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viernes, 29 de agosto de 2014
La conocida como Antigua Cárcel de Palencia se construyó a fines del siglo XIX manteniendo su funcionalidad represiva hasta los años 90. Como el resto de centros penitenciarios fue transformada por el primer franco-fascismo en cárcel de presos políticos. Por allí pasó el poeta Miguel Hernández junto a miles de republicanos y antifascistas (más de 2000 palentinos y otros miles tras la caída del Frente Norte).
La Cárcel fue entonces lugar de tránsito a otros penales y también de “sacas”, a cargo de asesinas bandas falangistas que, no por casualidad, siguen constituyendo partidos legales en una España en que el terror de derechas sigue impune, vigente y homenajeado.
Ya durante el tardo-franquismo, “la Antigua” fue penal de tercer grado para presos políticos y en ella concluyeron condena rojos y libertarios de todas las corrientes.
Las décadas de olvido programado iniciadas por “la Transición” dejaron intactos los pilares del viejo régimen remozado con un aluvión de falsos “demócratas de toda la vida”; y las pirañas siguieron a lo suyo: el ladrillo, la fuga de capitales y el reforzamiento de los aparatos de represión física e ideológica. Después, pasaron a la ofensiva, hablando el mismo idioma con acento distinto…neoliberal hoy, social liberal ayer. La despiadada alternancia de la casta al servicio del capital.
La vieja cárcel fue remodelada con dinero público (¿qué son los Fondos Europeos sino dineros de la buena gente que ni especula, ni evade?) y reivindicada como centro cultural abierto a la iniciativa social. Un limitado perfil que no consideraba su enorme importancia como Lugar de Memoria Antifascista y Republicana hermana del Memorial del Cementerio Viejo y otros lugares de la provincia.
Desde el pasado mayo, Alfonso Polanco, alcalde del PP (y digno representante del caciquismo local), impuso al Pleno Municipal la cesión de buena parte del edificio a la Policía Nacional, como espacio abierto de “Archivo y Museo”. La oposición municipal votó en contra (¡faltaría menos!)... Pero hace falta más como está diciendo la oposición social.
Gastar dinero público sin controles ni escucha a las prioridades ciudadanas, es deporte de oligarcas del dinero y la política. Proponer espacios culturales caros parece la vocación de gentes de talante tan “moderno” como liberal a palo seco.
Para quienes propiciamos los “Vientos del Pueblo”, sobraban sofisticadas inversiones. Estimamos más el contenido que el continente…y sobra, desde luego, escamotear un lugar de Memoria de resistentes al fascismo y la dictadura para cederlo a un cuerpo represivo como es la Policía Nacional.
Septiembre será solo el principio de la movilización y el debate.
“La Antigua”, hay que ganarla.
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