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CUARENTA AÑOS DE LA MUERTE DE FRANCO
Uno de los escudos franquistas que todavía quedan en edificios oficiales de la Gran Vía
En cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica se retirará el escudo nacional ubicado en la fachada de la Casa de la Juventud, del barrio de Garrido. Se mantendrá la cruz de los caídos de Tejares, por no ser un elemento vinculado con la Guerra Civil, aunque sí se retirará la placa en su base conmemorativa a los caídos. El monumento a la Unificación, obra del escultor Núñez Solé en la plaza de las Salesas, no deberá ser retirado porque está acreditada la desaparición de los elementos franquistas de la estatua. Diferente percepción hay en los símbolos de otros edificios públicos donde, según Memoria y Justicia, la Ley de Memoria Histórica tiene un fallo al dejar en manos de Patrimonio muchas decisiones
El Ayuntamiento de Salamanca ha iniciado un expediente para estudiar la retirada de determinados símbolos franquistas en vías públicas y edificios municipales, en cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica. En este sentido, se ha solicitado, según se anunció en octubre, un informe técnico cualificado para elaborar un inventario del callejero de la ciudad que delimite con precisión la relación de calles o sus rótulos que han de ser objeto de esta retirada, en cumplimiento del artículo 15.1 de la Ley de la Memoria Histórica.
En concreto, se retirará el escudo nacional ubicado en la fachada de la Casa de la Juventud, del barrio de Garrido. En el caso de la cruz de los caídos de Tejares se distingue, por un lado, lo que es, propiamente, la cruz que, por sí misma, no es un elemento vinculado con la guerra civil. Por lo tanto, se mantendrá, aunque sí se retirará la placa en su base, conmemorativa a los caídos de la guerra civil.
Por otra parte, y según el informe del técnico y arquitecto municipal Carlos Macarro, el monumento a la unificación, obra del escultor Núñez Solé ubicado en la plaza de las Salesas, no deberá ser retirado porque está acreditada la desaparición de los elementos franquistas de la estatua y no se encuentra, por lo tanto, dentro del ámbito de aplicación de esta Ley.
Distinta valoración debe realizarse de ciertos murales de piedra instalados en las paredes de alguno de los edificios construidos por la Delegación Nacional de Sindicatos en los barrios de El Carmen o San Bernardo. En estos casos, y al afectar la eventual retirada de estos murales a edificios de titularidad privada, correspondería a las distintas comunidades de propietarios el cumplimento de esta obligación o, al menos, la retirada de los mismos por parte del Ayuntamiento debería contar con su autorización, según se recoge en el estudio elaborado por el Oficial Mayor del Ayuntamiento de Salamanca.
Otro caso es el de algunos símbolos en edificios públicos como ya ha constatado la asociación de Memoria y Justicia, que solicitó ante la Subdelegación del Gobierno la eliminación del escudo en la fachada de la Audiencia Provincial sin que se le haya dado, siquiera, una respuesta. Y el silencio, en este caso, es negativo. Esto es debido, según la presidenta Luisa Vicente, a una Ley de Memoria Histórica que tuvo fallos en su articulación al dejar en manos de Patrimonio, del Ministerio de Cultura, ciertos asuntos.
Sobre el nombre de las calles que el Ayuntamiento está estudiando, para Luisa Vicente sería importante que sean los propios vecinos los que decidan el nuevo nombre ya que puede suponer un problema para vecinos y comerciantes. Además, también confió en que los vestigios que restan por la provincia también vayan llegando a su fin como, según la consta, en Águeda del Caudillo, que perderá ‘el apellido’ o las calles de Ciudad Rodrigo que aún tienen la nomenclatura franquista, que en próximos plenos lo cambiarán.
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