dimecres, 29 d’abril del 2015

Los jíbaros del pensamiento.


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No solo docentes, sino depuraron también las bibliotecas.
El próximo 23 de abril se celebra el día del libro, queremos a provechar la efemérides para explicar que no siempre fue así, que hubo un tiempo en que los libros se quemaron.
quema de libros II Reich taringiaLa represión tiene mil caras, no sólo en la represión física –violencia, fusilamientos, cárceles o exilio– que se ejerce sobre las personas, sino también en la represión cultural y social, ambas están profundamente relacionadas. Donde se depuran libros, se depuran hombres o donde se queman libros, se fusilan hombres. Y así presumían de mantener la “salud pública”.
Para algunos sectores conservadores, maestros, libros y prensa eran los arietes que derruían el idílico paraíso rural. De ahí que fueran habituales, ya en aquellos primeros días, las piras de libros por toda la geografía sublevada. Así también depuraron los libros y las bibliotecas. A posteriori de las primeras acciones más o menos espontáneas, las autoridades irían adoptando algunas medidas generales para con libros, bibliotecas y periódicos. Como la Orden de 4 septiembre de 1936, en su artículo 2º, y último, responsabilizaba a los Inspectores de enseñanza de que las obras usadas en las escuelas respondiesen «a los sanos principios de la Religión y de la Moral cristiana, y que exalten con sus ejemplos el patriotismo de la niñez», que era «un caso de salud pública hacer desaparecer» las obras de carácter marxista o comunista con que el Ministerio de Instrucción Pública había «inundado las Escuelas». Y para que no quedasen «ni vestigios de las mismas» ordenaba a los Gobernadores Civiles, Alcaldes y Delegados Gubernativos que procedieran «urgente y rigurosamente» a su incautación y destrucción. Para todo ello se organizaron Comisiones de depuración de bibliotecas.
misiones pedagogicasAsí los libros fueron expurgados, se cerraron bibliotecas, hubo censura, saqueos. Con Criterios sectarios donde sufrieron especial saña las bibliotecas enviadas por el patronato de las Misiones Pedagógicas. No importaba el título, el simple sello de Misiones Pedagógicas era suficiente para la hoguera.
A finales de diciembre de 1936 apareció la Orden que la Presidencia de la Junta Técnica del Estado dictó sobre libros y bibliotecas. No obstante, la Junta Técnica estableció como receptores de los libros prohibidos a las bibliotecas universitarias, provinciales o archivos de Hacienda, encomendando a sus responsables la conservación y vigilancia de este material.
Nueve meses después el Gobierno de Burgos legisló sobre el escrutinio a que debían ser sometidas las bibliotecas. La norma encargaba a los Gobernadores Civiles la formación del inventario no sólo de las bibliotecas públicas, populares y escolares de la provincia, sino también de cualquier centro que dispusiera de libros para cualquier clase de lectores (casinos, sociedades recreativas, colegios, academias).
Un resumen de todo aquello lo podemos encontrar en estas páginas: El proceso de depuración de los fondos de las bibliotecas escolares
question-cloud¿? De las Merindades poco sabemos, y como es habitual os llamamos a que nos envíeis, si es que sabéis algo. Si conocéis que pasó con los libros, qué libros se leían… todo aquel dato que nos pueda ayudar a conocer un poco mejor nuestro pasado. ¿Qué fue de aquellos libros? ¿Qué fue de aquellas bibliotecas?
De lo poco que sabemos sobre el destino de los libros en Las Merindades, es de Villarcayo. Por el libro Villarcayo. Capital de la Comarca Merindades de López Rojo sabemos que los libros del local de Izquierda Republicana no los quemaron, fueron subastados y los adquirió Felipe Peña Bascones en la subasta de los bienes del Casino Republicano hecha el 31 de octubre de 1936.