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14 de Julio de 2015 18:45h
Anécdotas de su labor como juez en asuntos como el caso Pinochet o la Memoria Histórica han dotado de color a una magnífica conferencia a cargo del jurista Baltasar Garzón, que ha ofrecido hoy martes en el Teatro Juan Luis Galiardo dentro del XXXV Curso de Verano. Su visión de que la Justicia debe tener como primer fin la reparación de las víctimas ha marcado toda su intervención, que se titulaba 'Pasado, presente y futuro de la jurisdicción universal en España'.
SAN ROQUE.- La presentación corrió a cargo del alcalde, Juan Carlos Ruiz Boix, de la teniente de alcalde delegada de Cultura, Dolores Marchena, de la delegada del rector de la Universidad de Cádiz en el Campo de Gibraltar, Inmaculada Santiago, y del coordinador del seminario sobre Memoria Histórica en el que se inscribe esta conferencia, el profesor de Derecho Jesús Verdú.
Entre los asistentes se contaron varios ediles de la Corporación Municipal, el subdelegado de la Junta de Andalucía en el Campo de Gibraltar, Ángel Gavino, y el exsenador socialista José Carracao. Entre el público se sentaban varios representantes de colectivos, como del Foro de la Memoria Histórica o de Amigos del Pueblo Saharaui, quienes formularon preguntas al término de la ponencia.
Baltasar Garzón habló en todo momento improvisando, por lo que saltó de un tema a otro pero siempre haciendo gala de una gran coherencia en el discurso y también de una estupenda memoria. Comenzó explicando su tendencia a contar cosas, en este caso al público asistente, que dijo que se componía de 172 personas. También bromeó sobre cómo se había dispuesto la mesa presidencial, indicando que el alcalde demostraba estar muy centrado, aunque también dijo que la mayoría absoluta conseguida demostraba su buena gestión.
El jurista inició su ponencia recordando su visita hace casi tres décadas a San Roque como inspector del Consejo General del Poder Judicial. “En aquel entonces -dijo- los juzgados estaban muy mal, aunque los jueces trabajaban bien”.
En cuanto al sujeto de su ponencia, la jurisdicción universal, explicó que si bien se acepta en general la existencia de la globalización económica (especialmente en los países desarrollados), no se tiene el mismo consenso sobre la universalización de los derechos, a pesar de que la Declaración Universal de los Derechos Humanos data de 1948. “¿Por qué -se preguntó- si los países se pusieron de acuerdo en unos principios económicos financieros que llevan a la ruina a países como Grecia, no hemos sido capaces de definir los mecanismos jurídicos que acompañan al lado oscuro de esa globalización económica?”.
“¿Cómo -continuó- no se sanciona a los bancos que reciben los fondos de la fuga de capitales (en referencia a Grecia)? Alguien en Europa, Estados Unidos y en paraísos fiscales recogen ese dinero?”, a pesar de que “ese tipo de delitos son los que llevan a los ciudadanos de esos países a la miseria, la desesperación y el suicidio”.
“Recuerdo -señaló Garzón- cuando el Fondo Monetario Internacional decía que sentía haberse equivocado sobre algunas de sus apreciaciones sobre Grecia y otros países, y pedía perdón por ello. Pero no hay una estructura política que le exija una responsabilidad por esas equivocaciones, aunque a nosotros los ciudadanos sí se nos investiga y sanciona si cometemos un delito”. En cuanto a los genocidios, como el de Bosnia, dijo que “se sigue matando por motivos étnicos, de raza o religiosos. Pero casi siempre llevan aparejados motivos económicos”.
Alertó también de la “nueva colonización que está sufriendo África, con la compra masiva de tierras”. En este sentido, explicó que “en Sudán, el 90% de las tierras están compradas por empresas chinas. Los capitales europeos se dieron cuenta, y ahora nosotros también las compramos. Afortunadamente, el Parlamento Europeo parece que está poniendo ahora una contención” a esta compra de tierras africanas.
“¿Cómo progresará -se preguntó- un continente sin tierras, y cuando sus recursos están en manos de sociedades transnacionales que no tienen detrás una normativa que les obligue a reinvertir en esos países?”. Recordó unos informes de Naciones Unidas de 2003 y 2004 según los cuales más de 180 empresas extranjeras extraen recursos como el coltran en la República Democrática del Congo, “empresas que residen en Ruanda y Uganda, donde no hay minas de coltran. Y luego se ponen a estos dos países como ejemplos de cumplimiento de los compromisos internacionales, lo que logran gracias a recursos que no les pertenecen”.
En su opinión, el cumplimiento de los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos “es el mejor programa político para cualquier país. Pero no es fácil hacerlo cuando se cruzan intereses económicos muy importantes. Cuando hay políticas que gravan a las rentas más altas se encienden alarmas para acabar con ellas”.
Considera Garzón que “el motor del cambio es la propia sociedad”, aunque ésta suele tardar en reaccionar. “Hasta la llegada de la crisis -señaló- la corrupción no estaba entre las grandes preocupaciones de los ciudadanos españoles, a pesar de que existían casos evidentes. Ya nos duele porque nos hemos dado cuenta de que la corrupción permea a toda la sociedad y genera la mayor desigualdad entre los que cumplen la Ley y los aprovechados”.
Recordó que dimitió como inspector del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a raíz de un informe que hizo en 1987 sobre los juzgados de Marbella (“He pasado la vida dimitiendo hasta que me largaron”, ironizó). A pesar de señalar en su informe que existían procesos claros de corrupción que tenían que ser investigados, la respuesta del CGPJ fue la de “no hacer nada. Se hará un seguimiento”. A raíz de esa dimisión comenzó a trabajar en la Audiencia Nacional.
Luego citó las memorias del actor Kirk Douglas, quien indicaba que la película “Espartaco” (que en gran parte se rodó en España) estuvo “a punto de irse al traste porque el Caudillo (en referencia a Francisco Franco) exigió el pago correspondiente a una fundación que presidía su mujer. Y tuvieron que pagar”.
Tras Franco, se refirió a “otro dictador honrado: Augusto Pinochet. Se decía que no se había llevado el dinero de su país hasta que se descubrió que su familia tenía 27 millones de dólares en un banco norteamericano”.
“¿Por qué -dijo Garzón- no va a ser el blanqueo de dinero o el alzamiento de bienes también un crimen contra la humanidad? Imputé a Pinochet, a su familia, a sus abogados, al Banco de Chile y a los responsables máximos del banco americano. Gracias a la colaboración de la justicia norteamericana conseguimos que parte de ese dinero fuera para un fondo de ayuda a las víctimas de la dictadura chilena”.
En cualquier caso, alertó de “un efecto perverso” que tuvo la aplicación de la jurisdicción internacional en casos como Chile, Argentina, Guatemala o el Salvador. “Cuando se intentó investigar también Guantánamo, Israel y China, reventaron la jurisdicción internacional”, porque se tocaba a tres de los principales protagonistas de la escena mundial.
También criticó la denominada “Ley Mordaza” porque “se nos recortan derechos fundamentales porque hay riesgo no se sabe bien de qué”. Garzón considera que “lo mejor no es reprimir, sino confrontar”, y recordó que también ha sufrido escraches, como uno en la Universidad de Santiago de Compostela por simpatizantes del independentismo vasco, y su respuesta fue invitar a tomar la palabra a uno de sus críticos.
Para Baltasar Garzón, “el Derecho siempre debe estar de parte de las víctimas. Si se desprotege a las víctimas, algo falla”, y en este sentido recordó a las más de 150.000 víctimas del Franquismo “que no han recibido aún una reparación”. “Una sociedad -sostiene- no se rompe por aplicar la Justicia o por reparar. Mandela dijo que no se puede superar una confrontación hasta que la herida no se ha limpiado”.
Por eso, cree que “no es de recibo que personas de 80 años y más todavía estén pidiendo saber dónde están sus familiares”. “Si el Estado hizo esto, aunque fuera el Estado franquista, el Estado tiene que pagar. Sólo Turquía y España (de los países que han sufrido represión desde el Estado) tienen un índice de impunidad bastante elevado”.
“No creo que la Justicia Penal sea la más idónea, pero hay que dar una respuesta ante la impunidad. Una respuesta que conlleve justicia, reparación y garantía de no repetición. No hacer nada es inaceptable”, piensa el jurista.
A continuación comenzó el turno de preguntas, en el que el alcalde le planteó su opinión como inspector sobre el Tribunal Supremo. Dijo Garzón que se abstenía de opinar respecto a la Sala Segunda (que acordó su retirada de la carrera judicial) “porque no podría ser objetivo”, aunque consideraba su condena “injusta”, y dijo que otros juristas de prestigio comparten su opinión.
“No me siento culpable de nada -recalcó-. Las causas de la Gürtel y de la Memoria Histórica las haría otra vez. Es muy difícil condenar a un juez por interpretar una Ley. Me puedo equivocar, pero para eso están los recursos. Se revoca la decisión y ya está”. Al hilo de ello, contó una anécdota: cómo le ofrecieron “olvidar” su condena si pedía el traslado o la excedencia, a lo que se negó. En cualquier caso, considera que su estado es de “jubilación anticipada, obligatoria y provisional”.
A pesar de todo, subraya que en el Tribunal Supremo hay grandes magistrados y magistradas, como también jueces y fiscales en toda España. En general son independientes”. Eso sí, considera que en la selección de jueces habrían de primar “menos lo memorístico” y que se les exigiera haber trabajado antes como abogados, para tener una visión más completa de lo que es la Justicia.
Luego respondió a las preguntas del público sobre varias cuestiones. Respecto a la situación en el Sáhara y la reforma hecha por el PP de la jurisdicción internacional, dijo que “ningún país que se precie puede dejar abandonadas a sus víctimas. Decir que 'si te ocurre un crimen fuera de nuestras fronteras no es mi responsabilidad, que lo juzguen allí', es una trampa. ¿Y si no los juzgan? Los ciudadanos saharauis era ciudadanos españoles en ese momento y conservan su DNI”.
Sobre su experiencia en el caso Pinochet, dijo que tomó el caso como una pieza separada de la investigación del Operativo Cóndor (una red formada por los servicios de inteligencia de varios países del Cono Sur para eliminar a opositores). Gracias a sus buenas relaciones con los diplomáticos ingleses, conoció que Pinochet iba a abandonar Londres al día siguiente, de manera que tomó la decisión de pedir su detención. “Así empezó algo muy importante que cambió la historia de Chile. Volvió (a Chile) para ser procesado, desaforado y para permanecer en arresto domiciliario. Y si no se le juzgó fue porque falleció, precisamente el Día de los Derechos Humanos. Fue lo único que hizo en su vida por los Derechos Humanos”, dijo entre grandes aplausos.
También habló sobre la X del caso GAL. “Puse la X -señaló- porque no sabía quién había arriba”. Luego el Tribunal Supremo dijo que la investigación finalizara en donde había indicios: el ex ministro del Interior, el secretario de Estado y sus subordinados directos.
En cuanto a la Memoria Histórica, dijo que “la jurisdicción internacional es de ida y vuelta. La Justicia argentina está ahora amparando a las víctimas españolas”. Explicó que “las Naciones Unidas nos están obligando a actuar”, y dijo que “el Franquismo no es algo que pasó. Si no podemos mantener un debate sobre dónde están esos cuerpos (cadáveres de represaliados) no vamos a ser completos. Falta esa respuesta por parte del Estado”.
Finalizó recalcando que “no he visto ni a una sola víctima (del Franquismo) que pida revancha”, sino conocer la verdad de lo ocurrido y recuperar los cuerpos de sus familiares. Y exigió “actos de reparación histórica. ¿Por qué el Rey no ha pedido perdón a las víctimas del Franquismo?”.
En sus palabras previas a la conferencia de Baltasar Garzón, el alcalde indicó lo siguiente:
“Quiero comenzar reconociendo mi satisfacción personal por tener entre nosotros a un ponente de la talla de quien hoy nos visita. Por poder compartir su disertación y que ello tenga lugar dentro de uno de los grandes programas académicos y culturales de nuestra Comunidad: el veterano y prestigioso Curso de Verano de San Roque, que este año alcanza su 35 edición.
Doy la bienvenida sincera a D. Baltasar Garzón, del que cualquier presentación sobra, pues su figura, su trabajo, su compromiso son completamente conocidos en nuestro país y fuera de nuestras fronteras.
Tan sólo unas pinceladas de este andaluz de Jaén, que ha hecho de su labor como jurista, uno de los referentes imprescindibles en los complicados tiempos que venimos viviendo.
Ello es así, porque su nombre estará siempre ligado a la lucha contra el narcotráfico, la corrupción política, la delincuencia económica, el terrorismo o los crímenes contra la humanidad.
En cada una de estas difíciles materias se ha mostrado un gran conocedor, y en todos se ha implicado con total entrega, situando el interés general por encima de su persona, como verdadero defensor público.
Y si en España ya desarrolló trabajos como delegado en el Plan Nacional sobre Drogas, y asumió desde la Audiencia Nacional importantes investigaciones en bien de la sociedad, en el extranjero ha trabajo como asesor del Tribunal Penal Internacional de La Haya y aceptó, asimismo, la dirección jurídica del fundador de Wikileaks
Doctor honoris causa de un buen número universidades españolas y extranjeras, su decidida defensa de los derechos humanos, ha contado con el reconocimiento de gobiernos extranjeros.
No cabe duda, que la Justicia Universal atraviesa difíciles momentos. Que pueden más los intereses políticos y económicos, que hacer realidad la aplicación de las leyes a quienes se sienten protegidos en la distancia y en las fronteras.
Por eso hacen falta personas como D. Baltasar Garzón, que saben que la “mano de la Justicia” debe alcanzar a todos por igual, independientemente de su condición, de su poder, o del lugar donde residan.
A él le continuaremos pidiendo que no desfallezca, que continúe con su empeño en hacer un mundo más justo, entendiendo que sin Justicia, ello no será posible. Somos muchos dentro y fuera de España los que estamos con usted. Que las dificultades, como quedarán plasmadas en su inmediata intervención, no son pocas, pero sin compromiso como el suyo, no llegaremos a ninguna parte.
Quiero decirle que no está solo en esa lucha. Que los ciudadanos demandan que se acabe la impunidad. Y le necesitamos.
Le reitero mi bienvenida a San Roque. Muchas gracias”.
Por su parte, Dolores Marchena definió a Garzón como “un conocedor como pocos del Derecho Penal europeo e internacional, un jurista valiente y un investigador incansable”, y confesó que “como abogada, quiero declarar mi admiración hacia su persona”. A continuación invitó a los asistentes a participar en el coloquio siguiente y en los distintos actos programados con motivo del XXXV Curso de Verano.
Jesús Verdú, mientras, desgranó el curriculum más reciente de Baltasar Garzón, como jurista de prestigio que participa en distintos órganos internacionales. Dijo que si en la actualidad se está juzgando en Senegal a un ex dictador del Chad, ha sido “en gran parte por la labor de Baltasar Garzón. La consolidación de la justicia universal se basó en su trabajo contra Pinochet”, de manera que en la actualidad “cada vez queda menos espacio para la impunidad”.
Luego Verdú se refirió a “la campaña dirigida en su contra por ejercitar su digna labor como juez. En principio, las fuerzas involucionistas han conseguido su objetivo. Esperemos que pronto los valores que representa triunfen”.
Finalmente, Inmaculada Santiago dijo que la participación de Garzón “prestigia los contenidos de esta iniciativa académica estival, y nos convierte en una referencia”. Agradeció su labor “a todos los que se han involucrado” en traer al jurista, y también a Garzón “por su trabajo, su compromiso personal sobre el terreno y por estar hoy aquí”.
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