Paul Preston. Historiador. El hispanista británico revisa y amplía su monumental y definitiva biografía del dictador, definido por su «frialdad, astucia y ambición»
MIGUEL LORENCI | MADRID
Pocos historiadores han estudiado tan a fondo como Paul Preston (Liverpool, 1946) la figura de Francisco Franco. El hispanista revisa y amplía su monumental biografía del dictador, 'Franco. Caudillo de España' (Debate), y dibuja en un millar de páginas nuevos perfiles del militar que gobernó España con mano de hierro. Cuarenta años después de su muerte, cree Preston que el «expediente Franco sigue abierto». También que España ha sido más que benevolente en su juicio histórico al dictador y a su herederos.
-¿Es Franco uno de los dictadores de más 'éxito' del siglo XX, comparado con Mussolini o Hitler?
-Sin duda. Mientras que sus aliados fueron derrotados en la II Guerra Mundial y sus pueblos sujetos a procesos de desnazificación/desfascistización, Franco se benefició del anti-comunismo de las potencias occidentales. Gozó de la situación geoestratégica de España e impuso un lavado de cerebro nacional que creó el franquismo sociológico.
-¿España ha sido indulgente en su juicio histórico?
-Muy indulgente. En Alemania o Austria sería ilegal hablar de Hitler en los términos en que se habla de Franco en España.
-¿Qué haría con sus restos, que siguen en el Valle de los Caídos?
-Devolverlos a su familia.
-¿España fue benévola con su familia? ¿Deberían devolver algo?
-Los gobiernos democráticos han sido más que benévolos con la familia Franco. Si deben o no devolver es de incumbencia de la judicatura.
-Dice que la guerra se sigue librando en el papel con «mala leche».
-La guerra sigue librándose en el papel, tanto por parte de historiadores y periodistas de diferentes grados de seriedad como por la gente que escribe comentarios agresivos e insultantes en la red sobre lo que publica la prensa. En estos últimos es donde está la «mala leche». Es una lástima tremenda que investigadores muy serios soporten insultos personales en vez de argumentos serenos.
-¿Hay más historiadores franquistas que antifranquistas como usted? ¿Le resta rigor su postura?
-Ha habido y hay muchísimos más historiadores críticos con el franquismo que defensores del dictador y su dictadura. Pero veo que algunos libros de autores franquistas se venden mucho más. Creo que no me resta rigor tener un enfoque crítico de un dictador responsable de cientos de miles de muertos, de los campos de concentración de los años cuarenta, que obligó al exilio a cientos de miles de españoles condenados a la miseria económica de los primeros años de su dictadura. Igual que a los biógrafos canónicos de Hitler y Mussolini no les resta rigor su enfoque crítico. Todo cuanto escribo se basa en fuentes cuidadosamente citadas en la notas.
-Franco creyó dejar todo «atado y bien atado». ¿Rabiaría hoy?
-No dejó todo «atado y bien atado». Pensó que lo había logrado, pero los hechos posteriores mostraron su fracasó. Pronunció la famosa frase náutica en su mensaje de fin de año de 1969 y tenía en mente que «el príncipe Juan Carlos ha quedado atado y bien atado». Confiaba, por el juramento de Juan Carlos y por la supuesta solidez de las instituciones franquistas en que defendería como rey los principios del Movimiento. No creo que a Franco le gustara lo que pasó tras su muerte.
-¿Le reconoce alguna virtud?
-Si por virtud entendemos capacidad, debería reconocer varias. No se llega al poder ni se ostenta durante cuarenta años sin cualidades prácticas. Tenía astucia y dotes de mando y manipulación en abundancia. También tuvo mucha suerte en los contextos internacionales en los que actuó. Si por virtud entendemos cualidades loables, hay que reconocer que hizo todo lo posible para favorecer a su familia.
-¿La cautela define a Franco?
-No. Antes añadiría frialdad, astucia y ambición.
-¿Robó Franco tanto como sugiere el historiador Ángel Viñas?
-Las investigaciones sólidas del profesor Viñas, de Javier Otero y de Mariano Sánchez Soler muestran que se enriqueció y la visión convencional de Franco sin afán de lucro ya no se sostiene.
-Su 'baraka', su buena estrella, ¿le dio larga vida física y política?
-Tuvo suerte como militar, como político o como dictador. Y mucha, repito, en el contexto internacional que facilitó su ascenso y su permanencia en el poder.
-Se reinventó sin parar. ¿Cuántas máscaras se puso?
-Como mínimo seis: en África, 'el héroe del Rif'; en la guerra, 'El Cid de siglo XX'; al comienzo de la Guerra Mundial, 'el forjador de un nuevo imperio, un Felipe II del siglo XX'; tras la Guerra Mundial, en los cincuenta, 'el capitán de Numancia' contra un supuesto asedio internacional', 'el Centinela de Occidente' y 'el padre del pueblo' en los años sesenta.
-Fue ingenuo hasta creer en la piedra filosofal y contratar a un alquimista que sacaría a España de la pobreza.
-Fue muy ingenuo en ciertas cosas. Además de contratar al alquimista, fue estafado por un tramoyista que le vendió el supuesto secreto de un polvo que se podría mezclar con agua para producir petróleo.
-¿Quedan secretos sobre Franco?
-Si lo supiera, no serían secretos. Sabemos muchísimo pero los últimos descubrimientos de Ángel Viñas y otros indican que siempre puede haber algo más. Como digo en el libro, el expediente de Franco no se puede cerrar todavía.
-¿Son accesibles a todos los papeles de la Fundación Franco?
-Los papeles estatales que fueron depositados en la Fundación Nacional Francisco Franco ya se pueden consultar en el Centro Documental de Memoria Histórica de Salamanca. Sin embargo, quedan otros muchos documentos personales que en el momento de su muerte obraban en manos de su familia.
-Ganó la guerra ¿siendo tan mal estratega como usted sostiene?
-No digo que fuera mal estratega. Digo que no era un Napoleón o un Rommel. Pudo haber ganado la guerra antes, pero no lo hizo a pesar de los consejos de sus generales. Venció por varias razones. Gozó de la ayuda abierta de Hitler y Mussolini y de la ayuda velada de Gran Bretaña y Francia, que privó a la República de muchas posibilidades de defenderse. Luego pudo imponer su modelo de esfuerzo bélico sin trabas. En cambio, la República, por ser democrática, fue debilitada por los conflictos entre los que querían montar una guerra revolucionaria y los que pensaba que había que centralizar el esfuerzo bélico.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada