El secretario de Estado de Memoria Democrática visita la zona de excavaciones en el segundo día de trabajos y se compromete a seguir buscando: “Si no los encontramos aquí, plantearíamos intervenir en otras zonas”
Jaime Villanueva
Todos los ojos están puestos en la búsqueda de la fosa común de los 451 brigadistas internacionales que se cree está en la misma parcela del barrio de Montecarmelo en la que el Ayuntamiento de Madrid quiere construir un cantón de basuras. En el segundo día de rastreo, el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, ha acudido a observar el enorme hueco que ha abierto una retroexcavadora. A lado y lado del hoyo, se levantan varias montañas de escombros que la empresa contratada por el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática ha sacado en las últimas horas. De momento, la máquina busca llegar al “nivel geológico”, es decir, al suelo original del terreno, el que no tiene escombros. Solo entonces, comenzará la operación manual para verificar si hay o no restos humanos. “Desearíamos que se pudieran encontrar los restos aquí donde se están buscando, con muchas dificultades. Si no los encontramos aquí, plantearíamos que nos dejaran intervenir en otras zonas”, ha dicho el secretario de Memoria Democrática. Los vecinos y los integrantes de asociaciones de memoria democrática han soltado un respiro de alivio.
Mientras eso sucede, a espaldas del secretario de Estado, el equipo de ArqueoAntro avanza en los trabajos. Esta asociación científica tiene cerca de una década de experiencia en excavación y exhumación de fosas comunes: ha trabajado en Paterna, Castellón (Comunidad Valenciana), Teruel (Aragón) y Brunete (Comunidad de Madrid), entre otras. “Han aparecido bastantes escombros. Es un basurero enorme, que tiene una profundidad de unos dos metros y que nos ha dificultado los trabajos para llegar al nivel natural de 1941 y luego profundizar en esa zona para comprobar si están los restos”, explica Javier Iglesias, director antropólogo de ArqueoAntro.
El primer día han excavado hasta las 18.00 y, en los próximos días, lo harán de 7.30 a 15.00. Todo bajo el escrutinio de una funcionaria municipal, que los acompaña durante toda la jornada. Por ahora, ArqueoAntro solo podrá buscar en los dos puntos que les ha autorizado el Ayuntamiento de Madrid y no en toda la parcela, como originalmente habían solicitado.
Las dos zonas autorizadas corresponden con las que Gama Geofísica S.L., una empresa contratada por Cibeles para hacer un estudio de georradar, detectó como “anomalías” en la parcela. El área que actualmente se está excavando es la que ha sido identificada como “altamente compatible” con el enterramiento. Luego, pasarán a la “anomalía secundaria”, ubicada a unos 20 metros que, pese a que ha sido descrita como incompatible con una fosa, tampoco debe “descartarse del todo”, según recomendaciones del estudio de georradar. El secretario de Memoria Democrática asegura que actuarán “de buena voluntad” con el Ayuntamiento en las zonas donde tienen el permiso. Sin embargo, recuerda que de no ser por la demora y las trabas para otorgar las autorizaciones, estos mismos trabajos pudieron haberse iniciado hace más de seis meses.
La gran pregunta, sin embargo, es qué sucedería si en ninguna de esas zonas se encuentra la fosa. Para seguir la búsqueda, habría que barajar varias alternativas: desde pedir una nueva autorización con acceso a toda la parcela, como se había solicitado originalmente, o aplicar una de las herramientas más duras de la Ley de Memoria Democrática: la expropiación temporal del terreno. El abogado Eduardo Ranz, especialista en casos de memoria histórica, recuerda que esta herramienta está contemplada desde la Ley de Memoria Histórica desde 2007. “En la práctica nunca se ha utilizado. Pero, llegado el caso, lo más prudente es que la Secretaría de Estado tuviera en marcha ese expediente en colaboración con la Abogacía General del Estado”, asegura Ranz.
Aunque el Gobierno de España no ha concretado medidas, sí ha manifestado su compromiso con continuar con la búsqueda de los brigadistas en la zona. “Su memoria es un ejemplo de la solidaridad de miles de jóvenes que vinieron a España durante la guerra a combatir por la libertad y contra el fascismo”, ha destacado el alto cargo.
Las Brigadas Internacionales fueron unidades militares compuestas por voluntarios de más de 50 países que apoyaron al ejército de la Segunda República en la Guerra Civil española. Los 451 brigadistas que se buscan en Montecarmelo murieron entre 1936 y 1937 en enfrentamientos y bombardeos. Fueron enterrados en un cementerio que era propiedad de las Brigadas ubicado justo al lado del cementerio municipal de Fuencarral.
Pero, en 1941, por orden del franquismo fueron exhumados y llevados “a la fosa común del cementerio de esta localidad”, según figura en actas de las sesiones del entonces Ayuntamiento de Fuencarral. Hoy se conoce la identidad y nacionalidad de parte de los 451 brigadistas gracias a un listado de inhumaciones de las Brigadas Internacionales, digitalizado y publicado por el Archivo de la Internacional Comunista. Entre ellos está, por ejemplo, Julian Bell, sobrino de la escritora británica Virginia Woolf.
También está el alemán Heinz Schade, bisabuelo de Dunya Veenhof, una joven de Países Bajos que ha acompañado las dos jornadas de excavaciones. La madre de Dunya, Magda, lleva años buscando el rastro de Heinz Schade, que huyó de Alemania a Países Bajos a los 32 años, antes de la II Guerra Mundial. Luego, en 1936, se alistó a las Brigadas para combatir en España. A partir de documentos históricos, Magda Veenhof descubrió que su familiar había muerto en la batalla de Boadilla del Monte. Los brigadistas caídos en este enfrentamiento fueron sepultados en el cementerio de Fuencarral y, luego, exhumados y arrojados a una fosa común cuyo paradero es desconocido. Hasta ahora.
Desde Madrid, Dunya Veenhof, de 29 años, mira con emoción la excavación. “Esto es bastante importante para mi madre”, asegura. Dunya recuerda que, a sus tres años, la familia viajó de Países Bajos a Madrid para visitar el cementerio de Fuencarral y el memorial a los brigadistas. “Si encuentran algo, seguro ella estará dispuesta a volver para aportar su ADN e identificarlo”, afirma Veenhof.
Andrés Chamorro, miembro de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABO), es otra de las personas que ha estado “al pie del cañón” ambas jornadas. “Es la primera vez, que sepamos, que se buscan brigadistas internacionales en Madrid y por parte del Estado español”, celebra Chamorro. De encontrar el enterramiento, se trataría, además, de la primera fosa común de la capital hallada después de la dictadura. En Madrid se han exhumado otras fosas, según datos del mapa de fosas del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática, pero todas fueron hechas para trasladar los cuerpos al Valle de Cuelgamuros o de los Caídos.
La AABI se fundó en 1995 y, desde entonces, ha hecho un rastreo de información sobre la fosa de Fuencarral. A la fecha, tienen datos de familiares de cinco víctimas, entre las que está la de Julian Bell y la de Heinz Schade. La AABI, a través de otras asociaciones hermanas en Europa, avanza en conseguir más información. Este miércoles, de hecho, Chamorro ha hecho un recorrido por la parcela y el cementerio con representantes de las embajadas de Bulgaria y Países Bajos, que han venido con el secretario de Estado, para explicarles la historia de los brigadistas. Bulgaria, por ejemplo, tiene cuatro nacionales en la lista de los 451. El listado de exhumados, por cierto, guarda todo tipo de pecualiaridades: por ejemplo, hay un menor español de 14 años llamado Enrique Ramírez Portellano; una mujer, María Romero López, que estaba en la unidad de Sanidad; y hasta un bebé de seis meses.
Por eso, la AABI se ha dejado todo en esta parcela. En junio, denunció al alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, por “ocultar indebidamente” el contenido del informe de la empresa que contrató Cibeles para hacer el estudio de georradar y exigió, además, que se diera autorización para buscar en toda la fosa y no solo en dos puntos. ArqueAntro tiene hasta el 12 de septiembre para buscar en las dos zonas permitidas. Si se encuentra algo, sería una victoria vecinal y de las asociaciones de memoria. Además, el Gobierno ordenaría a Cibeles detener las obras del cantón. Si no, se abriría un capítulo más justo en el aniversario del inicio de la batalla de Montecarmelo contra el Ayuntamiento de Madrid por la construcción de un cantón junto a un cementerio, dos colegios, una guardería y varios centenares de viviendas.
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