En 1942, Francisco Franco Bahamonde, nombrado ya Jefe de Estado, dijo en un discurso: “Nuestra Cruzada es la única lucha en la que los ricos que fueron a la guerra salieron más ricos”. Lo más interesante es que esa “Cruzada” sigue teniendo resultados en 2016.
Si miramos las cuentas del dictador y de sus fieles empresarios y la evolución que estas tuvieron desde que se inicio el Golpe de Estado en 1936 hasta la Transición, se puede ver claramente como la Guerra Civil y el franquismo benefició a toda esta élite. No olvidemos que Franco empezó la guerra con una nómina de 50.000 pesetas como Jefe de Estado y tan solo en 4 años amasó una fortuna de 388 millones de euros.
Todas estas ganancias se hicieron posible por dos factores. Por un lado, todo el entramado de corrupción que el régimen aceptaba y en el que participaba, muestra de ello se puede ver en las relaciones con el banquero Juan March o los planes urbanísticos durante el franquismo, entre muchos otros casos. Por otro lado, el expolio y las multas que el régimen realizó a todas las familias que habían tenido cualquier tipo de relación con el régimen y que hizo ricos a muchas personas que apoyaron a Franco. Un expolio que a día de hoy sigue sin resolverse aunque las familias lo siguen reclamando.
Ganancias franquistas en la actualidad
Muchas empresas y familias como la familia Banús que consiguieron su fortuna por concesiones franquistas y que en su momento no dudaron en explotar la mano esclava de presos franquistas , siguen perteneciendo hoy a la alta élite española.
Son varios los ministros de Franco que, por las concesiones que hacían a determinas empresas, acabaron sentados en los Consejos de Administración de esas mismas empresas. Algunos de esos altos cargos franquistas consiguieron también importantes puestos en la banca española.
Un ejemplo de estos miembros es Rodrigo Rato, exministro durante el gobierno de Aznar, cuyo padre, junto con Millán Astray y Dionisio Ridriejo, fundó Radio Nacional de España y era miembro de varios bancos españoles.
Esto es un gran ejemplo de cómo las élites franquistas de la noche a la mañana pasaron a ser las élites de la democracia española. Estas personas no solo no pidieron disculpas por aquello que realizaron, sino que no perdieron ni un solo céntimo de aquello que se les concedió.
Así, mientras desde el Gobierno nos mandan a que olvidemos la Memoria Histórica y nos dicen que es algo “resuelto”, la verdad es que el franquismo no sólo fue una maquinaria represiva sino también una gran empresa y un negocio que, en la actualidad, sigue reportando beneficios.
Autor: Fernando Aguilar Rigaud
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