diumenge, 22 de febrer del 2015

El cadáver de Machado



Dejen los fariseos que aquellos españoles descansen en paz. No continúen (también) el macabro trasiego, el tráfico indecoroso de cadáveres ilustres que inició el franquismo para enmascarar malas conciencias, gusaneras, tal vez, de remordimientos. Los muertos caídos fuera de España, porque no pudieron o no quisieron volver a ella en vida, deben quedar en los sitios donde cayeron, dándonos ese testimonio histórico de su destierro que honra su vida entera.