Son muchos ya los años que van transcurriendo desde que
Ascensión Vargas Mendieta está buscando a su padre. Sabe que ha sido asesinado,
también sabe dónde se encuentran sus restos, pero nunca ha podido darle la
sepultura que todo ser humano merece.
Ascensión se ha presentado como querellante en la causa
argentina que lleva adelante la Juez Servini de Cubría en Buenos Aires. Incluso
ha viajado a la Argentina para testimoniar en el Juzgado (durante el viaje
cumplió 88 años).
En una audiencia en la que la Juez argentina recibió a todos
los declarantes que habían viajado desde España, y cuando ofreció la palabra a
los presentes, Ascensión la tomó para
pedirle sólo una cosa: que la ayudara a exhumar
los restos de su padre, porque cuando muriese, quería llevarse consigo uno de
sus huesos. La Juez le prometió que haría todo lo posible.
Este es el comienzo de la historia de un exhorto. Un exhorto
que el Juzgado argentino ha enviado el 18 de febrero de 2014 y que fue
destinado al Juzgado de Instrucción Nº1
de Guadalajara, dado que los restos del padre de Ascensión se encuentran en una
fosa común en el cementerio de dicha ciudad. No se trata de una diligencia
corriente: hay una demanda que trasciende incluso la demanda de justicia.
Ascensión no pide nada más que recuperar los restos de su padre para darle una
sepultura digna.
Pasaron más de nueve meses durante los cuales nadie daba a la familia Mendieta ninguna
información sobre el posible desenlace de su historia. Fueron meses de
incertidumbre, ansiedad, esperanzas, tristeza. Incluso el estado de salud de
Ascensión fue empeorando. (Ha sufrido una angina de pecho, tuvo que ser
ingresada y está bajo tratamiento médico.) Las incertidumbres nunca ayudan en
estos casos.
Finalmente, a través de los abogados que trabajan en la
querella en Buenos Aires, la familia de Ascensión tuvo conocimiento de la
respuesta (está fechada el 30 de octubre de 2014, pero recorrió varios
ministerios, en un país y el otro, antes de llegar al Juzgado argentino).
La respuesta es negativa: se acuerda dejar sin efecto la
ejecución de la exhumación dado que no se ha acreditado “fehacientemente” que
en la fosa señalada en el exhorto se encuentre el cuerpo de Timoteo Mendieta.
Tras la decepción inicial, mucho más decepcionante por la
larga e inexplicable espera, cabe preguntar: ¿no es una característica propia
de las fosas donde se han arrojado las víctimas de asesinatos la incertidumbre
con respecto a lo que en esas fosas se va a encontrar? ¿Acaso puede haber
seguridad de encontrar aquello que se ha procurado ocultar para que nadie lo
encuentre?
Pero estas son sólo reflexiones. No pretendemos poner en
duda las dificultades alegadas por la juez de Guadalajara para considerar
imposible dar cumplimiento al exhorto. Sólo deseamos que esto sea una muestra
más del horror que se vive en España. De un horror que perdura y se agrava a
medida que va pasando el tiempo. Miles y miles y miles de personas arrojadas no
se sabe dónde, que no son restituidos a sus familias ni siquiera cuando son ya
un puñado de huesos.
No sabemos dónde están nuestros muertos.
Pretenden que sigamos
caminando, cuando no sabemos siquiera sobre quiénes vamos caminando. Nuestros
muertos pisoteados junto a nuestras memorias.
Por una parte la justicia parece trascender la muerte,
pensar que los seres humanos somos eternos, que podemos esperar
indefinidamente. Por otra, parece especular con la muerte: ya morirán algún día
y dejarán de reclamar.
Si Ascensión se marcha sin haber logrado lo que buscaba,
será una más que se marcha con el corazón destrozado por no haberlo logrado,
como se han marchado ya tantas y tantos. El pesar no será sólo el de su
familia. Será el de todos aquellos que, habiendo podido hacer algo para darle
una respuesta a tiempo, no lo hemos hecho.
Ana Messuti
ENVIADO POR CEAQUA SOBRE 30/11/2013 EN COMUNICADOS | COMENTARIOS DESACTIVADOS
El miércoles 4 de diciembre a las 10hs de la mañana, Ascensión prestará declaración en el Juzgado Federal nº1 de Comodoro Py. Junto a hermana ya fallecida Paz Mendieta, han sido las mayores luchadoras para recuperar la memoria familiar, y con su avanzada edad aún siguen haciéndolo.
El padre de Ascensión Mendieta, Timoteo fue asesinado tras un simulacro de juicio el 16/11/1939, es uno de los 822 republicanos que fueron pasados por las armas en el cementerio de Guadalajara entre 1939 y 1944. Fue enterrado en una fosa común junto a 17 compañeros. Timoteo era presidente de la UGT de Sacedón, y siempre luchó por la justicia social y por mejorar las duras condiciones de los trabajadores y jornaleros del pueblo.
Por ello, cuando comenzó la guerra, los caciques fueron contra él y otros miembros del sindicato. Durante la guerra fue concejal, y junto a ser el presidente de la Casa del Pueblo de UGT, le hizo estar condenado previamente, y solo se celebró un “simulacro de juicio”, sin pruebas, sin garantías, sin defensa y sin justicia.
Fue condenado a muerte, y al poco tiempo, María, la esposa recibió un telegrama de su hermana desde Guadalajara diciéndole que se habían enterado de que ya era el día y le iban a fusilar, pero cuando María llegó a Guadalajara era demasiado tarde, ni siquiera pudieron hacerse cargo del cadáver, fue enterrado en una fosa común. Aún no han podido recuperar a su padre, ni a los otros 17 compañeros, pero continúan peleando para lograrlo.
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