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Los antropólogos intentan localizar a las familias de 18 presos exhumados en un penal franquista
Los represaliados fallecieron en una prisión de Burgos entre 1939 y 1943
La agrupación de familiares y amigos de represaliados en Valdenoceda(Burgos) -donde el régimen franquista instaló una cárcel de exterminio en la que dejaba morir de hambre y frío a los presos- busca a las familias de 18 reclusos que fueron exhumados de las inmediaciones del penal. Un equipo de antropólogos de la sociedad de ciencias Aranzadi ha logrado identificar los restos con la información que ofrecían los huesos (defectos, características físicas, edad, causa de la muerte) y la que han encontrado en los archivos. Pero necesitan cotejar los restos con ADN de sus descendientes para una identificación plena. Por eso piden ayuda para localizar a los familiares de estas 18 personas:
- Antonio Abad Vara, casado y natural de Getafe (Madrid), que falleció el 4 de septiembre de 1942.
- Andrés Asensio Espino, de Tarazona (Zaragoza). Murió el 17 de diciembre de 1940 y estaba casado.
-Vicente Bellido Muñoz, de Alcaudete (Jaén) y vecino de Martos (Jaén). Murió el 22 de octubre de 1941.
-Delfino Campo García, de Santiago de Cartes (Cantabria). Estaba soltero. Murió el 6 de diciembre de 1941.
-José Carrasco Valiño, natural de Campillo de Llerena (Badajoz) y vecino de Picón (Ciudad Real). Estaba casado y murió el 7 de agosto de 1942.
-Bonifacio García Alcalde, de Roa de Duero (Burgos). Murió el 29 de octubre de 1941. Estaba soltero.
- Francisco Gordón Beloqui, natural de Campillo de Mena (Burgos) y vecino de Caniego de Mena. Viudo. Murió el 9 de marzo de 1940.
- Valentín Legarda Orbe, natural de Santurde (Álava), y vecino de Quisicedo (Burgos). Falleció el 10 de diciembre de 1939. Estaba casado.
- Antonio López Mora, de San Lorenzo de Calatrava (Ciudad Real). La agrupación cree que tiene familia en la provincia de Valencia.
-Sebastián Martínez Tomás. Natural de Madrid. Casado. Murió el 10 de julio de 1942.
- Anselmo Montero Hernández, de Majadahonda (Madrid). Murió el 3 de agosto de 1941.
- Adolfo Pérez López. Natural de Ronfe (Lugo) y vecino de Madrid. Murió el 18 de noviembre de 1939. Estaba casado.
- Teodoro Pérez Martín. Natural de Miraflores de la Sierra (Madrid). La agrupación cree que su familia pudo trasladarse a Aranjuez. Murió el 18 de octubre de 1941.
- Guillermo Ruiz de Diego, natural de Escalada (Burgos) y vecino de Ailanes. Estaba casado. Murió el 22 de diciembre de 1939.
-Vicente Tercilla Abasolo, natural de Angulo (Burgos) y vecino de Sojo (Álava). Murió el 8 de noviembre de 1941.
-Benito Velasco Iglesias, de Aranda de Duero (Burgos). Estaba soltero. Murió el 20 de octubre de 1942.
- Mariano Vilar Recuerdo, natural de Madrid. Murió el 2 de diciembre de 1941.
- Valentín Villanueva García. Natural de Villarubia de los Ojos (Ciudad Real). Murió el 18 de febrero de 1943.
El penal de Valdenoceda, una antigua fábrica de seda, estuvo en funcionamiento entre 1938 y 1945. El elevado número de muertos en la prisión saturó el cementerio del pueblo por lo que las autoridades adquirieron un terreno adyacente, de 25 por 18 metros, que pronto se volvió también insuficiente. Finalmente, se utilizó otra parcela contigua, de 27 por siete metros, para seguir enterrando a los presos fallecidos. En marzo de 2007, a petición de un grupo de familiares, comenzaron los trabajos para exhumar a las víctimas. En total se recuperaron los restos de 114 hombres.
De las condiciones de vida de aquella prisión, dio cuenta en sus memorias uno de los pocos supervivientes, Ernesto Sempere, fallecido en 2005. "A los tormentos del hambre, el frío, las enfermedades engendradas por la desnutrición y el conocimiento de los fallecimientos que diariamente se producían, a más de un incierto porvenir, se unían las interminables noches sin dormir, asaltados por miles de chinches que bajaban de las viejas paredes de la vetusta fábrica de sedas o se descolgaban de los techos. Además, las legiones de ratas, algunas enormes, que circulaban con nocturnidad y descaro entre los camastros de los penados, mientras algunos las mataban a zapatos, transmitían enfermedades allí incurables (...) La vida en la cárcel era tremendamente dura. De comer nos ponían un caldo infame, manchado con una sola alubia que, además, siempre tenía un gorgojo en su interior. También nos daban, y esa era toda la comida, una sardinita de lata y un minísculo trozo de chocolate. Eso era todo. Recuerdo, como todos, el hambre que pasamos, hasta el punto de que mis mejores sueños estaban protagonizados por algo tan simple como una barra de pan".
Si conoce o puede aportar alguna información sobre los dieciocho presos que el grupo de antropólogos ha identificado, puede ponerse en contacto con la Agrupación de familiares y amigos de los represaliados de Valdenoceda en esta dirección:valdenoceda.exhumacion@gmail.com.
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