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La Ley de Memoria Histórica no lo permite, pero todavía hay diez pueblos en España que custodian en su nombre la herencia de la dictadura
En la posguerra, con un país desguarnecido y cerrado al exterior, elrégimen franquista impulsó una reforma agraria que buscaba reactivar la actividad agrícola española. En su consecución, se construyeron numerosos embalses con el objetivo de explotar grandes extensiones de regadío en tierras que antes eran de secano. Este plan, del que se beneficiaron muchos antiguos arrendatarios, se llevó a cabo en parte para recompensar a grandes propietarios que habían apoyado elintento de golpe de Estado en 1936.
Paralelamente y al amparo del Instituto Nacional de Colonización, la Administración de Franco construyó más de 300 pueblos —sobre todo en zonas de la mitad sur de la península como Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha y en muchos casos previa expropiación de terrenos—, para repoblar áreas deprimidas demográficamente con personas dispuestas a explotar esos territorios.
Por imperativo legal
En 2007, la aprobación de la conocida como Ley de Memoria Histórica,prohibió las "menciones conmemorativas de exaltación de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura".
A principios de este año, once pueblos fueron interpelados ante laFederación Española de Municipios y Provincias (FEMP), para que eliminaran de sus topónimos las referencias directas a personalidades del franquismo. De estas localidades hasta la fecha, solo una ha modificado su nombre de acuerdo a la Ley y otras dos están a punto de consumar el proceso.
La primera, la pedanía de Queipo de Llano (Sevilla), decidió suprimir al teniente general franquista que le daba nombre, por el de Los cinco de la Riuela, en homenaje a los cinco jornaleros fusilados tras el pronunciamiento del 18 de julio. Según informan desde el Ayuntamiento de La Puebla del Río —al que pertenece el municipio—, el pleno aprobó la nueva denominación y espera a que el Instituto Nacional de Estadística (INE) registre el nuevo topónimo.
De las que aún continúan el pleito,Águeda del Caudillo (Salamanca) ya aprobó despojar de Franco a su apellido y es la Junta de Castilla y León la institución que debe confirmar el apelativo. En situación semejante está Bembézar del Caudillo (Córdoba). El pleno municipal se reunió en junio para formalizar el trámite, pero la presencia de una alegación lo retrasará hasta finales de este mes.
Los pueblos "rebeldes"
No todas las poblaciones reclamadas se muestran complacientes de extirpar el franquismo de sus nombres. Entre las ocho restantes —demandadas por incitación al odio—, seis guardan silencio y se niegan a la enmienda pretextando motivos de acervo y tradición.
Especialmente belicoso es Llanos del Caudillo (Ciudad Real). En 2004 se celebró una consulta popular que, entre altercados, ratificó el nombre franquista por el 87% de los votos y a día de hoy continúa empeñado en conservarlo. Su alcalde asegura que si se les obliga al cambio, volverá a hacer una consulta vecinal para "que en los registros quede constancia que fue en contra de la voluntad popular".
Antes de entrar en vigor la Ley de Memoria histórica, hubo poblaciones como Consolación en Ciudad Real (antes Villanueva de Franco), Isla Mayor en Sevilla (antes Villafranco del Guadalquivir) o Puigmoreno en Teruel (antes Campillo de Franco) que, sin estar presionadas por la Ley, decidieron dejar de homenajear al franquismo con su nombre.
El cambio de denominación también ha sucedido en sentido inverso. En 1936 el municipio de Azaña (Toledo) pasó a llamarse Numancia de la Sagra, cuando los Escuadrones del Regimiento de Numancia del ejército golpista tomaron el poblado. Aunque no se refiere a ninguna personalidad del régimen, desde el consistorio municipal se han hecho algunos intentos de revertir el nombramiento, pero hasta ahora continúa tal y como Franco lo dejó.
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