divendres, 19 d’octubre del 2018

De Benaguasil a París a lomos de «La Nueve»: Germán Arrúe.


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Memoria contra el olvido. Un vecino de Benaguasil estuvo junto a Amado Granell en el grupo de españoles que entró en París el 24 de agosto de 1944.

Germán Arrúe, nacido en una familia de agricultores, fue uno de los combatientes de la compañía que liberó París de la ocupación de los nazis
Sergi Moyano Hurtado / València
Los primeros soldados aliados que entraron en la París ocupada por los nazis no eran norteamericanos, ni franceses, ni británicos. Eran españoles republicanos que habían luchado en la Guerra Civil contra Franco y que, después de la derrota, cruzaron la frontera con Francia y se enrolaron en la Legión, primero, y, después, en la Segunda División Blindada del Ejército de la Francia libre para combatir el nazismo.
Sin embargo, y a pesar de su hazaña bélica (clave para entender la derrota de Hitler) el olvido se adueñó de su historia. La ley del silencio que impuso la dictadura franquista y su maquinaria represiva, que contó con la complicidad en este tema de la historiografía francesa provocó que nombres como el del benaguasiler Germán Arrúe Calvo se perdiese en la historia. A pesar de que liberó París. Sí, junto a Amado Granell, que recientemente recibió el honor de entrar en la nomenclatura de las calles de València.
Germán Arrúe nació un 30 de agosto del año 1917 en Benaguasil, enclavado en una familia de agricultores. Tanto su padre como él militaban en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). En el momento del golpe de Estado franquista, en julio de 1936, se encontraba en Teruel, junto a un grupo de trabajadores de su pueblo que había ido a participar en la recogida del trigo. Movilizado en un regimiento de artillería, durante la contienda se ocupó del transporte de municiones en camiones sobre los frentes de Teruel, Lleida y el Ebro.
Con la República derrotada, huyó a Francia, cruzó la frontera y, nada más llegar, fue internado en diversos campos de refugiados que el país galo improvisó frente a la llegada masiva de extranjeros. Mientras tanto, en Benaguasil, con sus tres hijos y su mujer, en medio de la represión franquista, el padre de Germán Arrúe fue fusilado la madrugada del 14 de abril de 1939. Su hijo recibió la noticia en Francia.
Arrúe se alistó en una compañía de trabajadores extranjeros y después de la ocupación nazi se alistó en la Legión y fue destinado al norte de África y enviado a combatir a Túnez. Después del armisticio, del mismo modo que muchos otros españoles, desertó y se enroló en el ejército de la Francia libre, dirigido por el general De Gaulle. En 1943, en el momento de la formación de la 2ª división Blindada del general Leclerc, Germán Arrúe, bajo el nombre falso de José Ortega “El Mejicano”, integró la 9ª compañía del Tercer Regimiento conocida para la historia como «La Nueve».
Formada casi en su totalidad por republicanos españoles y capitaneada por Raymond Dronne, Arrúe rechazó ser oficial y quiso continuar siendo un simple soldado sobre el half-track Teruel. El 24 de agosto de 1944, el valenciano y sus camaradas penetraron París y llegaron hasta el ayuntamiento de la capital gala, «l’Hôtel de Ville», donde les esperaba eufórica la resistencia francesa.
Durante el desfile de la Victoria por los Campos Elíseos, los vehículos de La Nueve ocuparon un lugar de honor y escoltaron al general De Gaulle. «Había que ver cómo gritaba y aplaudía la gente. Cuando empezó el desfile, vimos una gran bandera republicana española de unos veinte o treinta metros, alzada por un gran grupo de españoles que no paraba de vitorearnos. Poco después la hicieron retirar», contaba Arrúe en la entrevista que ofreció a Evelyn Mesquida para la configuración del libro La Nueve: los españoles que liberaron París.
Con París liberada, en septiembre de 1945 los aliados prosiguieron con la toma de Estrasburgo y continuaron hasta el bunker de Hitler en Bertchesgaden. La guerra prácticamente había terminado. «Entonces nosotros pensamos que llegaba la hora de ir a España. Teníamos muchas ganas. Yo habría estado muy contento de ir y acabar la batalla allí, pero no pudo ser… No volví hasta que Franco murió», se lamentaba Arrúe. Después de negarse a proseguir con la guerra en Indochina, Germán Arrúe se desmovilizó y rechazó en aquel momento la nacionalidad francesa.
Trabajó como peluquero en París, se casó con una joven gala y se instalaron en Lyon. Después ejerció en una fábrica de ladrillos y como chófer de camiones. Más tarde, con el fin de facilitar la vida diaria, aceptó la nacionalidad francesa. Murió en un pueblo del País Vasco francés en julio del 2007. Sus cenizas están depositadas en el cementerio municipal de Benaguasil, el resto fueron esparcidas en un campo de huerta en la Partida de l´Alteró, una tierra que él mismo labró.

Centenario de su nacimiento y ningún homenaje

Arrué es un desconocido en su pueblo; solo en 2009 se aprobó celebrar un homenaje oficial que no ha llegado
Basta sólo con pasear por las calles de Benaguasil y preguntar quién era Germán Arrúe para percatarse de que es un auténtico desconocido. Arrúe no tiene dedicada ninguna calle ni avenida con su nombre, ningún recordatorio que acerque su figura a la ciudadanía. Las nuevas generaciones no saben que un paisano de su pueblo formó parte de la liberación de París, de la victoria del mundo libre.
Sólo se aprobó, en 2009, en el plenario municipal, la celebración de un acto-homenaje en su memoria. Pero el consistorio del Partido Popular incumplió este acuerdo y finalmente el acto tuvo que ser organizado por los grupos municipales del PSPV y EUPV. El Ayuntamiento del PP continúa incumpliendo aquella moción presentada por el concejal Pep Espinosa (EU) que instaba a organizar un homenaje institucional y a reconocer públicamente la participación de este vecino de Benaguasil en la Segunda Guerra Mundial. «Es lamentable que Benaguasil no haya reivindicado la figura de este héroe de la Liberación de París, que combatió casi nueve años seguidos contra el nazismo y el fascismo, sin que nadie le dijera ´gracias´», explica con aflicción Mesquida.
Pese al olvido de los gobernantes, el empeño de algunos porque la historia no se borre hace que la figura de Arrúe continúe siendo reivindicada y recordada en la memoria colectiva. Arrúe recordaba y añoraba a su amada tierra valenciana: «Hoy soy español y francés y vivo en Francia y moriré aquí. Pero me acuerdo mucho de España y de mi pueblo». Una localidad que le debe a su héroe un reconocimiento digno y justo por su largo camino de lucha por la libertad de todos y todas.