Fernando Santiago
Una vez me contó el añorado cantaor Chano Lobato que durante el franquismo buscaba el Diario España entre los marineros de los barcos de pesca que llegaban al puerto de Cádiz y se iba a la azotea de su casa a leerlo con tranquilidad. Chano Lobato era vecino del Barrio de Santa María, el único lugar donde hubo algo de resistencia al golpe de estado de 1936 y el principal reducto obrero del Cádiz interior. Chano veía en aquel periódico una serie de informaciones que no se podían leer en la aburrida y censurada prensa de la época. Hasta la Ley Fraga los periódicos tenían que pasar antes por el censor que en Cádiz era un afamado crítico taurino que fue republicano en la República y que se cambió de bando después del 18 de julio porque así se lo recomendó el Nazareno, según decía. El tipo recibía en una casa de alterne de la calle de la Plata y ataviado solo con un abrigo de mujer marcaba en rojo lo que no se podía publicar.
Con esto basta para comprender el valor que tenía el España entre la gente de Cádiz y, por extensión, de toda la Baja Andalucía. Un quiosquero cuenta en el documental “Una luz en la oscuridad” que la gente se llevaban el periódico hasta cuando estaba mojado fruto de la travesía del Estrecho. Por si fuera poco hasta mediados de los 60 no se generalizaron las Hojas del Lunes así que el que quisiera conocer los resultados de la Liga, no tenía más que el España. Es importante recordar que Tánger fue hasta 1958 una ciudad internacional, regida por siete potencias , entre las que estaba España. Tanta gente al frente hacía del lugar un reducto de libertad donde en el fondo no imperaba ninguna ley . De esta forma se podía editar el España con una libertad inusual, por mucho que lo fundase el Alto Comisariado Español de Marruecos. Y por este motivo muchos periodistas republicanos buscaron allí refugio. Franco había inventado el carnet de prensa, imprescindible para trabajar (él se reservó el número uno) , que concedía el Ministerio de Información. Era un mecanismo de control para evitar que los periodistas desafectos pudieran trabajar. Eso obligó a cambiar de profesión a muchos y envió al exilio a otros pocos. A Tánger fueron unos cuantos, como El Chato, cuya peripecia cuenta su nieto en el documental. En la redacción convivían franquistas,republicanos e indiferentes con una peculiar armonía. Estas circunstancias permitieron la llegada a la dirección de Eduardo Haro Tecglen.
El España tenía libertad absoluta para hablar de cultura, internacional y sociedad. Podía poner en su primera la concesión del Nobel a un exiliado, Juan Ramón Jiménez, por encima de la tradicional audiencia de Franco. Poco a poco el España se convirtió en un mito para los demócratas españoles . Los que pudieron disfrutar de su lectura hasta su desaparición en 1971 y todos los que luego conocimos de su existencia. Por si fuera poco la novela y la serie “El tiempo entre costuras” han elevado el interés por lo que ocurría en el protectorado español y en la ciudad internacional de Tánger. Fue esta una ciudad peculiar a donde iban millonarios como Barbara Hutton, escritores como Bowles, Keouak o Barrougs, músicos como Mick Jagger y muchos otros. Tánger fue la inspiradora de la película “Casablanca”, el lugar donde había una libertad política y de costumbres como en ningún otro sitio del mundo. Allá iban en peregrinación intelectuales y vividores de todos los rincones del planeta. Sus noches en el Dean´s Bar y las fiestas de Hutton fueron míticas, como lo describe Javier Valenzuela en “Tangerina” o Ramón Buenaventura y Ángel Vázquez en su literatura. En aquella mítica ciudad todo el mundo iba a los conciertos y espectáculos del Teatro Cervantes, hoy cerrado pero en pie, y leía el España. Judíos , musulmanes y cristianos vivían en armonía y la cultura florecía. Por eso el España llegó a tener más de 50 mil ejemplares de difusión. Es una página de nuestra historia a la que todavía nadie ha dedicado un libro, ,una tesis doctoral o una película. Nosotros, desde el Colegio de Periodistas de Andalucía y desde la Asociación de la Prensa de Cádiz, hemos querido rendirle homenaje a quienes hicieron aquel maravilloso periódico al que podían asirse quienes querían un poco de información en una época donde solo había propaganda.
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