dissabte, 25 d’abril del 2015

25 de Abril: 41º aniversario de la revolución de los claveles en Portugal


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Por Salvador López Arnal
Nos llegaron noticias de la revolución el mismo 25 de abril de 1974. No sabíamos exactamente qué ocurría pero una revolución -¡una revolución!- de militares y del pueblo portugués arrojaba a la cuneta de las grandes infamias de la historia décadas de salazarismo, aquel régimen tan próximo al franquismo, el mismo que había expatriado a Miguel Hernández a España en 1939, sellando su condena a muerte o a cadena perpetua.
¿Qué sentimos en aquellos momentos los jóvenes antifranquistas que entonces teníamos 18, 19 ó 20 años? Ilusión, esperanza, emoción por lo que íbamos leyendo entre líneas en los artículos de, entre otros, Manuel Vázquez Montalbán y Eliseo Bayo, y más de una perplejidad: un ejército, una parte del ejército tomaba posiciones democráticas, socialistas y populares acompañados de un general, Spínola, que nos recordaba en muchas de sus formas y contenidos a algunos de los generalotas fascistoides que poblaban densamente y mandaban ampliamente en el ejército encabezado por el Generalísimo criminal y golpista.
A pesar de los que nos contaban de los militares de la UMD, no pensábamos que lo ocurrido en Portugal permitiese copias mejoradas en nuestro país. La represión era, seguía siendo salvaje. Apenas un mes antes, Salvador Puig Antich había sido asesinado. No fue el único. En abril de 1973, la Guardia Civil ametrallaba a un trabajador en la puerta de la central térmica de Sant Adrià de Besòs (Barcelona) y en agosto de 1974 era asesinado en Carmona, también por la Guardia Civil, que nunca ha sido depurada, Miguel Roldán.
Cuando pudimos, un año después en mi caso, en el primer aniversario de la revolución de los claveles, viajamos a Lisboa, una de las ciudades más hermosas que pueden visitarse. Tan cercana y tan desconocida. Apenas vimos la ciudad, no vimos casi ninguno de los rincones que suelen visitarse. Mis visitas, nuestras visitas, se dirigieron a las sedes de todos los partidos de izquierda, incluidos los de extrema izquierda (especialmente el MRPP y Arnaldo Matos) y a barrios de trabajadores que seguían luchando organizadamente, en pie de resistencia y combate, anhelando un socialismo democrático no descafeinado para su país y para sus pobladores. Por supuesto el partido “socialista” de don Mario Soares ya hacía de las suyas. Fue premiado por ello.
Intentamos aprender portugués en 10 días. Leímos a Lenin y algunos de sus opúsculos más esenciales. Y, sobre todo, bajábamos a la plaza del Rossio a oír los comentarios, los agudos comentarios de los ciudadanos lisboetas. A veces osados, sin vergüenza, nos atrevimos a intervenir. Nunca fuimos rechazados a pesar de nuestras estupideces.
Adquirimos todos los libros, panfletos y materiales que nos fue posible. Queríamos difundirlos aquí, en España. La operación tenía sus riesgos. La guardia civil, la misma que 36 años antes había asesinado a mi abuelo, seguía asesinando, acechaba y vigilaba la frontera. Yo tuve la ayuda inestimable del conductor y de algunos trabajadores del tren. Sin pedirles permiso, era desde luego un verdadero irresponsable izquierdista, guardé mi paquete de papeles y libros en una de sus taquillas. Eran compañeros del PCP y del sindicato de ferroviarios. Me echaron, con razón, una bronca suave. Por qué no había hablado con ellos antes. Me ayudaron.
Volví a Lisboa, siempre se vuelve a la ciudad del Tajo. La visité con mi compañera hace pocos años. Una noche, tomando algo en un pub, pregunté a unos jóvenes camareros si podía sonar el Grândola, Vila Morena. Se rieron algo perplejos; no era el lugar más adecuado me respondieron con cortesía. Eso sí, todos los jóvenes con los que hablé conocían la canción, inolvidable para ellos y para todos nosotros, y sabían su significado. Lisboa, todo Portugal, seguía siendo una tierra de fraternidad.
Como ahora, exactamente como ahora. Lo dijo, lo cantó, lo vindicó, nos lo hizo sentir, nos lo hace sentir el no olvidado –¡nunca habitará nuestro olvido sobre él!- José Afonso, en uno de sus últimos recitales: “¡25 abril sempre, 25 abril sempre, 25 abril sempre!”.
Acertó de pleno, conocía el alma de la ciudadanía popular, del demos. De allí y de aquí. ¿O no es el caso?
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona)

La historia de Grândola

Grândola, Vila Morena (Grândola, Villa Morena), es una canción compuesta por José Afonso que fue escogida por el Movimiento de la Fuerzas Armadas (MFA) para ser la segunda señal de la Revolución de los Claveles de Portugal. La canción hace referencia a la fraternidad entre las personas de Grândola, en el Alentejo, y había sido prohibida por el régimen salazarista como una música del partido comunista de Moscú. En la madrugada del 25 de abril de 1974 la canción era retransmitida en la Rádio Renascença, la emisora católica portuguesa, como señal para la confirmación del inicio de la revolución. Esta canción se convirtió en un símbolo de la revolución y de la democracia en Portugal.
El 29 de marzo de 1974, Grândola, Vila Morena fue la canción de cierre de un espectáculo de Amalia Rodrigues en el Coliseo de Lisboa. Asistieron al mismo varios militares del (MFA) Movimiento de las Fuerzas Armadas que la escogieron como señal de arranque para la incipiente Revolución de los Claveles; se ha atribuido la elección a Otelo Saraiva de Carvalho en concreto. En ese espectáculo, la censura del régimen dictatorial de Salazar había prohibido varias canciones de José Zeca. Entre ellas estaban: Venham mais Cinco (“¡Choca esos cinco!”), Menina dos Olhos Tristes (“Muchacha de los ojos tristes”), A Morte Saiu à Rua (“La muerte salió a la calle”) y Gastão Era Perfeito (“Gastón era perfecto”).
A las 0.20 del día 25 de abril de 1974 en el programa Limite de Radio Renascença se emitió Grândola, Vila Morena, que era la segunda y última señal para dar comienzo al movimiento revolucionario que derrotaría a la dictadura de Salazar y daría libertad a Portugal y a su inmenso imperio colonial. Las fuerzas del ejército portugués organizadas por el MFA serían las encargadas de conseguir la libertad con el apoyo del pueblo que las cobijó con la colocación de claveles rojos en las bocas de los cañones de los tanques y los fusiles de los soldados. La primera señal fue emitida a las 22.55 del día 24 de abril y fue la canción E Depois do Adeus (Y después del adiós), cantada por Paulo de Carvalho.
El propio José Afonso no era, en un principio, consciente de la trascendencia que había alcanzado su composición. Él lo relata así:
Viví el 25 de Abril una especie de deslumbramiento. Fui hacia el Carmen, anduve por ahí… Estaba entusiasmado de tal modo con el fenómeno político que no me fijé bien, o no le di importancia, a lo de Grândola. Sólo más tarde, cuando se produjeron los ataques fascistas del 28 de septiembre o los del 11 de marzo y Grândola era cantada en los momentos de más grave peligro o de mayor entusiasmo, me di cuenta de todo lo que significaba y, naturalmente, tuve una cierta satisfacción.

Letra:

Grândola, villa morena
Tierra de fraternidad
El pueblo es quien más ordena
Dentro de ti, oh ciudad
Dentro de ti, oh ciudad
El pueblo es quien más ordena
Tierra de fraternidad
Grândola, villa morena
En cada esquina, un amigo
En cada rostro, igualdad
Grândola, villa morena
Tierra de fraternidad
Tierra de fraternidad
Grândola villa morena
En cada rostro, igualdad
El pueblo es quien más ordena
A la sombra de una encina
De la que ya no sabía su edad
Juré tener por compañera
Grândola, tu voluntad
Grândola, tu voluntad
Juré tener por compañera
A la sombra de una encina
De la que ya no sabía su edad.
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Um documentário que tão bem relata a revolução de Abril e os acontecimentos posteriores, onde se discutiam de forma tão pura as ideologias que melhor defenderiam os interesses dos portugueses. Um momento de discussão ideológica que acabou por entregar nas "mãos" do socialismo de Mário Soares os verdadeiros valores da liberdade e da democracia.

Documentário de Joaquim Furtado, José Solano de Almeida, Cesário Borga, Isabel Silva Costa - RTP



"Grândola, Vila Morena" é a canção composta e cantada por Zeca Afonso que foi escolhida pelo Movimento das Forças Armadas (MFA) para ser a segunda senha de sinalização da Revolução dos Cravos. A canção refere-se à fraternidade entre as pessoas de Grândola, no Alentejo, e teria sido banida pelo regime salazarista como uma música do partido comunista de Moscovo Comunismo. Às zero horas e vinte minutos do dia 25 de abril de 1974, a canção era transmitida na Rádio Renascença, a emissora católica portuguesa, como sinal para confirmar o início da revolução. Por esse motivo, transformou-se em símbolo da revolução, assim como do início da democracia em Portugal.
À meia-noite e vinte minutos da madrugada do dia 25 de abril de 1974, a «Grândola, vila morena» foi tocada no programa Limite da Rádio Renascença. Era a segunda senha que confirmava o bom andamento das operações e despoletava o avanço das forças organizadas pelo MFA.
Em Fevereiro de 2013, o primeiro-ministro Pedro Passos Coelho falava no debate quinzenal com os deputados quando foi interrompido pelo público das galerias a cantar "Vila Morena" como forma de protesto contra as políticas económicas de seu governo e da troika. Dias depois esta mesma música foi cantada em Madrid na Puerta del Sol pela Solfónica aquando de uma manifestação. No dia 18 de Fevereiro, num encontro promovido pelo Clube dos Pensadores, o Ministro Adjunto e dos Assuntos Parlamentares, Miguel Relvas, foi igualmente interrompido por manifestantes ao som do Grândola, tendo chegado a entoar alguns versos da música."