divendres, 29 de gener del 2016

El "héroe" de "Peña Lemona" o la estela de un recuerdo.


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jueves, 28 de enero de 2016


Capilla y monumento a los Caídos en Peña Lemona.

El escultor italiano Lucarini se afincó a principios del siglo XX en Vitoria para trabajar en la construcción de la Catedral Nueva de la ciudad. Tuvo varios hijos, de los cuales Joaquín y Amador heredaron el talento paterno para la talla en piedra y bronce. Joaquín desarrolló una interesante obra artística en la preguerra y llamó la atención a los políticos locales alaveses, que contaron con él para ornamentar proyectos como el moderno Sanatorio de Leza. Esta obra fue todo un pelotazo urbanístico, nada nuevo en el Bienio Negro dominado por el lerrouxismo. Con el golpe de Estado, Joaquín se apresta a colaborar con los sublevados y se reorienta hacia el estilo monumentalista del nuevo régimen. En esta onda esculpe el primer Monumento a los Caídos que se erigió en Vitoria-Gasteiz, otro en Logroño y más tarde, en la década de 1950, esculpe la cruz que todavía corona la cima de Pena Lemoa (Bizkaia). En el pedestal se podía leer la siguiente inscripción, hoy destruida:A los que en defensa de una civilización dieron su vida por Dios y por España en esta Peña. 5 junio 1937.

La cruz en la actualidad, con la inscripción original mutilada.

El otro hermano, Amador, era un anarquista de pura cepa. Combatió en el Eusko Gudarostea en un batallón de la CNT y llegó a capitán. Se rindió a los italianos en Santoña y le cayó pena de muerte, conmutada por treinta años de prisión que al final le quedaron en seis. Su turismo penitenciario comenzó en El Dueso y prosiguió en Burgos. Jamás renunció a sus convicciones ideológicas. Siguió siendo activista en la cárcel y nada más salir de ella se embarcó en la organización de la primera huelga que vivió el franquismo, en Bilbao, en 1947. Otra vez a la trena, y así sucesivamente. Los contactos de su hermano Joaquín le sirvieron para recobrar la libertad en los 50, si bien bajo la prohibición expresa de no exponer o trabajar oficialmente en el mundo del arte. Joaquín decide emplearlo como ayudante en su taller, centrado sobre todo en el mundo funerario. Los dos hermanos esculpen las estatuas de temática cidiana que coronan el puente de San Marcos en Burgos, y que fueron inauguradas por Franco en 1956. El Caudillo no podía sospechar que habían sido manos anarquistas las que habían cincelado esas efigies que representaban los orígenes castellanos de la Gloria Imperial de España.
Peña Lemona era fundamental en el avance franquista sobre Bilbao. Aquí se libraron cruentos combates a comienzos de junio de 1937. Tras la toma de la posición, se convirtió en una referencia en la topografía de la memoria requeté. En la batalla murió un joven carlista, de nombre Borja, sobrino y ahijado del general Mola (éste falleció también en accidente aéreo por los mismos días). Su cuerpo nunca apareció. Su madre, la Marquesa del Infantado, ordenó la construcción de un templo en su memoria. Esta capilla se encuentra hoy en ruinas, lo cual llama la atención si tenemos en cuenta el papel jugado por las cumbres en el cristianismo vasco. En una conferencia en Vitoria-Gasteiz la semana pasada, Iñaki García Uribe, al hablar del Monte Gorbeia, recordaba cómo los vascos se tomaron muy en serio la indicación dada por León XIII para coronar las cumbres de la Cristiandad con cruces al inaugurarse el siglo XX. Hasta 250 cruces fueron levantadas en territorio vasco. En un país en el que los montañeros hasta llevaban Belenes portátiles en Navidad a lo alto de las cumbres, resulta extraña la ruina fantasmagórica de la ermita erigida por la duquesa. Lógicamente todo ello tiene una explicación. La construcción de la memoria de los vencedores se benefició en Euskadi del catolicismo popular. Así pues, perduran monumentos requetés en forma de Via Crucis, cruces y capillas debido a su uso religioso hasta la actualidad.  Sin embargo, éste no es el caso. Volveremos sobre esto un poco más adelante.

La capilla en homenaje a Borja y los requetés, hoy en ruinas.

Almudena de Arteaga es una aristócrata de la casa del Infantado que se hizo famosa por su novela sobre la princesa de Éboli. Afincada en el palacio familiar en Sevilla, esta mujer noble acaba de publicar una nueva novela centrada en la figura de su pariente Borja, el requeté fallecido en Peña Lemona. La autora recoge una carta manuscrita de puño y letra de Borja dirigida a su madre y que resume muy bien todo el fanatismo y la mitología heroica del carlismo, repetida hasta la saciedad durante cuarenta años:

Queridísima mamá, quisiera escribirte una larguísima carta, pero no puedo ni me siento capaz de hacerlo. Esta carta es una despedida, pues creo que esta tarde Dios me llamará. No entro en los detalles de los que ya te enterarás. Lo único que quiero es decirte que tengas valor y que no llores por mi, pues estaré mucho mejor que en esta tierra. Es duro el sacrificio, pero Dios y España nos lo exigen y no podemos regateárselo. Dale un abrazo muy fuerte a Papá; dile que quisiera evitarle este nuevo disgusto, pero no puede ser Te abraza fuertemente tu hijo que te espera allá arriba. Adiós y Viva España. F. Borja.

Desde junio de 1937 y hasta la llegada de la democracia, la memoria familiar de la Casa del Infantado se confundía con la memoria de los vencedores, con un recuerdo obligado y permanente que ocupaba el espacio público y construía el paisaje simbólico en el que la sociedad era aculturada. Borja era uno de esos que defendieron la civilización contra los rojos en los que pensó el escultor Joaquín Lucarini a la hora de esculpir su monumento a los Caídos.

Recuerdos de guerra de Borja

En la actualidad, la administración local y la ciudadanía de Lemoa quiere reconvertir la capilla en un museo de la guerra civil, desmantelar la cruz y el Via Crucis, trabajar por la dignificación de las víctimas del régimen franquista y recuperar la memoria y los restos de los gudaris y milicianos muertos en su lucha a favor de la democracia y contra el fascismo. La Asociación Lemoatx 1937organiza cada año campos de trabajo internacionales para excavar y poner en valor las trincheras de Pena Lemoa. Su proyecto fue presentado en el I Congreso Internacional de Arqueología de la Guerra Civil (Vitoria-Gasteiz, 9-13 de diciembre de 2014)
Los combatientes vencidos en Pena Lemoa y en otros escenarios del frente de Bizkaia no tuvieron la misma suerte que Borja a la hora del recuerdo y del respeto a su memoria. A lo largo de este mes de enero, se han exhumado los restos de tres gudaris fallecidos en combate en Larrabetzu. La democracia, el gobierno de Euskadi, ampara la recuperación de la memoria de los vencidos.

La futura XX Duquesa del Infantado en su palacio sevillano.

Almudena de Arteaga concede entrevistas en su palacio sevillano, como la que sigue:

P. ¡Qué responsabilidades deberá asumir cuando se convierta en la XX duquesa del Infantado?
R. Heredar un título te obliga a rendir un homenaje a tus antepasados y a intentar mantener y acrecentar el patrimonio, una labor muy dura. Con lo que yo gane por mí misma puedo hacer lo que me dé la gana; de hecho, llevo viviendo de los derechos de autor desde hace 20 años. Pero patrimonio que yo haya heredado de mi padre, de mi abuelo y de mi tatarabuelo tengo la obligación de mantenerlo. Es muy fácil vender un cuadro y tirarte a la bartola. Pero ese cuadro se lo estás quitando a tus hijos, a tus nietos y a tus biznietos.

Toda una reflexión en la que se plantea el peso de un patrimonio familiar, y al que se le asignan valores típicos del patrimonio cultural: algo que hay que preservar a las futuras generaciones. Lo que pasa es que, a diferencia de aquél, el patrimonio cultural es un bien común, construido políticamente, por eso la cruz y la capilla de la duquesa ofenden a la ciudadanía de Lemoa, porque fueron impuestos por un régimen dictatorial que basó su legitimidad en la Victoria.
La novela sobre Borja tiene un título muy arqueológico: La estela de un recuerdo.

P.S. Uno de los latifundios de la casa del Infantado, piscina incluida, es una de las propiedadescolectivizadas en los últimos tiempos por el sindicalista Gordillo en tierras andaluzas... ¿La estela del recuerdo de la reforma agraria de la II República y la lucha de clases durante la guerra civil española?

Jóvenes del campo de trabajo arqueológico internacional en las trincheras 
de Pena Lemoa (Lemoatx 1937).