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Existe más de una treintena de símbolos franquistas en portales de la ciudad. El consistorio donostiarra no tiene ningún censo de estas placas a pesar de lo que indica la Ley de Memoria Histórica
17.04.13 - 07:26 -
Pese a décadas de gobiernos democráticos del PNV, EA, PSE-EE y Bildu, son decenas las pequeñas placas identificativas de la dictadura de Franco que perduran todavía en portales y edificios de nuestra ciudad. Son los últimos signos del franquismo que día a día conviven con los donostiarras y que, según la Ley de Memoria Histórica de 2007 así como una iniciativa aprobada en el Parlamento Vasco en 2011, deberían ser eliminadas de la vía pública.
Todas estas placas hacen referencia al Instituto Nacional de la Vivienda de la época, donde reza «Esta casa está acogida a los beneficios de la Ley de 15 de julio de 1954» y donde figuran el yugo y las flechas de Falange. Dichos objetos fueron colocados en viviendas de protección oficial de los años cincuenta y sesenta. Durante décadas han pasado desapercibidas para la mayoría de la ciudadanía, pero, en cambio, su existencia no es desconocida para asociaciones y agentes sociales donostiarras como, por ejemplo, la asamblea de jóvenes de Egia 'Polloe Bizirik'. En este barrio es donde más vestigios se han contabilizado, una docena.
Amalur Álvarez, miembro de dicho colectivo, explica que «desde hace tiempo en Egia siempre se ha comentado que hay varias placas. Se hizo una lista y, al parecer, se quitaron algunas». De todos modos, 'Polloe Bizirik' es consciente de que todavía hoy perduran decenas de estas. Por ello, su idea es «tratar el tema con varias iniciativas: además de organizar una charla, hacer algo más vistoso y reivindicativo en la calle para denunciar que esas placas ya no deberían seguir ahí, ya que no tienen ningún sentido».
Decenas de iniciativas
Desde las asociaciones de memoria histórica llevan años desarrollando iniciativas para la supresión de la simbología franquista. Es el caso de 'Ahaztuak 1936-177', que desde 2007 hasta ahora ha presentado una veintena de mociones en diferentes instituciones vascas. «Todo esto, además, tiene que tener un calado más social, más pedagógico, que la gente sepa por qué se retiran. Es clave que en la lucha contra la impunidad, además de quitarlas, la gente conozca lo sucedido», explica Martxelo Álvarez, portavoz de dicha asociación.
En concreto, dicha supresión se debería realizar en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica aprobada en octubre de 2007, que en su artículo 15.1 insta a las administraciones públicas a tomar «las medidas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos conmemorativos de exaltación personal o colectiva, del levantamiento militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura». El historiador y miembro de Intxorta 1937 Kultur Elkartea Jesús Gutiérrez es muy crítico con la situación actual: «Sería impensable que en otros lugares donde ocurrieron hechos similares, véase en Alemania e Italia, todavía se perpetuasen físicamente objetos que recordasen dictaduras militares. Mientras que aquí, después de tantos años, simplemente hay una ley de mínimos para cubrir el expediente».
El Parlamento Vasco, por su parte, aprobó por unanimidad en 2011 una iniciativa a favor de la retirada de símbolos franquistas de los espacios públicos de la CAV. La resolución demandaba al Gobierno Vasco la elaboración de un catálogo de este tipo de vestigios y que colaborara económicamente con los ayuntamientos. El gobierno de Lakua procedió en 2011 a la elaboración del catálogo. Asimismo, se envió una circular a todos los municipios para que dieran parte de los vestigios existentes en sus localidades.
El historiador Aitor González de Langarica fue uno de los dos expertos contratados para realizar dicho catálogo. «El trabajo consistió en hacer una cata para constatar que quedan vestigios y, luego, que cada ayuntamiento haga su trabajo. No es una lista definitiva». El año pasado se constituyó una comisión técnica con expertos en el tema y finalmente se culminó el proceso en septiembre con un dictamen con recomendaciones para las instituciones públicas.
Por su parte, el historiador Gutiérrez hace hincapié en que «la eliminación de esos objetos no se ha llevado adelante. Existirá una 'muy bonita' base de datos, pero que en la práctica ahora no está sirviendo para nada». A lo que González de Langarica añade: «Corre el riesgo de que esto se quede en un cajón».
Sin censo en Donostia
González de Langarica, uno de los expertos que ha realizado el catálogo para el Gobierno Vasco, relata que ni ellos ni el Consistorio donostiarra disponen del número exacto de placas existentes en la ciudad: «Cuando nosotros lo hicimos, el Ayuntamiento no tenía una lista». Desde la corporación, efectivamente, el Concejal de Urbanismo y Vivienda, Ricardo Burutaran, corrobora que no poseen ningún censo de vestigios de la dictadura. Sin embargo, informa de que sí han realizado iniciativas como la exposición y monolito sobre los presos de la cárcel de Ondarreta así como un estudio previo de calles y plazas con denominaciones franquistas para su posterior cambio. «No ha habido ningún trabajo de campo de identificaciones de placas, porque se creó una comisión específica para las calles».
Preguntado por la idea de elaborar dicho censo, Burutaran responde que «supera a la propia comisión de calles, por tanto, no ha sido abordado y tendrá que hacerlo el equipo de Gobierno». De todos modos, el concejal donostiarra hace un llamamiento para «poner en conocimiento del Ayuntamiento cualquier emplazamiento de placas y se compromete a investigar todas las denuncias así como eliminar las que proceda».
Sin retirar. Placa que aún sigue colocada en una casa de la calle Ametzagaña de Egia. :: A.A.
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