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24 de noviembre de 1936, último día del poeta Antonio Machado en el Madrid republicano. Angustiado por las cifras escalofriantes de miles y miles de muertos por la represión en Andalucía, Machado escribiría en una carta de aquellos días. “Se acercan a Madrid los que han fusilado a seis mil hombres, mujeres y niños en Sevilla”. Aislado en la capital, desconocía que las tropas de Franco acabarían masacrando a una décima parte de la población madrileña, asesinada primero por avión y luego a golpe de fusil después de la guerra. El asesinato de Lorca fue otro golpe brutal para el ánimo del poeta de ‘Campos de Castilla’. “El crimen fue en Granada ¡en su Granada!”, relataría en un poema. Aún perplejo por el decadente escenario, se refugiaría en su casa de la calle General Arrando, número 4. Leía la prensa para enterarse de todo aquello que sucedía al inicio de la guerra, se comprometería con la Alianza de Intelectuales Antifascistas y mostraría un claro apoyo a la legalidad republicana. Su hermano Manuel permanecería durante todo el período de guerra en Burgos junto a su mujer Eulalia. Los nuevos poemas de su hermano hacia el otro bando provocaron una profunda tristeza al poeta, unido Manuel como afecto al régimen a la figura del escritor José María Pemán.
Rafael Alberti y León Felipe llegarían a casa de los Machado a finales de noviembre para convencer al poeta de su pronta marcha de la capital ante la inseguridad que se respiraba. A pesar de que mostró reticencias, Machado aceptó el ofrecimiento rápido cogiendo los pocos enseres que podía llevar en aquel largo viaje. Ana Ruiz, madre del poeta y sus hermanos Francisco y José Machado con sus familias comenzarían el duro camino de la huida con la ayuda del Quinto Regimiento y la Junta de Defensa Republicana. Primero Valencia, llegando a Cataluña para pasar la frontera hasta Francia, donde moriría el 22 de febrero de 1939. Éstas fueron las principales paradas del poeta en aquel duro exilio del que se cumplen 77 años.
VILLA AMPARO. VALENCIA
El convoy llegaría pocas horas después a la ciudad de Levante a finales de noviembre de 1936. La noticia de la llegada de muchas personalidades de la cultura sería noticia en los medios valencianos recalcando que los “intelectuales y sus familias pasarían la primera noche en el Hotel Palace”. Este edificio emblemático había sido rehabilitado para los refugiados que llegaban a la ciudad, pero Machado, agravado ya por enfermedades no duraría muchos días en el hotel, siendo trasladado a Villa Amparo en el pueblo de Rocafort.
El hermano menor de Machado, José, recuerda en sus cartas que el poeta pasaría su primera etapa valenciana “tranquilo, rodeado de limoneros y naranjos que le recordaban a su niñez en Sevilla”.
Machado aún conservaba energías y se trasladaría en algunas ocasiones a la capital para participar en diversos actos como el que se llevó a cabo el 11 de diciembre de 1936, en pleno centro de Valencia, o en marzo de 1937, cuando participará en un festival beneficio hacia las víctimas del fascismo en el teatro Apolo.
En el transcurso de aquellos meses, Machado se haría cargo de la presidencia de la Casa de la Cultura de Valencia desde Rocafort, donde un periodista le tomaría la última instantánea que se tiene del poeta, en la terraza soleada de Villa Amparo.
“Machado leía con asiduidad y escribe incansablemente a favor de la República, declarándose en todo momento un viejo republicano que está al lado del pueblo”, apunta el hispanista Ian Gibson.
A finales del 37, Machado se encuentra gravemente preocupado. Las tropas no tardarán en llegar a Valencia. A finales de octubre el gobierno republicano se encuentra ya en Barcelona.
TORRE CASTAÑER. BARCELONA
Antes de su traslado final a Barcelona, Machado sigue su vida escribiendo de forma imparable artículos a favor de la causa republicana, comenzando a colaborar con la Vanguardia.
Al llegar a la ciudad, Antonio Machado y su familia se trasladarían alhotel Majestic en el céntrico Paseo de Gracia. Allí coincidiría con amigos como José Bergamín y León Felipe.
La delicada salud del poeta obliga a las autoridades a trasladarlo a un palacete conocido como Torrre Castañer, una propiedad incautada a su propietaria, la marquesa de Moragas. A los pies del Tibidabo, Machado llegaría a esta finca en mayo de 1938, junto a los suyos. Su única tarea estaba centrada en su afán por escribir a favor de la Segunda República para fortalecer el ánimo de los que aún resistían. Gibson destaca que “durante toda esta etapa Machado no solo trabajaba incansablemente en defensa del Gobierno legítimo sino que nunca perdía la oportunidad de combatir el fascismo español y extranjero”.
Ya en noviembre de 1938, en un encuentro con el periodista Luis Capdevila retrata a un Antonio “flaco, calvo y con una faz chupada y marchita”. En enero de 1939 la caída de Barcelona es inminente.
Machado estará preparado para salir con los suyos camino a Francia en cualquier momento.
CAN SANTAMARÍA. HACIA LA FRONTERA
Machado saldría con su mejor traje camino a la frontera en la madrigada del 22 de enero de 1939. Lo acompañaba su madre y su hermano José junto a su mujer Matea.
Con una pequeña maleta empiezan a atravesar en coche la carretera de la costa con dirección a Gerona. El camino está lleno de los obstáculos. Vehículos abarrotados huyen a Francia. Enormes camiones, máquinas de escribir, ficheros, ruedas, cajas, maletas obstruían el paso y el ánimo de un Machado ya enfermo, que es consciente del triunfo de los militares en la Guerra Civil.
El día 23, el poeta haría un alto con su familia en el pueblo de Cerviá de Ter, a unos diez kilómetros de Gerona. En una masía conocida como Can Santamaría, los Machado pasarían cuatro días. A pesar de la dura situación, Machado sigue en pie. Tiene solo 64 años pero su aspecto es prácticamente el de un anciano.
El 26 de enero una amenaza de bombardeo, obliga a desalojar la masía. La caída de Barcelona complica el camino hacia Mas Faixat, a pocos kilómetros ya de la frontera. Solo pasarían en aquella casa una noche.
El camino hacia Figueres resultaba cada vez más peligroso por los continuos bombardeos. Y en medio de aquellos terribles días los Machado cruzarían la frontera por Port Bou. El filósofo Joaquín Xirau estaría con los Machado en medio de aquellos días tan traumáticos. A 25 kilómetros de la frontera la carretera es intransitable por el enorme número de vehículos y personas que huyen en estampida.
HOTEL BOUGNOL QUINTANA. COLLIOURE
Las gestiones de las autoridades republicanas permiten a los Machado cruzar el control sin problemas. Tras sellar los pasaportes, la familia Machado descansa del duro trance en la estación de Port Bou, exhaustos por la dura llegada a la frontera.
Pasarían la noche en un vagón de tren estacionado en vía muerta, arrecidos por el frío. Sin mantas, dinero y solo con lo puesto.
Con los francos que pudieron conseguir y gracias al consejo de Corpus Barga, amigo del poeta, se trasladarían al pueblo pesquero de Collioure, a escasos kilómetros. En el Hotel Bougnol Quintana, Machado se hospedaría desde finales del mes de enero. Su salud iría empeorando.
También el ánimo por una República que ya se sabía pérdida. Antonio Machado moriría a las tres de la tarde del 22 de febrero en la habitación del hotel Quintana que compartía con su madre. Ana Ruiz, madre del poeta, fallecería tres días más tarde.
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