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La Asociación para a Recuperación da Memoria Histórica solicita la creación de un lugar de recuerdo en el cementerio para los represaliados sin tumba, propuesta que estudia el Concello
Rafael tiene un prendedor de madera sujeto a su camisa. Es ovalado. Contiene una fotografía en blanco y negro de un hombre joven vestido con traje. Fue tomada en un estudio de Cuba, donde el fotografiado estuvo emigrado en los anos 20. Dentro del prendedor lleva también dos piedras muy pequeñas, brillan como las uñas de un bebé. "Proceden da cova na que estivo escondido o meu avó Antonio Reboiro".
Rafael Castillo es una de las personas que se reunieron este lunes en un acto de la Asociación para a Recuperación da Memoria Histórica (ARMH) con el objetivo de reivindicar un lugar en el que se recuerde a las víctimas de la dictadura franquista en el cementerio de San Froilán.
El investigador del colectivo Miguel Freire indicó que se está negociando su habilitación con el Concello. La alcaldía confirmó los contactos. Freire detalló que piden un espacio de recuerdo "para que os familiares dos que foron asesinados sen que sabia onde están os seus restos dispoñan dun punto de referencia para recordalos".
El monumento que proponen es un monolito de granito en el que figuraría una inscripción explicativa de su intención. La ARMH confía en que pueda hacerse el año próximo.
Rafael Castillo vestía un sombrero de paja para el calor y una bufanda tricolor para mantener el hilo ideológico con su abuelo asesinado, que entonces era alcalde de A Pobra de Brollón. Rafael conoce la ley porque es su secretario municipal desde hace 44 años. Aparta la bufanda para sacar un papel. Lee el artículo 50 de la Ley de Memoria Histórica, que ampara la creación de lugares para recordar a los asesinados.
"A primeira noticia do que lle pasara ao meu avó foi aos 15 anos. Non me dixeran nada para que non pensase que el fixera algo malo. Tiñan medo", comenta. "Collérono nos primeiros días" tras el golpe de Estado de julio de 1936. "Escapou do camión no que o levaban para matalo. Escondeuse nas covas dos montes. Unha prima da muller colgaba as sabas nunha terraza para avisalo de cando podía volver á casa. Escondíase nun palleiro, tras da herba, durante o día. Un cura deu o chivatazo. Veu a brigada de Eirexalba (O Incio). Fixeron retirar toda a herba a dous fillos seus. Levárono ao cárcere de Lugo, onde estivo na cela 14. Foi condeado a morte", recuerda Rafael. Antonio foi fusilado en decembro de 1938 en el cementerio de Magoi, onde está el Gran Hotel.
La mayoría, fusilados en el cementerio de Magoi
La mayoría de los recordados este lunes fueron tiroteados en las tapias de ese camposanto, que fue destruido en 1972 para hacer el hotel. Miguel Freire se pregunta a dónde fueron los restos. La familia de José Correa Miranda, secretario del Concello de Cervo, asesinado en diciembre de 1936, intentó recuperar sus restos cuando se deshizo el cementerio, pero no se les permitió.
A diferencia de Rafael Castillo, su nieta Emma Otero, de 71 años, supo lo que le habían hecho a su abuelo desde el primer momento. "A miña nai, Julia Correa, falounos sen medo. Tamén levaron o seu fillo Sergio, que tiña 19 anos, para o cárcere de Lugo, pero non o mataron". Añade que "o meu tío Sergio tiña un amigo que estivo en Marrocos con Franco e tiña un cargo no Ministerio da Mariña, foi quen o sacou do cárcere". "Tiñamos un ultramarinos en Cervo. Unha semana despois de matalo uns encarapuchados asaltaron a tenda", afirma Emma.
Ángel Pérez Gándaras, farmacéutico del concello y miembro del comité del Frente Popular de Vilameá, actual A Pontenova, recibió una salva de disparos en Magoi el 13 de febrero de 1937. Su farmacia acabó siendo desvalijada. Su familiar político Pedro Figueroa apuntaba que "Ángel tiña un irmán que era alto mando da Garda Civil. Puido salvar a outros dous irmáns, pero non chegou a tempo con Ángel".
Una mujer que se enfrentó a tiros a la Guardia Civil
Anuncia Rodríguez Maceda, acogía a varios huidos en su casa de Eirexalba. Tuvo un tiroteo contra la Guardia Civil en 1939. Su nieta Isabel Mao cuenta que Anuncia había estado en Cuba, por lo que traía ideas progresistas. A Isabel le sorprende la bravura de su abuela, que le parece inconsciente "porque tenía cuatro hijas pequeñas".
Habían paseado a su marido el 6 de agosto de 1936 "después de ser denunciado por el vecino de la casa de enfrente". Anuncia fue conducida a la cárcel de Lugo, condenada a 30 años. En 1941 contrajo tuberculosis y murió en el Hogar de Santa María.
El abuelo de Ramón López también murió de tuberculosis, en A Coruña. "Era barbeiro, socialista, de Ribadeo. Escapou ao monte. Baixou á vila para despedirse da familia porque marchaba a Asturias. Foi denunciado". "O peor foron os corenta anos de silencio das familias nas casas".
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