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Tras la sublevación militar comenzó la represión sobre los republicanos y principalmente contra los que ostentaban cargos de responsabilidad política o sindical. Esta represión se saldó con la muerte de 22 vecinos, todos ellos relevantes por desempeñar cargos y responsabilidades dentro de la más estricta legalidad.
26 de marzo de 2015 | Fuente: | por
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Calle Jose Antonio en Villacid
Villacid de Campos es una localidad situada en pleno corazón de la Tierra de Campos, a 66 km. de Valladolid, 70 de Zamora y 8 de Villalón, con quien siempre mantuvo las principales relaciones económicas, sociales y políticas. Su extensión es de 24 km2, dedicados sobre todo a la agricultura extensiva de cereal, como es corriente en la zona. Su población ha ido disminuyendo sin cesar, y si en el año 1900 el censo señalaba la cantidad de 765 habitantes, a fecha de hoy no llegan al centenar, y el dato revelador es que en el pueblo hay únicamente 4 habitantes menores de 15 años.
En el año 1936, la Corporación Municipal estaba compuesta por el alcalde, Miguel González Collantes, de 68 años, y sus concejales.
Ángel Mañueco Gordaliza, 52 años, Tesorero. Darío Gutiérrez Fonseca, 31 años. Apolinar Romón, mayor de 50 años. Félix Sánchez. Victoriano Rodríguez Alonso.
En Villacid existía una Casa del Pueblo fuerte y activa, cuyo presidente era Félix Carlón Pérez, hermano de Julián Carlón. Allí se reunían socialistas, comunistas y republicanos, que eran las tendencias existentes en el pueblo. En cuanto a las derechas, los testimonios dicen que no había falangistas antes del 18 de julio de 1936, y si los había, no se dieron a conocer. Los partidos de derechas eran monárquicos, sobre todo de la CEDA, aunque después del 18 de julio fueron muchos los que vistieron la camisa azul y participaron en los hechos represivos contra sus vecinos republicanos. Tras la sublevación militar comenzó la represión sobre los republicanos, y principalmente contra los que ostentaban cargos de responsabilidad política y sindical. Esta represión se saldó con la muerte de 22 vecinos, todos ellos relevantes por desempeñar cargos y responsabilidades dentro de la más estricta legalidad.
En el pueblo se produjeron tres sacas.
El día 2 de agosto de 1936 se produce la saca de doce personas, a las que asesinaron y enterraron en algún lugar de los montes Torozos (hubo un testigo).
El 4 de agosto dos personas fueron detenidas ilegalmente y asesinadas en las cercanías de Valdenebro de los Valles junto con otros tres vecinos de Ceinos. Los cadáveres fueron enterrados en el cementerio de Valdenebro, según los testimonios.
Alrededor de esta misma fecha, entre el 4 y el 6 de agosto, diez-doce vecinos fueron detenidos y conducidos a Valladolid, ingresando en las Cocheras de Tranvías. Apenas un mes más tarde serían juzgados en la Causa 443/36 de 11 de septiembre. Cinco de ellos serán fusilados; otro morirá durante el proceso. Otro verá reducida su condena a 30 años por hacer declaraciones en contra de sus compañeros.
En este último grupo se encontraba la casi totalidad de la Corporación Municipal y los directivos de la Casa del Pueblo, que habían sido detenidos por grupo de hombres armados, acompañados por guardias civiles del puesto de Villalón. Se les acusó de “adhesión a la rebelión” y les pidieron 30 años de reclusión. A Ángel Mañueco se le acusaba además de marxista y de no querer entregar su revólver (que tenía legalmente).
En el juicio se dice textualmente: “En agosto de 1936, fuerzas de la guardia civil de Villalón acompañadas por milicianos falangistas se trasladaron a Villacid para practicar la detención de elementos marxistas”.
Como la detención se había producido en los primeros días de la sublevación sin que hubiese habido ningún tipo de resistencia por su parte, los condenados recurrieron la sentencia, con el resultado de que se les condenó a muerte. A esta revisión no se presentaron los testigos propuestos por los detenidos, que fueron interceptados por la guardia civil, impidiendo de esta manera que testificasen a favor.
La pena impuesta se aplicó con celeridad, de tal manera que fueron ejecutados el día 1 de octubre en San Isidro. Sus familias no pudieron acudir a verlos ni a despedirse de ellos. Desde su detención a manos de civiles armados y guardias civiles insurgentes, hasta la fecha de su enterramiento en una fosa común de Valladolid habían transcurrido apenas dos meses.
No había pasado una semana de los fusilamientos cuando algunos de los sublevados se hicieron con los bienes de las viudas y huérfanos: les cosecharon las tierras, les despojaron cuadras y fincas, se quedaron con los negocios y se llevaron alimentos y bebidas, además de destrozar lo que no quisieron. Villacid es un ejemplo de la actuación de estas gentes que se sentían con derecho a robar el patrimonio de las familias republicanas sin ningún documento por medio.
No contentos con eso, acosaban a los familiares de las víctimas. Así, a la viuda de Darío Gutiérrez, paseado, la llamaban constantemente preguntándole “si ya había venido su marido” entre risotadas. Crearon en el pueblo un clima de verdadero pánico, paseándose en camionetas descubiertas (las mismas en las que se llevaban a las víctimas), a gran velocidad por las calles, dando gritos, con banderas nacionales, brazo en alto.
Los autores de las detenciones y los paseos fue gente de Villalón conocidos como “los Villalones”, un grupo de civiles armados que venía acompañada por la guardia civil de aquella localidad y que estaban actuando de igual manera por otras localidades de la zona.
Tras la primera saca, y al comprobar que el crimen quedaba impune y que contaban con el respaldo de la guardia civil, algunos derechistas del pueblo se comprometieron en los crímenes de manera más visible. La primera lista de nombres fue escrita en el pueblo, pero la hicieron llegar a Villalón, al puesto de la guardia civil. Según los testimonios, esta lista constaba de 85 nombres, lo que pareció excesivo en la comandancia.
En febrero de 1941 se emitió la sentencia del Tribunal de Responsabilidades Políticas, que había encausado a los vecinos de Villacid. Cuando esta sentencia se hace pública, varios de estos expedientados llevaban muertos casi cinco años, pero eso no fue obstáculo para su condena, ya que la ley era retroactiva. En estas circunstancias, la penalización era de hecho para las viudas y los huérfanos, a los que incautaron hasta el caudal hereditario para satisfacer las multas impuestas a los asesinados. Estas condenas, injustificables desde cualquier punto de vista, fueron propiciadas por las nuevas autoridades franquistas, que emitieron informes negativos acerca de las víctimas y también de sus familias, niños incluidos.
Un ejemplo sangrante por su crueldad es el que se muestra a continuación: a finales de 1940, cuando se habían cumplido cuatro años de las muertes, y sus familias se encontraban en la situación más precaria que puede imaginarse, el Tribunal de Responsabilidades Políticas solicitó informes acerca de los bienes que estas familias tenían, con el fin de imponerles una sanción en forma de multa e incautar esos posibles bienes. E el informe debía hacer constar la composición de las familias, la edad de sus miembros y su comportamiento político, además de su adhesión o no al régimen franquista. El encargado de realizar el informe fue el Juez Municipal, que no tuvo reparo en emitir el siguiente y muy perjudicial informe sobre estas familias, la mayor parte de ellos niños (ver documento original anexo).
(Tras el listado con los nombres de los huérfanos de entre 15 y 5 años, que en el momento de la muerte de sus padres tenían entre 11 y 1 año) “…. En estos familiares de todos los expresados expedientados se ve claramente la persistencia en la idea izquierdista que siempre han tenido, siendo enemigos del Régimen Actual”.
Villacid de Campos, a tres de diciembre de 1940.
El Juez Municipal, Celedonio F Hernández (firma y sello del Juzgado).
Pero no puede obviarse que la incautación de los bienes de estas familias se había producido en los momentos posteriores a su detención, y los autores habían sido vecinos del propio pueblo sin ningún tipo de mandamiento o documento legal, por lo que quizá se encuentre aquí la razón de estos informes maliciosos, en orden a justificar las apropiaciones ocurridas en 1936 y para las que no existía justificación alguna.
En los años posteriores a la sublevación fallecieron varias viudas, y los hijos fueron abandonando el pueblo en cuanto pudieron. Por ese procedimiento marcharon familias enteras en un auténtico exilio forzado, ya que como explicaba Sinclético Carlón, hijo de una de las víctimas, las familias quedaron señaladas y condenadas al acoso y al hambre.
Las víctimas de Villacid de Campos. Paseados en la primera saca, asesinados y enterrados en los Montes Torozos el 2 de agosto de 1936.
Cándido Aurelio del Campo Tristán, hijo de Aniceto y Josefa. Casado con Feliciana. Hijos: Medes, Martín e Iluminada.
Pedro del Campo Tristán, hermano del anterior. Soltero.
Darío Gutiérrez Fonseca, concejal, 31 años. Hijo de Segundo y Benedicta, casado con Josefa González Benavides, hija del alcalde fusilado Miguel González Collantes. Dos hijos: Andelino y María Asunción, de un año.
Luciano Gutiérrez Fonseca, hermano del anterior, 27 años, soltero.
Apolinar Romón, de más de 50 años, soltero. Concejal.
Mariano Pérez Carlón, “Gaona”, hijo de Isabel y Fructuoso, más de 50 años, soltero.
Félix Carlón Pérez, hermano de Julián Carlón. Directivo de la Casa del Pueblo.
Agustín Estrada, más de 60 años. Era el mayor de todos los asesinados. Viudo, padre de Julianina, abuelo de Isacio. Había estado algunos años en Argentina. Tenía formación y era muy culto.
Valeriano “Patarrusca”, menor de edad, hijo de Eustaquio.
Mariano González Collantes, soltero, treinta años, hijo de Evaristo. Su hermano Cástulo, fue obligado a alistarse en la Legión, donde murió inmediatamente.
Félix Sánchez, casado con Epifania Panero. Tenía un negocio de venta de huevos. Concejal.
Félix Sánchez, hijo de Benita, primo carnal del anterior. Su padre ya había muerto.
Todos ellos fueron enterrados en algún lugar de Torozos junto con algunos vecinos de Bustillo de Chaves. Entre éstos iban dos hermanos; uno de ellos se desmayó durante el fusilamiento y logró sobrevivir. Se entregó y fue juzgado. Ha vivido hasta hace poco, y mantuvo contacto con los familiares de los asesinados, a quienes contó los detalles de lo sucedido y les señaló el lugar del asesinato.
Segunda saca: 4 de agosto de 1936.
Dos menores son detenidos y trasladados en una camioneta junto con tres vecinos de Ceinos de Campos. Los conducen a la localidad de Valdenebro de los Valles y los asesinan, abandonando los cadáveres en el lugar. Posiblemente fueron enterrados en el cementerio de la localidad.
Ángel Sánchez Mañueco, 18 años, hijo de Julián y Ángela. Era estudiante en el monasterio de Carrión de los Condes, y estaba en el pueblo por las vacaciones de verano. Su padre, socialista preeminente, regentaba un bar desde cuyo balcón dieron mítines Landrove y Eulogio de Vega.
Bautista Tristán Cuadrillero, huérfano, vivía con su tía Julia Cuadrillero. Había venido desde Asturias, de donde era natural, al morir sus padres.
Fusilados en Valladolid el 1 de octubre de 1936. Causa 443/36, 11 de septiembre de 1936, Valladolid, acusados todos de adhesión a la rebelión.
Miguel González Collantes, hijo de Pedro y Josefa, de 68 años, labrador, casado con Julia Benavides Carlón. Alcalde. 10 hijos (dos menores). Su yerno Darío Gutiérrez Fonseca, concejal, había sido asesinado. Le quitaron fincas, muebles, animales y cosechas. En la acusación se dice que fue propulsor de los desórdenes ocurridos en el pueblo y agente de enlace de los marxistas de Villalón para entablar acciones conjuntas, aunque nada de esto fue probado.
Julián Carlón Pérez, labrador de 43 años, hijo de Florencio y Saturnina, casado con Plácida Carlón. Tenía 5 hijos, todos menores. Les quitaron los muebles, la finca, dos animales y la herencia de su madre. Concejal.
Honorato Pérez Fierro, Gregorio y Julia, labrador, 39 años, casado con Asunción Carlón Pérez. 3 hijos menores. Labrador. Incautados bienes y herencia de sus padres. Concejal.
Ángel Mañueco Gordaliza, de 52 años, hijo de Valentín y Lucía, casado con María Ángela Fierro Pérez. 4 hijos (dos menores). Labrador, Concejal. Incautados muebles, inmuebles y cosecha.
Victoriano Rodríguez Alonso, 42 años, hijo de Castorio y Victoriana, casado con Aurelia Pardo Pérez, 4 hijos menores. Jornalero. Embargada la herencia de su padre. Concejal.
Fallecido en prisión.
Elías González González, nacido en Cuenca de Campos en 1887, hijo de Lino y Sotera casado con Eulalia García. Era el dueño del baile y mecánico. Detenido junto a los anteriores; ingresado en Cocheras, pasó al Hospital el día 22 de agosto y murió el día 24. Enterrado en el cementerio del Carmen, fosa común 46.
Detenidos y encarcelados.
Sabino Mañueco Pérez.
Pedro Panero.
Crescenciano Pérez, guardia municipal.
Mariano Sánchez.
Eusebio Sánchez Sánchez, estaba detenido en Las Cocheras y marchó voluntario al frente.
Florencio Del Campo Tristán, estudiante. Sus dos hermanos, Pedro y Aurelio, fueron asesinados. Estando preso en Cocheras, se alistó voluntario para ir al frente.
Eleuterio Díez Mañueco.
Julián Pardo Mañueco.
Maltratados.
Julián Sánchez y su mujer Ángela Mañueco: propietarios de un bar donde se reunían los republicanos. Palizas. Simulacro de fusilamiento. Extorsión y robo. Habían matado a su hijo Ángel, menor de edad, y al hermano de ella, Ángel Mañueco.
Aurora Sánchez Mañueco, hija de los anteriores. 18 años. Abanderada en el desfile del 1º de Mayo. Palizas, vejaciones de todo tipo, rapada al cero, ricino.
Cándido Alonso. 24 años. A causa de los malos tratos, quedó inválido. Rotura de espalda.
Abundia Recio (menor de edad), palizas, abusos, corte de pelo, ricino.
Hija de Crescencio Pérez: abusos, corte de pelo, agresiones. Su padre estaba encarcelado. Acabó por refugiarse en un convento.
Mariana Carlón, menor, apaleada continuamente.
Restituto Sánchez, mayor de 50 años. Maltratado de forma sistemática en los locales del ayuntamiento.
Eustaquio, padre de Valeriano, paseado: acosado y apedreado por jóvenes del pueblo. Tenía cerca de 80 años.
Tribunal de Responsabilidades Políticas.
Expropió los bienes a las familias de todos los fusilados, incluyendo los derechos de herencia de los menores.
Fallecidos en el frente.
Víctor Mañueco Fierro, hijo del fusilado Ángel Mañueco.
Cástulo González, hermano del asesinado Mariano González. Se alistó para salvar la vida. Lo mataron cuando llevaba dos semanas en el frente.
Total fallecidos en Villacid de Campos: 22 personas.
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