Caricatura del Münchener Post publicada en noviembre de 1932 que comparaba la pérdida de votos del líder nazi para acceder al Reichstag con el fracaso de su golpe fallido de noviembre de 1923. Imagen incluida en el libro de Silvia Bittencourt La Cozinha venenosa: Um jornal contra Hitler.
30 de abril de 2015
11:24
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[Artículo publicado en el número de febrero de La Marea]
En los años 20 y 30, antes de que Adolf Hitler llegara al poder y fuera tarde para detener su ignominia, un grupo de periodistas y editores del Münchener Post habían escrito artículos, editoriales y advertencias del peligro que suponía para Alemania y el mundo aquel pequeño hombre austriaco. Sin embargo, Martin Gruber, Erhard Auer, Edmund Goldschagg y Julius Zerfass, los primeros en predecir lo que ocurriría si el líder nazi accedía al Gobierno, han sido olvidados por la historia.
El Münchener Post fue un pequeño periódico –fundado por el Partido Socialista de la región de Baviera– que se mostró muy beligerante con el partido de Adolf Hitler, cuando éste todavía era sólo un demagogo que lanzaba soflamas antisemitas desde la cervecería Bürgerbräukeller, en el centro de Múnich.
Los artículos críticos del rotativo llevaron a Hitler a denominar al periódico de Baviera y a sus periodistasLa cocina venenosa. De hecho, el odio que le provocaba esta publicación quedó en evidencia el día delputsch, en noviembre de 1923, cuando envió a su guardia personal, la Stosstrupp Hitler, a atacar la sede del periódico en el número 19 de Altheimer Eck. Previamente al ataque, ya se había querellado contra la cocina venenosa por un artículo titulado Adolf Hitler, traidor. En él, los periodistas acusaban al líder del partido nazi de tener orígenes judíos, y de actuar como los judíos a los que criticaba y vilipendiaba.
La reacción de Hitler fue una demanda por libelo y fraude mientras mandaba a sus acólitos a amenazar de muerte a los trabajadores del Münchener Post. El seguimiento informativo de los periodistas al futuroführer fue intenso y publicaron artículos sobre escándalos sexuales, asesinatos políticos y detalles de la vida privada de Hitler que estaban en contraposición con el discurso público del líder nazi.
En diciembre de 1931, el Münchener Post alertó sobre la intención del autor de Mein Kampf de llevar a cabo una solución final contra los judíos. La premonitoria publicación se produjo 11 años antes de que el holocausto se organizara en la Conferencia de Wannsee, presidida por Reinhard Heydrich, donde el régimen preparó el exterminio sistemático y calculado del pueblo judío.
El artículo profético acertó al incluir el término Endlösung, posteriormente utilizado para denominar el asesinato masivo de judíos por parte del Tercer Reich. El texto del Münchener Post hablaba de “un plan secreto a través de una fuente dentro de las SA de Hitler“. En su hoja de ruta, el partido del führer había preparado “órdenes especiales para la solución de la cuestión judía en cuanto tome el poder, instrucciones que son absolutamente secretas. Se ha prohibido la discusión de éstas en público por temor a sus efectos en la política exterior”, recuerda en su libro Explicar a Hitler, los orígenes de su maldad, el periodista Ron Rosenbaum, citando al rotativo alemán.
El artículo explicaba de forma pormenorizada las medidas que se tomarían contra los judíos: eliminación de los cargos públicos, confiscación de empresas y propiedades, detención y expulsión de judíos indeseables y leyes contra matrimonios interraciales. Todo esto, como paso previo a la Endlösung.
Sin eco internacional
“Para la solución final de la cuestión judía se propone emplear a los judíos de Alemania para trabajar como esclavos o para el cultivo de los pantanos, administrados por una división especial de las SS”, denunció el Münchener Post. Durante sus años de existencia, la línea editorial del rotativo consistió en incidir en la criminalidad política de las SA y el partido nazi. Sin embargo, jamás fue tomado en consideración por el resto de periódicos. Ni alemanes, ni internacionales.
En marzo de 1933, cuando Adolf Hitler fue nombrado canciller, una de las primeras decisiones que tomó fue la de cerrar el Münchener Post. Un batallón de las SA acudió a la sede del pequeño periódico, quemó su archivo, destruyó sus imprentas y llevó a todos los periodistas a campos de concentración.
Para Ron Rosenbaum, el periodista que más investigó sobre estos heroicos trabajadores, el olvido de los creadores de la cocina venenosa se debe al trauma generalizado de la sociedad alemana por querer creer que nadie fue capaz de ver el ascenso de Adolf Hitler y, por lo tanto, de impedir sus consecuencias.
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