divendres, 29 de gener del 2016

Giner de los Ríos: el rondeño que revolucionó la educación española.


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Giner de los Ríos: el rondeño que revolucionó la educación española

Fundador de la Institución Libre de Enseñanza, fue un andaluz en la cima de la modernidad pedagógica
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Giner de los Ríos, encabezando una manifestación en Barcelona - ABC
CRISTÓBAL VILLALOBOSMálaga - 23/01/2016 a las 22:40:28h. - Act. a las 08:36:13h.Guardado en: Málaga , Málaga
Antonio Machadodijo de él que tenía el alma fundadora de Teresa de Ávila y de Íñigo de Loyola, que toda la España joven y viva se agrupó en torno «al imán invisible de aquél alma tan fuerte y tan pura». Y es que don Francisco Giner de los Ríos, nacido en Ronda en 1839, fue el faro de toda una generación de españoles deseosos de sacar a nuestro país del crónico atraso de esa España negra del garrote, el hambre y el púlpito.
Juan Ramón Jiménez, José Ortega y Gasset Manuel Azaña le dedicaron laudatorios no menos sentidos ni menos justos con la labor que en vida llevó a cabo el rondeño, pues puso en marcha en nuestro país la renovación pedagógica que sólo se vería interrumpida por la guerra fratricida.
Giner de los Ríos hacia 1010
Giner de los Ríos hacia 1010- ABC
Joven catedrático de Filosofía del Derecho y Derecho Internacional en la Universidad de Madrid, pronto salió de la Universidad pública, envuelto en debates filosóficos con las rancias autoridades conservadoras decimonónicas, para fundar, junto con otros profesores, la Institución Libre de Enseñanza, proyecto en el que desarrollaría todo su pensamiento pedagógico.
La educación, dejó escrito Giner de los Ríos, era la única manera eficaz de formar un hombre nuevo, una educación integral de la persona guiada por unas normas éticas en una escuela tolerante. Lo que necesitan los estudiantes es mayor intensidad de vida, mayor actividad en espíritu y cuerpo: «trabajar más, sentir más, pensar más, querer más, jugar más, comer más, divertirse más». En definitiva, vivir y aprender a vivir frente a una escuela sin alma en la que la memorización y la disciplina lo eran todo. Unas ideas que, cien años después de su muerte, nos siguen resultando innovadoras y aplicables en una sociedad tan distinta a la de entonces pero que, pese a los esfuerzos del intelectual andaluz, sigue teniendo en la educación uno de sus principales problemas.
Durante el 2015 numerosas instituciones han recordado la figura de este visionario de la educación: exposiciones, conferencias y publicaciones se han desarrollado en diversas partes del país en honor al fundador de la Institución Libre de Enseñanza, destacando entre ellas el dossier publicado por la revista Andalucía en la Historia, en el que un artículo del profesor Francisco Martín Zúñiga, define a Giner de los Ríos como «un andaluz en la cima de la modernidad pedagógica».
Merienda ciudadana en la que participan Francisco Giner de los Ríos (con barba blanca y sombrero a la izquierda), Benito Pérez Galdós y José Ortega y Gasset
Merienda ciudadana en la que participan Francisco Giner de los Ríos (con barba blanca y sombrero a la izquierda), Benito Pérez Galdós y José Ortega y Gasset- ABC
Y es que la revolución en los métodos educativos que trajo Giner de los Ríos a España queda patente sólo con enumerar algunas de las organizaciones que nacieron desde la propia iniciativa directa o indirecta del pensador. Es el caso del Museo Pedagógico Nacional, de la Cátedra de Pedagogía Superior, de la Junta para la Ampliación de Estudios, que precede a nuestro actual CSIC y que dirigiría en su día Ramón y Cajal, o de proyectos que pondrán en marcha sus discípulos como la Residencia de Estudiantes, el Centro de Estudios Históricos, las Misiones Pedagógicas o las Colonias Escolares, entre tantos otros.
La excelencia de la Institución Libre de Enseñanza se sustanció, desde un primer momento, en el enorme nivel de su profesorado. Por sus aulas pasaron las mejores cabezas de la España del momento: Leopoldo Alas Clarín, Manuel Azaña, Julián Besteiro, Manuel de Falla, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Eugenio D´Ors, Severo Ochoa, Ortega y Gasset o Unamuno fueron algunos de sus docentes, a los que deben sumarse para la posteridad los más destacados alumnos de la Residencia de Estudiantes: Luis Buñuel, Dalí, Federico García Lorca o Rafael Alberti, que llevaron a nuestra cultura a una nueva edad de oro, algo que, sin duda, soñó algún día el maestro cuando comenzó alguna de sus clases y se dirigió a sus alumnos por vez primera.