Una exposición en Lleida y un libro reconstruyen a través de su trabajo como fotógrafo la participación en la guerra civil del fotógrafo de Mauthausen
- DOMINGO, 18 DE DICIEMBRE DEL 2016 - 16:33 CET
Un libro y una exposición en el Institut d’Estudis Ilerdencs muestran por primera vez las fotografías que realizó durante la guerra civil Francesc Boix, el fotógrafo catalán que sobrevivió al campo de concentración de Mauthausen. La muestra inaugurada el pasado jueves y en el libro ‘Els primers trets de Francesc Boix’ (Ara Llibres) recogen los resultados del trabajo de la asociación de defensa del patrimonio fotográfico Fotoconnexió, que formó un equipo de fotógrafos, historiadores y archiveros que identificó y documentó las imágenes, de autor anónimo cuando las rescatadó de una subasta la Comissió per la Dignitat, en las que se mostraba la vida cotidiana de varias unidades del Ejército Popular desplegadas en los frentes de Aragón y el Segre.
La exposición que puede visitarse hasta el 29 de enero en Lleida y que después viajará a los museos de Zarautz y Tortosa incluye 132 fotografías y un vídeo en el que desfilan los personajes retratados por Boix en el frente. Apenas hay combates reales y solo algunos intentos de emular la fotografía épica de los fotoperiodistas profesionales que el joven Boix (17 años al entrar en filas) vería publicadas en la prensa de la época, o testimonios de los destrozos bélicos. Sobre todo en estas imágenes aparecen retratos de compañeros de armas y la mezcla de instrucción bélica e ideológica, visitas de inspección de los mandos, desfiles, intendencia cotidiana y esparcimiento (bailes, baños o partidos de fútbol) que marcaban el día a día del frente.
“Quizá alguien pueda reconocerlos. No nos gusta quedarnos solo en Barcelona, y que la exposición se inaugure en Lleida tiene todo el sentido, porque es en esa zona donde se realizaron las fotografías, y donde pueden ser vistas por la gente que se pueda sentir más identificada con ellas”, explica el presidente de Fotoconnexió, Enric Marco.
ACLARAR PARTE DE LA BIOGRAFÍA
No se trata tanto de que las biografía de Francesc Boix haya permitido identificar el autor de las 1.370 imágenes (de parte de ellas; el fondo incluye imágenes de 1931 a 1936 que hay dudas sobre si son atribuïbles a Bartomeu Boix, su padre) como de que las imágenes han conseguido completar un episodio de la vida del joven fotógrafo que resultaba confuso incluso para su biógrafo Benito Bermejo, que en su libro del año 2002 ‘Francesc Boix, el fotógrafo de Mauthausen’, confesaba: “No hemos localizado ningún testimonio capaz de dar datos precisos sobre el itinerario de Boix como combatiente encuadrado en las unidades del Ejército de la República”.
En el libro publicado ahora por Ara, además del álbum fotográfico con textos de acompañamiento de Maria Barbal, los artículos de Josep Maria Solé Sabaté, Josep Cruanyes, Ricard Marco y, sobre todo, un capítulo extenso a cargo de Ramon Barnadas, explican tanto el proceso de investigación que ha arrojado luz sobre las fotografías como la información que estas ofrecen sobre el paso de Boix por las filas de la república.
Colaborador de la revista ‘Juliol’, de las Joventuts Socialites Unificades, a finales de 1937 se incorpora como fotógrafo, acompañando al comisario Jaume Girabau, a la 143 Brigada Mixta, que está desplegada en Teruel (Martín del Río, Pancrudo y Rillo), combate cerca de Zaragoza (Fuentes de Ebro, Quinto y Pina de Ebro) y se replliega en Huesca (Grañén y Berbegal). Después, Boix sigue a Girabau (fusilado por Franco en 1942) cuando este pasa a ser comisario político de la 30 división, destinada a Lleida tras el hundimiento del frente de Aragón. Allí (Baldomar, Sanauja, Vilanova de la Barca, Tèrmens, Artesa de Segre, el Montsec, el Castell del Remei y Santa Maria de Meià) el joven fotógrafo trabaja para la revista y los diarios murales de la división y reparte retratos entre el resto de combatientes, algunas de cuyas familias (como las del comisario Víctor Torres o el capitán Ventura Pau) aún conservaban copias que, como la caligrafía de las notas que acompañaban a los negativos y su presencia en varias imágenes, han ayudado a identificar a su autor.
EL ORIGEN DEL FONDO
Las fotografías aparecieron entre el contenido procedente del vaciado de un piso de Perpinyà y su comprador las sacó a subasta infructuosamente en el año 2010 y, de nuevo, en el 2013. La Comissió de la Dignitat las adquirió por 7.500 euros gracias a 49 aportaciones de particulares y de la revista ‘Sàpiens’ y Ara Llibres cuando estaban a punto de ser adquiridas por una institución cultural española y el pasado mes de septiembre, una vez estudiadas, fueron entregadas al Arxiu Nacional de Catalunya, a través de cuya web ya pueden ser consultadas. Algunas de ellas ya se mostraron en una reciente exposición en el Museu d’Història de Catalunya, en una muestra que resumía el trabajo de Boix durante la guerra civil, su paso por el laboratorio fotográfico de Mauthausen, donde tatuado como el preso 5.185 conservó las imágenes de las SS del campo y fotografío la liberación, y su incorporación al fotoperiodismo profesional en medios relacionados con el PC francés hasta su prematura muerte en 1951, con solo 31 años.
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