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Sociedad
Más de 400 tomos componen la recién creada Biblioteca de la Memoria Histórica de Andalucía, un compendio de libros, informes y documentos ubicados en la primera planta de la sede sevillana del sindicato CGT. Investigaciones, novelas y trabajos anónimos llenan las primeras estanterías.
“¿Tenéis el libro Memoria de un libertario?”, pregunta una chica al coordinador del grupo de trabajo de CGT de Andalucía, Cecilio Gordillo, quien responde afirmativamente delante de dos estanterías. “Ah, pues era por si lo queríais”, continúa la chica con generosidad. “Yo puedo traer algunos que tengo repetidos”, le sugiere un periodista. “El último que nos ha llegado es de Nicolás Sánchez Albornoz, y otro autor, Juan José del Águila Torres, nos ha mandado El TOP, la represión de la libertad, del que sólo tenía tres ejemplares. Este libro estaba agotado desde que se publicó, en 2001″, continúa Gordillo. Hasta el momento, más de 400 tomos componen la recién creada Biblioteca de la Memoria Histórica de Andalucía, un compendio de libros, informes y documentos ubicados en la primera planta de la sede sevillana del sindicato CGT.
“Teníamos la necesidad de reunir todo lo que se está haciendo sobre memoria histórica y, como la Administración no terminaba de hacerlo, a pesar de que ha editado multitud de trabajos, pues lo hemos iniciado nosotros”, afirma Gordillo. Sobre las estanterías, perfectamente ordenados, se pueden consultarlibros imprescindibles como El canal de los presos, que aborda el trabajo esclavo; libros sobre la represión local, como Días de Barbarie, en Bornos (Cádiz) o ¡A vida o muerte!, un ensayo sobre las guerrillas antifranquistas presentado este mismo jueves; libros que rescatan del olvido personajes como Melchor Rodríguez, conocido como El Ángel Rojo, o la vida desde el exilio de Pedro Vallina, cuyas memorias fueron editadas a partir de unas fotocopias. “Aquí, en esta misma habitación, en 1998, nos pusimos a picar como locos los textos para editarlos”, cuenta Gordillo.
Sobre los estantes, también destacan documentos encuadernados en espiral que, de no ser expuestos, probablemente nadie tendría oportunidad de leerlos. Entre ellos, el trabajo de una estudiante catalana de segundo de Bachillerato, Memòries del meu anarquista, una recopilación de historias narradas por alumnas de un centro de adultos de Sevilla y el expediente por el que se declara Bien Cultural el centro de concentración de Castuera (Badajoz). El vano ayer, de Isaac Rosa, y Memorias de las cenizas, de Eva Díaz Pérez, son algunas de las novelas que incluye también el catálogo, que será actualizado periódicamente y que recoge trabajos de toda España.
“Hemos puesto mucha ilusión y mucho trabajo porque nosotros no somos bibliotecarios ni archiveros“, destaca el responsable de la biblioteca, Antonio Casado. De momento, los libros sólo podrán ser consultados en la sede -aunque muchos de ellos han sido digitalizados- a la espera de encontrar una fórmula que no termine con la biblioteca vacía. “Como somos anarquistas, muchos venían a la biblioteca general y nunca devolvían los libros”, añade Casado entre risas.
Tras esta primera catalogación, los impulsores esperan ir aumentando el fondo poco a poco, incluso con documentales y películas: “Sólo habiendo salvado la documentación que se entregó en la Audiencia Nacional cuando Garzón inició la investigación sobre el franquismo, hoy tendríamos un centro de documentación increíble. Ahora mucha de esa documentación está en manos privadas”, lamenta Gordillo. La biblioteca se podrá visitar por las mañanas, aunque, según Casado, ampliarán el horario a alguna tarde.
Libro sobre la guerrilla
Tras la inauguración, José Antonio Jiménez Cubero presentó su investigación sobre la dureza con la que el régimen franquista combatió a la guerrilla. “Es mi cuarto libro, pero el primero en el que comencé a trabajar, cuando en una biblioteca de Moguer, donde me fui a vivir en 1988, encontré un libro sobre la lucha armada contra el franquismo y el secuentro de mi abuelo materno”, destacó el autor en una sala abarratoda de público.
La obra se adentra en un capítulo de la historia difícil de investigar, según afirmó en la introducción el historiador José Luis Gutiérrez: “Un capítulo sujeto en muchas ocasiones a dogmas de fe y que ha echado para atrás a muchos autores que se han intentado acercar“, aseguró. “Alguien me dijo una vez que no preguntara mucho sobre ese tema”, explicó Jiménez Cubero, que cerró el acto con la lectura de un romance a los guerrilleros muertos.
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