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El Bundestag recalca el deber moral de recordar lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial
Alemania conmemora hoy viernes el 70 aniversario de su liberación de la tiranía nazi. Setenta años después de que la Wehrmacht firmara la capitulación incondicional ante el Ejército Rojo —un día antes ya lo había hecho en la ciudad francesa de Reims ante británicos y estadounidenses—, el Parlamento alemán ha recordado el día en el que se vino abajo el régimen creado por Adolf Hitler. “En la historia de Alemania no hay una ruptura tan grande como la del día que hoy recordamos, el 8 de mayo de 1945”, comenzó el historiador Heinrich August Winkler, el encargado del discurso principal de la jornada en el Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento.
Ha sido un largo camino el que ha recorrido Alemania hasta aceptar que lo que ocurrió hace 70 años fue una “liberación”, más que una derrota. Un paso importante lo dio en el 40 aniversario del fin en Europa de la Segunda Guerra Mundial el entonces presidente federal, Richard von Weizsäcker. En un famosísimo discurso, el antiguo presidente, fallecido el pasado el pasado mes de febrero, dijo que el 8 de mayo fue “el día en el que se nos liberó a todos de la tiranía nazi”.
En el Bundestag se han vuelto a recordar el viernes las palabras de Von Weizsäcker, que en ese mismo discurso dijo también: “El 8 de mayo no es para nosotros los alemanes un día para celebrar”. El presidente del Bundestag, Norbert Lambert, se refirió también a la frase del expresidente, pero la reformuló para matizar que la liberación de la que hoy se conmemoran los 70 años fue “para todo el continente, pero no fue un día de la autoliberación alemana”.
Ante toda la élite política del país —incluidos el presidente Joachim Gauck y la canciller Angela Merkel—, Winkler hizo un recorrido por las atrocidades cometidas por el régimen nazi. “Ante estos acontecimientos no se puede poner un punto final”, dijo entre los aplausos de los diputados y de los supervivientes invitados en la ceremonia.
El historiador estableció cuál debe de ser la responsabilidad de las nuevas generaciones de alemanes ante su historia. “Nadie espera que los nacidos después de la guerra se sientan culpables por hechos cometidos por los alemanes en nombre de Alemania mucho antes de su nacimiento”, aseguró. Pero el autor de El largo camino hacia el oeste considera que las nuevas generaciones deben mantener el deseo de conocer lo que pasó como acto de responsabilidad frente a su país. Y esta regla vale tanto para aquellos con padres y abuelos alemanes como para los recién llegados al país.
La conmemoración de los 70 años del fin de la guerra en Europa -ya que la contienda continuó hasta la capitulación de Japón del 2 de septiembre- ha servido no solo para que los alemanes recuerden el capítulo más oscuro de su historia. También ha puesto de relieve las diferencias entre Occidente y el Kremlin. A la conmemoración militar que mañana se celebrará en la Plaza Roja de Moscú —Rusia conmemora el fin de la guerra el 9 de mayo, porque la capitulación se firmó de madrugada y en Moscú ya había comenzado el nuevo día— no asistirán ni los líderes de las potencias aliadas que con la Unión Soviética ganaron la guerra ni la canciller alemana.
Merkel rechazó acudir a la marcha militar en Moscú para que no se interpretara como un gesto de apoyo al presidente Vladímir Putin y una falta de tacto frente al Gobierno de Ucrania. Pero, en un fino gesto diplomático, la líder alemana sí estará el 9 en Moscú para colocar flores junto a Putín ante el monumento al soldado soviético caído. Quiere demostrar así su respeto ante el sufrimiento de los soviéticos durante la guerra y la responsabilidad alemana en la tragedia bélica.
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