http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/38340-ramon-vila-la-historia-de-un-hombre-que-quiso-derrocar-al-r%C3%A9gimen-de-franco-%C2%BFun-loco-terrorista-o-un-hombre-inc%C3%B3modo-para-el-r%C3%A9gimen?.html
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Apuntes sobre los hechos acaecidos en la Collada de Toses:
El enigma de la collada de Toses.
Esa misma jornada , es decir, el domingo 25 de julio, hubo un accidente muy grave en la cremallera de Montserrat que dejó un total de ocho víctimas mortales y más de cien heridos. A Ramón Vila no lo culparon del hecho, pero en cambio, sí que le atribuyeron el asesinato de la señora Dora Phoebe Peck, nacida en Cardiff, de 34 años, en el kilómetro 158 de la carretera de Puigcerdà a Ribes de Freser, en un lugar de la collada de Toses conocido como la "Font de l´auto", dentro del territorio municipal del Alp.
El hecho real, es que, poco antes de las dos de la tarde, dos individuos armados - uno era alto y el otro más bajo-, con vestimenta similar a la de la policía, detuvieron un coche inglés, matrícula HCO-543, ocupado por el médico británico, de origen judío, Bernard Joseph Peck y su esposa, y les quitaron la máquina de fotografiar. Los personajes armados, que podían tener una edad de unos 40 y 20 años, respectivamente, y que fueron considerados miembros de las fuerzas de orden público por los viajeros extranjeros, les hicieron seguidamente una señal. El conductor interpretó que podían seguir la marcha. Aun así, los disparos inmediatos que fueron realizados sobre el vehículo dejaron entrever que lo que habían realmente ordenado los armados era otra cosa. A resultas de los impactos recibidos, el médico fue malherido y su esposa murió, casi, al instante.
En la inspección ocular del lugar fueron hallados 19 casquillos de procedencia alemana y americana (lo que conecta con los tiempos de la Resistencia), correspondientes a un arma automática del calibre 9mm.
Según un informe del Gobierno Civil de Girona, que fue transmitido al ministro de la Gobernación, datado el 31 del mismo mes, "para la identificación de los presuntos criminales le fueron presentada a Mr.Peck por la Guardia Civil varias fotografías del conocido terrorista de la CNT, Ramón Vila Capdevila (a) Ramón Llaugí Pons y Caraquemada, al que reconoció en dos de ellas".
Una información periodística explica que el médico inglés aseguró: "Esta sonrisa no se me olvidará en la vida!.
"La sonrisa del asesino -continuaba la misma información- es una mueca provocada por una cicatriz. El reconocido es un antiguo boxeador y maleante habitual".
Tanto a la prensa del interior como a la de fuera, la noticia del suceso ocupó un lugar destacado, y en nombre de Ramon Vila fue repetido como responsable directo del asesinato. Algún testimonio que había pasado por el lugar , poco antes del hecho, aseguró también que lo había reconocido en aquella zona.
De todos modos ni en Francia ni en España nunca se relacionó Caraquemada con el famoso lieutenant Raymond de la resistencia francesa contra los nazis.
Otras versiones y suposiciones sobre el origen del atentado apuntaban a la intervención de los servicios secretos. Al dejar constancia un informe del Gobierno Civil de Girona: “Sobre la personalidad de Mr Peck se han hecho también muchos y variados comentarios , desde el que le atribuye el pertenecer a I.S. o alguna organización secreta que se habría vuelto ahora contra él, como el que afirma que ya en Turquía fue objeto de un atentado”.
De todos modos, en los medios anarquistas, el hecho de imputar el crimen a Ramon fue considerado una maldad y una cobardía, para poder acorralarlos en el territorio francés. Y es que de ninguna manera se podía apoyar un atentado de esa naturaleza. El medico herido, por otro lado declaró que, según su impresión, refiriéndose a los agresores que lo detuvieron, se trataba de “moins de bandits que de membres d´una formation revêtus d´un uniforme”, pero que las fotografías que le habían enseñado de los sospechosos eran la de los agresores concretando que “le plus âge était conmu sous le nom de Ramon Capdevila (sic)”.
El suceso hizo correr ríos de tinta durante muchos días. Con matasellos del 8 de enero de 1954, el gobernador civil de Girona recibió una carta enigmática, firmada por dos supuestos presos de Madrid, que se identificaron como Atilano Gómez Tomé y Juan Martín Sancho, en la cual exponían que "los que suscriben fueron compañeros de los mismos (autores del asesinato) dedicados a la delincuencia, con anterioridad al suceso, y se encuentran presos en la actualidad por falta de compañerismo de los mismos, los cuales según manifestaciones por el presente tenían planeado el hecho, ya que (a) uno de ellos llamado Roberto Pérez le fueron facilitados los datos de la venida de los ingleses a España por un señor con domicilio en Girona, el cual le ofreció al citado Roberto la cantidad de 250.000 pts por el asesinato" y también se ofrecieron a confesar " el nombre y el domicilio de esas personas, así como el del señor que ofreció el dinero".
¿Oportunismo?
¿Una manera calculada de despistar?
¿Una pista a seguir?
Ahora podemos decir que, de la carta, no se hizo demasiado caso. A fin de cuentas el juez de Puigcerdà que se encargó de instruir el sumario de los hechos, hizo pública una requisitoria contra Vila que decía así.....
Texto extraído de "Ramón Vila, Caracremada el darrer maqui català" de Josep Clara.
¿Oportunismo?
¿Una manera calculada de despistar?
¿Una pista a seguir?
Ahora podemos decir que, de la carta, no se hizo demasiado caso. A fin de cuentas el juez de Puigcerdà que se encargó de instruir el sumario de los hechos, hizo pública una requisitoria contra Vila que decía así.....
Texto extraído de "Ramón Vila, Caracremada el darrer maqui català" de Josep Clara.
Artículo publicado en la Vanguardia Española (29 de julio 1953)
A las 24 horas, exactamente, de haberse producido el criminal atentado contra dos ingleses en Puigcerdà, que costó la vida a Mrs, Peck y graves heridas a su marido, el capitán de la Guardia Civil de Puigcerdà. señor Romero, presentaba al doctor Peck cinco fotografías. Este, sin vacilar, señaló inmediatamente una de ellas y al rogársele que confirmase la absoluta certeza de su acusación, manifestó: «Esta sonrisa no se me olvidará en la vida».
La sonrisa del asesino es una mueca provocada por una cicatriz. E! reconocido es Ramón Vila Capdevila, nacido en Peguera, en las cercanías de Berga. en 1908 antiguo boxeador y maleante habitual. En abril de 1936 cometió un atraco a una farmacia de Castellón de la Plana, dando muerte a un guardia uniformado y causando heridas graves a un agente de la autoridad, la guerra civil le sorprendió en la cárcel. siendo libertado por los rojos, a los que se unió. Terminada la guerra pasó a Francia, donde utiliza el nombre de Ramón Llaugí Pons. El apodo tristemente célebre i del criminal es el de «Caraquemada», desde que hace años le cayó un rayo sobre él ocasionándole importantes quemaduras.
Del otro asesino que le acompañó en el bárbaro atentado de la collada de Toses no se tienen noticias concretas.
Las Policías española y francesa trabajan incansablemente, dándose batidas continuas, con perros, por los bosques. El cadáver de Mrs. Peck, en Barcelona.
A las 11'45 de la mañana de ayer llegó a Barcelona, procedente de Puigcerdà, en una furgoneta de Pompas Fúnebres, el cadáver embalsamado de la señora Peck, que quedó depositado en las oficinas de Pompas Fúnebres de la calle de Campo Sagrado.
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Artículo publicado en Diaridegirona.cat por Jordi Vilamitjana
"Ramon Vila hacía permanentemente una mueca provocada por una cicatriz de bala
que le atravesaba la cara, además del apodo de Caracremada"
JORDI VILAMITJANA I PUJOL: Ramon Vila Capdevila (1908-1963), militante de la CNT y último maquis anarquista catalán. Participó en la proclamación del comunismo libertario (1932), la Guerra Civil (1936-1939), la Resistencia Francesa (1939-1945) y, durante 18 años más, en la lucha contra el franquismo "(Inscripción funeraria en Castellnou de Bages ).
El 25 de julio de 1953, tuvo lugar un hecho en la Collada de Toses que aún hoy, 55 años después, no se ha acabado de aclarar, un hecho que se mantiene como un enigma de primera categoría en las comarcas gerundenses.
En julio de 1953, el Dr. Bernard Peck (especialista en dermatología en la ciudad inglesa de Plymouth) y su esposa, Dora Peck, estaban de vacaciones por el sur de Francia. Habían dejado sus hijas Carolina, de 4 años y Pamela, de 2, en Inglaterra con una cuidadora. Eran una familia de origen judío de buena posición económica. Estuvieron recorriendo tres semanas Francia pero tenían decidido pasar los últimos días de vacaciones en España.
El día 25, salieron de Andorra y cruzaron la frontera por Bourg-Madame. Al llegar a Puigcerdà tomaron un refresco y continuaron camino de Barcelona por la Collada. Llevaban un coche inglés, un 10 CV Ford Zephyr, de color azul, matrícula HCO-543. Poco antes de las 2 llegaron al kilómetro 158 de la carretera de Puigcerdà a Ribes, en un lugar llamado "La fuente del auto". De repente, dos hombres armados con ametralladoras les cerraron el paso. El doctor Peck paró el vehículo. De entrada, pensó que se trataba de dos policías de aduana. Los dos hombres le dieron la orden de bajar del vehículo y le hicieron mostraron los papeles. Entonces le cogieron la cámara fotográfica.
En ese momento, uno de los dos hombres le hizo una señal al Sr. Peck, una señal que el Sr. Peck interpretó como que ya podía irse. Subió, puso en marcha y se fue. Cuando el coche apenas se había alejado diez metros, los armados dispararon 30 balas sobre el vehículo. D ª. Peck recibió nueve impactos y murió allí mismo. El Sr. Peck recibió cinco (uno al maxilar inferior, uno en la mano izquierda, dos en el hombro y el quinto en la zona de los riñones). Malherido, continuó conduciendo hasta alejarse de los agresores. Salió del coche y se escondió en un margen. Sin embargo, los hombres que le habían disparado no lo llegaron a perseguir; desaparecieron huyendo en el bosque. Entonces, consiguió llamar la atención de un motorista que se encargó de avisar a las asistencias y la policía de Puigcerdà.
Parece que fue un médico de Marsella que paso en esos momentos por la zona quien atendió primero el Sr. Peck en la misma Collada y que fue un cirujano venido de Barcelona quien lo operó en Puigcerdà. Según parece, el Sr. Peck necesitó dos transfusiones. La primera fue voluntaria, del factor de la estación de Puigcerdà. La segunda, obtenida de los voluntarios de la guarnición militar establecida en la Cerdanya. Tan pronto recuperó la conciencia, declaró por escrito -porque no podía todavía hablar- que eran dos hombres de 40 y 20 años, morenos y mal vestidos. La policía le mostró unas cien fotos y él medio- identificó a Ramon Vila Capdevila, Caracremada. Se ve que escribió: "Este sonrisa no se me olvidará en la vida". Ramon Vila hacía permanentemente una mueca provocada por una cicatriz de bala que le atravesaba la cara. Además, le apodaban el Caracremada debido a las quemaduras que se había hecho de pequeño en la cara durante el incendio de su casa, un grave incendio en el que murió su hermana pequeña.
Al cabo de poco rato del atentado, las policías de ambos lados de la frontera organizaron la cacería de los asesinos, pero las dudas y las elucubraciones comenzaron a correr como reguero de pólvora. Dudas sobre los asesinos: ¿Eran realmente maquisards de la guerrilla española? ¿Eran atracadores de carretera? ¿Eran policías que dispararon a unos extranjeros que huían? Dudas sobre las víctimas: ¿Fueron víctimas casuales o el ataque obedecía a un plan? ¿Quiénes eran el Dr. Peck y D ª. para merecer un atentado? Dudas sobre la naturaleza del crimen: ¿Fue un problema de mala interpretación de una señal? ¿Fue un golpe de genio del inglés y una reacción airada de los armados? ¿Fue una ejecución? ¿Fue un golpe de la resistencia al turismo? ¿Fue un golpe del franquismo para ganarse de una tacada Francia (que albergaba los maquis españoles) e Inglaterra (que aún se oponía a Franco?) ... Han pasado 55 años y las dudas continúan. Sin embargo, tal y como ha dejado escrito Josep Clara a Ramon Vila, Caracremada, el último maquis catalán (Ramon Dalmau, Editor, 2006), "Se podrá discutir o especular largamente sobre la participación o no de Ramon Vila en el asunto de la Collada de Toses. Lo que es innegable es que la repercusión del suceso fue extraordinaria en los medios de información franceses, pero también en la vida del guerrillero (...) ".
Las fuentes de información de la época difieren radicalmente sobre los hechos. Para la resistencia española en el exilio, los primeros interesados en aislar a los guerrilleros y elevarlos a la categoría de terroristas eran las autoridades franquistas. Como el atentado beneficiaba claramente a los intereses de la España franquista, para la resistencia, los autores se debían buscar entre la policía franquista. De hecho, la CNT-FAI en el exilio se apresuró a decir que nunca había ordenado semejante acción. Para el Movimiento y la prensa del Movimiento, en cambio, aquel crimen llegó como agua de mayo. Los pocos maquis que aún actuaban tenían la base en Francia, donde eran una especie de refugiados políticos. Las acciones que ejecutaba Caracremada eran básicamente la voladura de torres eléctricas. Era buscado, y tanto, pero no como lo fue después del atentado que horrorizó a media Europa. De hecho a Caracremada, se le imputaba todo desde hacía tiempo. El mismo día 25 le imputaron el gravísimo accidente del cremallera de Montserrat donde chocaron tres trenes (8 muertos y 100 heridos). Pero fue el asesinato de la Sra.. Peck, la ejecución un civil inocente y extranjero, lo que cambió la vida del último maquis y, de rebote, provocó un cambio de conceptos fundamental en todos los sitios: los guerrilleros son terroristas. Caracremada cayó abatido por la Guardia Civil el 7 de agosto de 1963.
El 25 de julio de 1953, tuvo lugar un hecho en la Collada de Toses que aún hoy, 55 años después, no se ha acabado de aclarar, un hecho que se mantiene como un enigma de primera categoría en las comarcas gerundenses.
En julio de 1953, el Dr. Bernard Peck (especialista en dermatología en la ciudad inglesa de Plymouth) y su esposa, Dora Peck, estaban de vacaciones por el sur de Francia. Habían dejado sus hijas Carolina, de 4 años y Pamela, de 2, en Inglaterra con una cuidadora. Eran una familia de origen judío de buena posición económica. Estuvieron recorriendo tres semanas Francia pero tenían decidido pasar los últimos días de vacaciones en España.
El día 25, salieron de Andorra y cruzaron la frontera por Bourg-Madame. Al llegar a Puigcerdà tomaron un refresco y continuaron camino de Barcelona por la Collada. Llevaban un coche inglés, un 10 CV Ford Zephyr, de color azul, matrícula HCO-543. Poco antes de las 2 llegaron al kilómetro 158 de la carretera de Puigcerdà a Ribes, en un lugar llamado "La fuente del auto". De repente, dos hombres armados con ametralladoras les cerraron el paso. El doctor Peck paró el vehículo. De entrada, pensó que se trataba de dos policías de aduana. Los dos hombres le dieron la orden de bajar del vehículo y le hicieron mostraron los papeles. Entonces le cogieron la cámara fotográfica.
En ese momento, uno de los dos hombres le hizo una señal al Sr. Peck, una señal que el Sr. Peck interpretó como que ya podía irse. Subió, puso en marcha y se fue. Cuando el coche apenas se había alejado diez metros, los armados dispararon 30 balas sobre el vehículo. D ª. Peck recibió nueve impactos y murió allí mismo. El Sr. Peck recibió cinco (uno al maxilar inferior, uno en la mano izquierda, dos en el hombro y el quinto en la zona de los riñones). Malherido, continuó conduciendo hasta alejarse de los agresores. Salió del coche y se escondió en un margen. Sin embargo, los hombres que le habían disparado no lo llegaron a perseguir; desaparecieron huyendo en el bosque. Entonces, consiguió llamar la atención de un motorista que se encargó de avisar a las asistencias y la policía de Puigcerdà.
Parece que fue un médico de Marsella que paso en esos momentos por la zona quien atendió primero el Sr. Peck en la misma Collada y que fue un cirujano venido de Barcelona quien lo operó en Puigcerdà. Según parece, el Sr. Peck necesitó dos transfusiones. La primera fue voluntaria, del factor de la estación de Puigcerdà. La segunda, obtenida de los voluntarios de la guarnición militar establecida en la Cerdanya. Tan pronto recuperó la conciencia, declaró por escrito -porque no podía todavía hablar- que eran dos hombres de 40 y 20 años, morenos y mal vestidos. La policía le mostró unas cien fotos y él medio- identificó a Ramon Vila Capdevila, Caracremada. Se ve que escribió: "Este sonrisa no se me olvidará en la vida". Ramon Vila hacía permanentemente una mueca provocada por una cicatriz de bala que le atravesaba la cara. Además, le apodaban el Caracremada debido a las quemaduras que se había hecho de pequeño en la cara durante el incendio de su casa, un grave incendio en el que murió su hermana pequeña.
Al cabo de poco rato del atentado, las policías de ambos lados de la frontera organizaron la cacería de los asesinos, pero las dudas y las elucubraciones comenzaron a correr como reguero de pólvora. Dudas sobre los asesinos: ¿Eran realmente maquisards de la guerrilla española? ¿Eran atracadores de carretera? ¿Eran policías que dispararon a unos extranjeros que huían? Dudas sobre las víctimas: ¿Fueron víctimas casuales o el ataque obedecía a un plan? ¿Quiénes eran el Dr. Peck y D ª. para merecer un atentado? Dudas sobre la naturaleza del crimen: ¿Fue un problema de mala interpretación de una señal? ¿Fue un golpe de genio del inglés y una reacción airada de los armados? ¿Fue una ejecución? ¿Fue un golpe de la resistencia al turismo? ¿Fue un golpe del franquismo para ganarse de una tacada Francia (que albergaba los maquis españoles) e Inglaterra (que aún se oponía a Franco?) ... Han pasado 55 años y las dudas continúan. Sin embargo, tal y como ha dejado escrito Josep Clara a Ramon Vila, Caracremada, el último maquis catalán (Ramon Dalmau, Editor, 2006), "Se podrá discutir o especular largamente sobre la participación o no de Ramon Vila en el asunto de la Collada de Toses. Lo que es innegable es que la repercusión del suceso fue extraordinaria en los medios de información franceses, pero también en la vida del guerrillero (...) ".
Las fuentes de información de la época difieren radicalmente sobre los hechos. Para la resistencia española en el exilio, los primeros interesados en aislar a los guerrilleros y elevarlos a la categoría de terroristas eran las autoridades franquistas. Como el atentado beneficiaba claramente a los intereses de la España franquista, para la resistencia, los autores se debían buscar entre la policía franquista. De hecho, la CNT-FAI en el exilio se apresuró a decir que nunca había ordenado semejante acción. Para el Movimiento y la prensa del Movimiento, en cambio, aquel crimen llegó como agua de mayo. Los pocos maquis que aún actuaban tenían la base en Francia, donde eran una especie de refugiados políticos. Las acciones que ejecutaba Caracremada eran básicamente la voladura de torres eléctricas. Era buscado, y tanto, pero no como lo fue después del atentado que horrorizó a media Europa. De hecho a Caracremada, se le imputaba todo desde hacía tiempo. El mismo día 25 le imputaron el gravísimo accidente del cremallera de Montserrat donde chocaron tres trenes (8 muertos y 100 heridos). Pero fue el asesinato de la Sra.. Peck, la ejecución un civil inocente y extranjero, lo que cambió la vida del último maquis y, de rebote, provocó un cambio de conceptos fundamental en todos los sitios: los guerrilleros son terroristas. Caracremada cayó abatido por la Guardia Civil el 7 de agosto de 1963.
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