http://www.marca.com/reportajes/2014/02/el_poder_del_balon/2015/02/18/seccion_01/1424217899.html
Por Miguel Ángel Lara
Agustín Gómez, con el Atlético de Madrid.
Los Juegos Olímpicos de 1952, en Helsinki, fueron los primeros en los que tomó parte la Unión Soviética. En la lista de 21 jugadores del equipo de fútbol aparece un nombre que llama pronto la atención por lo extraño. Entre los defensas convocados por Boris Arkadiev estaba Agustín Gómez Pagola, del Torpedo de Moscú. Detrás de ese nombre está la historia de un 'niño de la guerra', un futbolista de elite en la URSS y un personaje importante en la historia del Partido Comunista Español.
Nacido en Rentería el 18 de noviembre de 1922, Agustín Gómez fue uno de los 1.469 niños enviados por el Gobierno Vasco a la URSS en 1937 para sacarlos de la Guerra Civil. Su primer destino fue el orfanato número 3 de Kirov en Odessa. Pronto se organizó un viaje a Óbninsk que iba a cambiar su vida. Los chavales que mejor jugaban al fútbol fueron seleccionados para un partido en el que Agustín destacó y fue elegido para instalarse en Moscú, donde comenzó a estudiar en la Escuela de Ingeniería y a relacionarse con la política soviética.
Su carrera deportiva le llevaría a ser capitán del Torpedo de Moscú, con el que ganó la Copa en 1952, y a la selección soviética. Fue el techo de un caminar como defensa que arrancó en el Krasnaya Roza, siguió en el Krylia Sovietov y que iba a tener un epílogo cargado de política en el Atlético de Madrid.
Enamorado de Moscú -era normal verle pasear durante la noche por la Plaza Roja- y de una fidelidad total al Partido, su casa fue centro de reuniones importantes a las que asistía con asiduidad La Pasionaria. Su papel político en el Instituto de Energía era cada vez más relevante, lo mismo entre la colonia española.
Resumen ruso de la vida deportiva de Agustín Gómez tras su muerte.
En 1956, Franco permitió el regreso de los exiliados españoles en la URSS. En aquellas reuniones moscovitas se decidió que, aprovechando su nivel de deportista de primer nivel, Agustín podía regresar a España como futbolista como pantalla protectora para reorganizar el Partido con un 'legal'. El 22 de octubre, la nave Odessa, dejó en España a 461 personas llegadas desde la URSS, entre ellos 137 'niños de la guerra'... y a Agustín Gómez. Su familia, que tenía a su padre muy enfermo, había hablado con Real Madrid, Atlético de Madrid y Real Sociedad para que el defensa internacional soviético se uniera a sus filas.
Nada más desembarcar, en el primer interrogatorio de la DGS (Dirección General de Seguridad), Agustín no escondió su pasado comunista, aunque negó que su regreso tuviera un trasfondo político. El Atlético de Madrid se planteó su fichaje, algo de lo que también se habló en el Madrid y en la Real Sociedad. Es más, llegó a jugar un amistoso como rojiblanco tras entrenarse con ellos desde el 4 de diciembre. Fue en el Metropolitano contra el Fortuna de Dusseldorf (8 de diciembre, 2-2). Con 34 años, fuera por completo de forma y etiquetado como 'rojo', su partido fue malo y las críticas, peores.
El día 18, la DGS volvió a interrogarle al comenzar a sospechar que desarrollaba en Madrid tareas políticas. Entonces, seguro ya de que no daba más como futbolista, decidió trasladarse a Euskadi, concretamente a Tolosa.
Allí entrenó a varios equipos como el Real Unión o el Tolosa (llega a ser técnico de Periko Alonso, el padre de Xabi), pero se entregó cada vez más a la labor clandestina de organizar el PCE-EPK (Partido Comunista de Euskadi). Así, fue nombrado Secretario General Provisional del Partido en Euskadi.
La policía franquista fue estrechando el círculo y acabó siendo detenido en un operativo desarrollado en San Sebastián en 1961. Se le trasladó a la madrileña cárcel de Carabanchel, donde fue torturado sin sacarle información. Pero Franco se encontró con un problema diplomático de primera magnitud. Desde Moscú se organizó una campaña para pedir su liberación cuyo máximo exponente fueron las manifestaciones en la fábrica Likhachev con las pancartas 'Libertad para Agustín Cómez'. La agencia AFP pone a Europa al corriente de las detenciones y abusos policiales y, sobre todo en Francia, la opinión pública europea se muestra indignada en unos momentos en los que el régimen franquista trabajaba para recuperar relaciones.
Esa presión hizo que Gómez fuera liberado y partiera a un exilio sudamericano en el que trabajó protegido y para el KGB. Sus posturas cercanas a la línea oficial de Moscú le enfrentaron de manera abierta con Santiago Carrillo a su regreso a la URSS. La intervención soviética en Checoslovaquia, en 1968, fue el momento de máxima fricción. De su puño y letra salió una carta dirigida a La Pasionaria en la que criticaba duramente la postura de Carrillo, contrario a la intervención ('Mis memorias, Santiago Carrillo'). Acusado de 'fracturista' y 'escisioncita prosoviético' por su alianza con Eduardo García y Lister, lideró diversos movimientos contrarios a la línea del PCE y favorables a Brezhnev y la intervención.
El 22 de mayo de 1969 fu expulsado de la dirección por orden de Carrillo. La expulsión, como cuenta Manuel Vázquez Montalbán en su libro 'Pasionaria y los siete enanitos', se produjo a pesar de que Dolores Ibarruri le consideraba mucho más cercano a ella y a sus ideas que a Carrillo.
Su actividad política y enfrentamiento con la 'línea española' no cesó hasta su muerte, el 16 de noviembre de 1975, cuatro días antes que la de Franco. En el cementerio moscovita de Donskoy está enterrado el único español internacional por la URSS, un histórico del Torpedo, un jugador recordado por su protección a los árbitros en un intento de agresión en un partido contra el Dinamo de Tblisi... y un activista comunista de primer nivel.
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