín Alarcón.
Julio Martín Alarcón (1977), periodista del diario El Mundo y la revista La Aventura de la Historia desde 2004, ha dedicado su carrera a la divulgación de la historia y los reportajes de actualidad relacionados con la memoria y la investigación. Formó parte del equipo coordinador de la colección La Guerra Civil mes a mes, del diario El Mundo y firmó uno de sus tomos, La ofensiva de Cataluña. Colaboró con el periodista británico Ben McIntire en la investigación para la obra El hombre que nunca existió. Operación carne picada. Actualmente coordina la sección digital de historia de El Mundo.
Algunos enlaces que pueden ir bien para saber más, documentándose  y demás:
Un documental:
Adolf Eichmann:
El papel de Hungría en la II Guerra Mundial:
El partido de la  Cruz Flechada húngara:
La Resistencia húngara contra los nazis:
Otro diplomático que trabajó en Budapest contra la apisonadora nazi:
Comunidad judía en Hungría:
Los Sefardíes:
Yad Vashem:


Cazarabet conversa con Julio Martín Alarcón:
23363g.JPG-Hungría y Budapest sufrieron, de manera particular, una especie de ocupación-colaboracionista con el régimen nazi. Coméntanos un poco por favor

-Hungría se convirtió en aliado del Tercer Reich, en parte porque siguieron el modelo de la Francia de Vichy del mariscal Pétain; se veía inevitable una invasión en caso de negarse y al mismo tiempo, los nazis les ofrecieron recuperar los territorios que Hungría había perdido tras la Primera Guerra Mundial por el Tratado de Trianón. Sus tropas combatieron contra el ejército soviético, porque al igual que Franco en España, el regente Horthy, que era almirante, consideraba al bolchevismo como una amenaza para Hungría. Esa alianza les permitió una independencia frente al Tercer Reich por lo que hasta 1944, aunque había leyes antisemitas y servicio de trabajo obligatorio para los judíos en el frente, no se les persiguió, ni se les asesinó. Entre 1943 y principios de 1944 cuando la guerra se decantaba ya claramente del lado aliado el gobierno tanteó una paz con los aliados motivo por el cual fueron invadidos por los nazis, que sin embargo mantuvieron a Horthy y un gobierno húngaro. El regente aceptó y facilitó la tarea a los nazis ya que impusieron la Solución Final con la aquiescencia del viejo establishment húngaro,. A partir de ahí, se convirtió en un gobierno títere, una situación que empeoró en octubre de 1944 cuando definitivamente depusieron al almirante conservador y dejaron el país en manos de la Cruz Flechada de Fernec Szalasi, un partido nazi local absolutamente salvaje.

-Hungría y Budapest sufrieron, de manera particular, una especie de ocupación-colaboracionista con el régimen nazi. Coméntanos un poco por favor.

-No, el caso húngaro fue excepcional. Adolf Eichmann el teniente coronel de las SS encargado de implementar la Solución Final en Hungría, se vanaglorió de la rapidez y eficiencia con la que lo hicieron. En Alemania tardaron casi 10 años, en Polonia dos, en Hungría aglutinaron a los judíos de las provincias en guetos en apenas semanas, y en dos meses habían deportado a unos 400.00 húngaros, de los cuales, el 90% fueron directamente de los trenes a las cámaras de gas de Auschwitz. Era el final de la guerra, lo que resulta aún más dramático, pero el engranaje de la Solución Final estaba en su apogeo. La fuerza de Eichmann era muy escasa, sin la activa colaboración del gobierno húngaro, la policía, los gendarmes etc jamás lo habrían logrado en tan poco tiempo. La capital, Budapest, fue más excepcional aún, no hubo un gueto hasta casi el final del cerco soviético, antes se les confinó en las llamadas casas amarillas, marcadas con la estrella de David donde fueron aglutinados los judíos, aunque las casas se encontraban en su mayoría en el histórico barrio judío no era un gueto como tal. A finales de noviembre se tomó finalmente la decisión de hacer un gueto al uso, que fue terrible. Al mismo tiempo permitieron un llamado gueto internacional donde los judíos protegidos por las misiones extranjeras, entre ellas la legación española de Sanz Briz, pudieron estar más a salvo de los desmanes de la Cruz Flechada.

-¿Qué papel tuvo en todo esto el Partido, partidario de la Cruz Flechada?.

-La Cruz Flechada de Ferenc Szalasi, apoyada por los nazis en octubre de 1944 se hizo con el poder en Hungría. Fue, en parte, un movimiento revolucionario, como ellos mismos lo definieron, ultranacionalista y fascista, cuando la guerra estaba a punto de terminar y el fascismo había sido derrotado. Durante su breve periodo asesinaron a miles de judíos sembrando el terror en las calles de Budapest, pero ya no hubo deportaciones en trenes hacia los campos de exterminio porque el Tercer Reich ya carecía de transporte y los campos se estaban desmantelando. Fue la última furia asesina contra lo que quedaba de la comunidad judía húngara en la capital, pero paradójicamente menos efectiva que durante el periodo anterior cuando las deportaciones funcionaban a pleno pulmón.

julio-martin-alarcon-foto-belen-urcelay.jpg-¿Cuándo empezó Sanz Briz a movilizarse” para empezar a salvar a los judíos?.

-Sanz Briz denunció la persecución de los judíos desde que se produjeron las primeras medidas antijudías con la invasión nazi. Informó a Madrid de la brutalidad que comenzaba a apoderarse del país y de lo que ocurría en Auschwitz puesto que el informe de dos judíos eslovacos que se fugaron del campo llegó a su despacho en la Legación en julio de 1944. Fue en Budapest, en las embajadas neutrales como la española cuando todas las sospechas de la terrible verdad de la Solución Final se confirmaron y se hicieron públicas. Se sumó a las protestas del resto de diplomáticos y lograron que Horthy detuviera las deportaciones. Después de denunciar las atrocidades durante meses obtuvo el beneplácito de Madrid a finales de octubre para extender protección diplomática a los judíos, ya que las presiones de las organizaciones judías en EEUU sobre todo, después de darse a conocer el horror de Auschwitz hicieron mella en el gobierno de Franco que quiso congraciarse con los aliados.

-Por favor, explícanos un poco, ¿cómo lo hizo…?

-Estaba todo por hacer, porque cuando comenzó a diseñar su plan para salvar judíos ya gobernaba la Cruz Flechada por lo que tuvo que negociar con unos dirigentes que vivían una ilusión alejada de la realidad. Convenció a las autoridades de que existía una comunidad judía sefardí vinculada a España -escasísima- y que según un decreto de Primo de Rivera de 1924 se les consideraba españoles, a partir de lo cual consiguió convencerles de que se le permitiera extender pasaportes. El decreto se había utilizado ya en Salónica por el cónsul español Romero de Radigales pero en Hungría era más peliagudo porque realmente no existía esa comunidad a diferencia de Grecia. Primero consiguió un cupo de 100, después de 300. Demostró un gran valor y audacia diplomática ya que convirtió los pasaportes en documentos colectivos, cada pasaporte podía proteger a una familia y no sólo a un individuo. Paralelamente, extendió las llamadas Cartas de Protección, más de 1.800, que servían para reconocer la vinculación de esos judíos con España, lo que les daba la posibilidad de evitar la persecución al ser ciudadanos reconocidos por España. Por supuesto, no existía esa vinculación, Sanz Briz extendió cartas y pasaportes a todos los judíos que pudo jugando un equilibrio muy astuto con las autoridades húngaras para lograr que fueran respetados. Entre otras cosas, donó dinero para las víctimas húngaras del avance del Ejército Rojo, lo que le granjeó respeto entre los Cruciflechados de forma que los documentos españoles no cayeran en saco roto. Además, escondió a judíos en su propia casa, lo que era indefendible ante el gobierno a pesar de ser diplomático y en la legación española lo que se escapaba claramente de sus atribuciones.

-Corrió riesgos, muchos riesgos porque, además, desde Madrid se le abandonó a su suerte

-Madrid no le abandonó a sus suerte, estuvieron informados de cada paso, el cruce constante de de telegramas con el Ministerio de Exteriores en los meses finales así lo demuestra. No hubo directrices concretas y Sanz Briz fue el artífice de las negociaciones, pero con conocimiento y placet de sus superiores. En cualquier caso, Budapest era una ciudad ya prácticamente sitiada, en manos de un gobierno y unas milicias callejeras asesinas, además de ser una una ciudad bombardeada con bastante frecuencia por los aliados. Cuando el mayor riesgo se hizo evidente que era, paradójicamente la entrada de las tropas soviéticas que liberarían Budapest, la posición de Sanz Briz se hizo insostenible y Exteriores le dio la orden de abandonar la capital antes de que el ejército de la URSS tomara la capital, lo que hizo en diciembre de 1944 cuando la caída de la ciudad era inminente.

-Sentía como  cierta “deuda” histórica con los judíos expulsados de España años atrás. No sé, como cierta culpabilidad por cómo se  trató a ésta como a otras comunidades?. Su lucha, en particular, miraba mucho sefardíes, cuéntanos.

-Sinceramente, no lo sé, el edicto de los Reyes Católicos era muy antiguo pero es cierto que en España durante el XIX y principios del siglo XX, el peso de la deuda con los sefardíes estuvo en el debate nacional y hubo intentos por reparar esa expulsión. Cristalizó en el decreto de Primo de Rivera de 1924, que permitía regularizar la nacionalidad a los herederos pero fue sólo temporal, cuando Sanz Briz lo esgrimió ya había caducado. Paradójicamente, durante la Segunda Guerra Mundial se utilizó para salvar a judíos pero sólo como una solución provisional durante la guerra, el gobierno de Franco nunca quiso que los sefardíes volvieran a España, de hecho exigió que los refugiados que llegaron que lo hicieran solo como paso previo hacia otros lugares. Franco, aunque no persiguió a los judíos, creía en el edicto de los Reyes Católicos y prohibió que se establecieran de nuevo en España.

-En el subtítulo del libro se lee:”…la lista de Sanz Briz, el Oskar Schindler español…”; pero hubo otros que no fueron Schindler (que puede que sea el más conocido) , pero estuvo  Raoul Wallemberg que, por cierto, también estuvo trabajando para salvar a judíos en Budapest, Hungría y que desapareció con la entrada de las tropas soviéticas y nunca más se supo

-Sí y también Carl Lutz, secretario de la embajada Suiza y el nuncio apostólico Angelo Rotta, enviado diplomático del Vaticano así como el embajador portugués. Colaboraron entre ellos y se reunieron en varias ocasiones coordinando sus acciones. Wallenberg ha sido sin duda el más reconocido de todos ellos porque su labor fue increíble y además fue el único que no sobrevivió al invierno de Budapest. Wallenbergdesapareció con la entrada del Ejército Rojo. Durante años la URSS negó su implicación pero las investigaciones realizadas hasta la fecha ya no ponen en duda que murió a manos de los soviéticos. El destino de Sanz Briz habría corrido, sin duda, el mismo destino, mucho más después de que Franco, aunque neutral, enviara a los voluntarios de la División Azul a luchar en el Frente Este junto a los nazis. España era un país abiertamente anticomunista y beligerante incluso. De ahí las órdenes de Madrid. Sanz Briz no podía permanecer como enviado diplomático en un país ocupado por la URSS.

-Sanz Briz, tuvo más suerte. ¿Qué fue después, vitalmente hablando,  de que este zaragozano se convirtiese en un verdadero “ángel” para muchísimos judíos?.¿Qué fue de su carrera en la diplomatura?

-Tuvo una carrera brillante como diplomático fue destinado a San Francisco como cónsul, a El Salvador, Guatemala, vice cónsul en Nueva York donde formó parte del equipo español en las Naciones Unidas, embajador en Holanda y el primer embajador de España en la China comunista de Mao. Murió, de hecho, ejerciendo su labor como el enviado español en la Santa Sede. Fue un gran diplomático, un gran funcionario de estado además de su acción ejemplar en el Budapest de 1944.

rtXS562L (1).jpg¿Cómo fue la entrada en acción del Cónsul Italiano Perlasca?

-Giorgio Perlasca se presentó en la legación española pidiendo protección. Esgrimió su pasado en la Guerra Civil como voluntario italiano al lado de las tropas de Franco. La situación era muy peligrosa en Budapest desde la invasión de los nazis y Sanz Briz lo acogió. Ayudó a las labores del diplomático español de forma ejemplar hasta la partida de Sanz Briz. Fue entonces cuando trató de continuar la labor del español y se autoproclamó ‘cónsul’ sin ningún permiso. La labor crucial correspondió a Sanz Briz ya que como representante oficial de un país neutral garantizaba las negociaciones con las autoridades húngaras para la protección de los judíos. En sus memorias se otorgó un papel más relevante del que en realidad tuvo aunque sin duda ayudó y mucho durante aquellos meses.

-En la década de los 60 el Vad Vashem  lo nombra justo entre las Naciones. ¿Qué significa o debe significar recibir este nombramiento”?

-Sí, Israel concedió el título de Justo entre las Naciones a Sanz Briz la más alta distinción de  ese país que se puede otorgar a un extranjero. En ese momento como la España de Franco no tenía relaciones diplomáticas con Israel y Sanz Briz seguía siendo diplomático de España, el régimen franquista le impidió aceptar la distinción. Se la otorgarían de nuevo a finales de los 80 cuando ya había fallecido.

-¿Cómo fue, amigo Julio, el proceso de documentación para llevar a cabo este libro?, es de suponer que de lo más apasionante de esta aventura, ¿no?

-Desde luego, bucear entre los archivos y la documentación de la época, es un aspecto crucial y para mí muy emocionante aunque sea también arduo. Además viajé a Budapest y Londres donde conocí a algunos supervivientes y testigos de algunos episodios clave de la historia, y a otros investigadores del periodo y de la figura de Sanz Briz que me mostraron la ciudad del 44. Sin duda, fue un honor poder reconstruir la historia del gran diplomático además de una gran responsabilidad al tratarse de un tema tan escalofriante como fue el Holocausto en Hungría donde no sólo hay que contar la historia  de los que salvaron sino también, más si cabe de los que no lograron hacerlo. Por eso dediqué una parte importante del libro a documentar cómo fue la implementación de la Solución Final en Hungría, no solo por parte de las SS al mando de Adolf Eichmann, otro de los protagonistas del libro, sino el papel de las autoridades del país, de los diferentes gobiernos y del regente Miklos Horthy, jefe del Estado durante gran parte de los acontecimientos.



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El ángel de Budapest. La lista de Sanz Briz, el Oskar Schindlerespañol. Julio Martín Alarcón   
300 páginas        15 x 23 cms.
20.00 euros

Ediciones B


La historia de Sanz Briz en Budapest emociona por su sensibilidad y compasión durante un episodio inhumano de la historia de Europa. Es la epopeya de los miles de judíos que tuvieron la fortuna de sobrevivir y salir del país gracias a la ayuda de los diplomáticos, y también una aventura repleta de reveses y tramas, entre los despachos y las calles de Budapest, los asesinos húngaros del Partido de la Cruz Flechada y los propios nazis, con uno de sus dirigentes más emblemáticos a la cabeza.

Ángel Sanz Briz, a pesar de ejercer como funcionario de un estado, consiguió aplicar sus convicciones y su determinación a las normas de la diplomacia y el derecho: la burocracia fue la herramienta y el ideal humanitario el objetivo que guió sus actos. Las peripecias y trabas que tuvo que sortear, poniendo en riesgo su seguridad y la de su familia, constituyen la trama de este emocionante libro que también esclarece cómo, en contraposición, Adolf Eichmann, teniente coronel de las SS y responsable de las deportaciones del Reich, siguió la burocracia y el derecho alemán en su aplicación estricta e inhumana de las ordenanzas. Los planes de Eichmann y la progresiva evacuación por toda Hungría es lo que el español combatió con su ingenio.

Julio Martín Alarcón (1977), periodista del diario El Mundo y la revista La Aventura de la Historia desde 2004, ha dedicado su carrera a la divulgación de la historia y los reportajes de actualidad relacionados con la memoria y la investigación. Formó parte del equipo coordinador de la colección La Guerra Civil mes a mes, del diario El Mundo y firmó uno de sus tomos, La ofensiva de Cataluña. Colaboró con el periodista británico Ben McIntire en la investigación para la obra El hombre que nunca existió. Operación carne picada. Actualmente coordina la sección digital de historia de El Mundo.



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