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Aunque muchos, sobre todo jóvenes, crean que la represión de la dictadura tuvo sus tiempos más feroces a finales de los años cuarenta, casos como el del albañil Francisco Rodríguez Ledesma demuestran que a las puertas de la Transición, con el dictador muerto hacía dos años, el terror no había pasado. Una de sus modalidades eran los tiros al aire en medio de manifestaciones que costaron la vida a trabajadores a plena luz del día.
Ledesma se dirigía a su casa aquella tarde del 9 de julio de 1977. Vecino del popular barrio sevillano del Cerro del Águila, encontró de improviso una manifestación de trabajadores del polígono Hytasa cuando recibió un tiro por la espalda que le provocó la muerte seis meses más tarde. Grupos memorialistas como el de CGT Andalucía reivindican, apelando a la Ley 52/2007, que aquella la zona donde se celebraba la manifestación, la antigua calle comandante Castejón, sea declarada Lugar de la Memoria por parte de la Junta para recordar que aquellos ciudadanos que, a las puertas mismas de la democracia, también fueron víctimas del franquismo.
‘AQUÍ NINGUNO DIJIMOS NÁ’
“Aquí ninguno dijimos ná”, apunta Miguel Rodríguez Ledesma, hermano de Francisco a andalucesdiario.es. “Él vivía con mi madre en el mismo barrio que todos los hermanos y tuvo la peor suerte del mundo. Después de tantos meses en el hospital solo queríamos descansar”, relata. Francisco pertenecía como trabajador de la construcción al sindicato de CCOO. Tras recibir aquel disparo, a Ledesma le estalló el bazo y tuvo perforación del colon. Seis meses de lenta agonía y seis operaciones más no le salvaron de “sufrir un agravamiento considerable, con infección abdominal y fracaso renal agudo”. Murió el 5 de enero de 1978.
“No tenía viuda ni hijos pero la familia que tenía sufrimos mucho, sobre todo mi madre, que nunca dejó de recordarlo”, rememora Miguel. A sus 83 años y en su barrio de toda la vida, el Cerro, de todos los Ledesma solo quedan tres vivos. “Mira que éramos ocho con Francisco y casi no queda nadie”. Encarna, su mujer, afirma en conversación telefónica, cómo su suegra luchó largos años en un pleito con el policía que disparó a su hijo, “ganando cinco millones de las antiguas pesetas” como compensación.
Tras el caso Ledesma, el periodista Antonio Ramos Espejo recuerda cómo la recién estrenada democracia no se conformaba con la explicación habitual: quería saber qué había detrás de titulares como ‘Sevilla. Un tiro por la espalda’. En aquel reportaje publicado en Interviú podía leerse: “Las cargas de la Policía Armada sembraron el desconcierto entre los miles de manifestantes. Entre el tumulto, cinco disparos de bala salieron de la pistola de un policía de paisano. Uno de ellos salió por la espalda de Francisco Rodríguez Ledesma”.
DISPAROS AL AIRE
La versión oficial era muy distinta: “Dispersada la concentración, un grupo de unas 100 personas identificó un coche policial dirigiéndose contra el mismo y arrojándole piedras con propósitos claramente agresivos, viéndose obligados los ocupantes a salir del coche y efectuar disparos al aire”. Al final del texto oficial se hablaba de Ledesma relatando que “posteriormente se tuvo conocimiento de que en la Casa de Socorro de Nervión había ingresado un hombre herido de bala y que resultó ser Francisco Rodríguez Ledesma…”
Ramos apunta que aquella represión tardía perseguía “cortar de raíz cualquier intento de expresión para denunciar situaciones que afectaban lo mismo a problemas socio-económicos generales como a demandas de subida salarial o denuncias sobre carencias tan elementales como el agua, y reivindicaciones políticas o culturales”. Los ciudadanos que se manifestaron aquella fatídica tarde eran trabajadores de la factoría textil Hytasa: protestaban por un expediente de regulación de empleo presentado por la empresa. El policía que disparó a Ledesma fue identificado por los testigos presenciales como “un hombre de unos 45 años con gafas” que bajó de un coche identificado como policial.
¿VÍCTIMA O NO DEL FRANQUISMO?
El grupo de trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía de CGT (RMHSA) exige que esta ‘víctima colateral’ del régimen tenga su Lugar de la Memoria, concretamente en la esquina donde fue alcanzado, la de la avenida de Hytasa con Diamantino García. Esta solicitud ha sido trasladada a la Dirección General de la Memoria Democrática y del Comité de Expertos de la Junta, para su inscripción en el Catálogo de Lugares de la Memoria Histórica de Andalucía. A pesar de los continuos intentos, denuncian que su petición no ha sido tramitada a pesar de que la memoria de la sociedad sevillana sobre aquellos hechos sigue viva.
Cecilio Gordillo, coordinador de la RMHSA, apunta que aún a dia de hoy resulta paradójica la definición de víctima del franquismo, ya que “aunque sí podríamos decir que el golpe tiene una fecha concreta (18/07/1936), no así el nacimiento del modelo creado (franquismo) y mucho menos su muerte”.
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