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Francisco Etxebarría es antropólogo forense y profesor de la Universidad del País Vasco. Ha participado en las exhumaciones de las fosas comunes desde el año 2000.
Buscamos vida en las exhumaciones, porque alrededor de esa fosa hay hijos, nietos,… Así de contundente y expresiva se muestra Mª Luisa Vicente, presidenta de la Asociación Salamanca Memoria y Justicia en el salón de actos de la Facultad de Geografía e Historia, donde Francisco Etxebarría, antropólogo forense vasco impartió una conferencia. “Los huesos hablan y cuentan lo que sucedió”, puntualiza Vicente.
Mª Luisa Vicente no está sola en la tarima del salón de actos, junto a ella el antropólogo forense y profesor de la Universidad del País Vasco, profesional que ha participado en las exhumaciones científicas llevadas a cabo desde el año 2000. Desde entonces, se han exhumado más de 350 fosas en toda España y se han identificado a más de 8.000 personas asesinadas entre 1936 y 1939, pero esto “sólo acaba de comenzar, porque es imparable y porque hay más de 100.000 personas desaparecidas. Además, de que los partidos políticos ya llevan el tema de Memoria Histórica en sus programas. Recordar, vendrán a hacerse la foto a alguna exhumación”, apunta Etxebarría Gabilondo.
España ostenta el doloroso puesto de ser el segundo país donde más desaparecidos hay en el mundo, tras Camboya. Etxebarría deja una cosa clara: “Dejémonos de eufemismos, el régimen anterior fue una dictadura y el 23F fue un golpe de Estado, no un intento, porque entraron en el Congreso de los Diputados”. Al igual que señala que los muertos que están en las fosas, “casi no se enteraron de que había una guerra, porque muchos de ellos fueron asesinados en el 36”.
Etxebarría es partidario de que la Memoria Histórica se asiente sobre los Derechos Humanos y sobre ello se comience a trabajar a través de la justicia, la historia, la política,… Más que nada, porque asegura que es por “cuestión política por lo que antes no se pudo exhumar ninguna fosa. Todas las víctimas tienen derecho a la memoria y los demos tenemos el de deber de memoria, como decía Reyes Mates”.
Aunque como el mismo reconoce, hubo exhumaciones, incluso antes de morir Franco. De hecho,una de las más importantes fue en la década de los cincuenta, cuando Franco ordenó exhumar los muertos nacionales que habían asesinado los republicanos, “unos 30.000 cuerpos que descansan, junto a algunos republicanos, porque consideraron eran pocos muertos, en el Valle de los Caídos, para enfado de las familias de los republicanos”.
Pero, poco después de morir Franco hubo otras exhumaciones, las que llevaron a cabo esposas e hijos que sabían dónde estaban enterrados sus familiares y con pico y pala desenterraron a sus muertos, porque no entendían dónde estaba el problema para desenterrar a sus familiares. Durante este periodo, donde hubo gobiernos socialistas, no se hizo nada. Salvo estas exhumaciones casi clandestinas y rudimentarias.
El primer Gobierno de José María Aznar aprueba una partida de los presupuestos generales del Estado para realizar una exhumación en Rusia, la de los españoles que fueron a luchar en la División Azul
Avanza Francisco Etxebarría en el tiempo y recala en 1996. Primer Gobierno de José María Aznar y se aprueba una partida de los presupuestos generales del Estado para realizar una exhumación en Rusia, la de los españoles que fueron a luchar en la División Azul y de los 2.900 esqueletos recuperados, hay identificados 2.610, 44 recuperados. “Esto se debe hacer, pero,¿por qué se oponen a las exhumaciones de las fosas que hay en España?“, se pregunta Etxebarría.
Cuatro años después, en el 2000, se lleva a cabo la primera exhumación con método científico, utilizando el ADN para la identificación de los cuerpos. “Cuando nos vieron allí, por imitación, muchos vecinos nos iban diciendo dónde había más fosas”.
En esta exhumación, la de Emilio Silva, les pasó una cosa curiosa. Llego un anciano y les dijo que él había sido uno de los enterradores. Tenía 15 años entonces y le ordenaron esa tarea. “Es precisamente este tipo de historias entrelazadas o las que te cuentan los familiares las que te ‘enganchan’ y las que recuerdas. No los informes fríos y repletos de números”, señala el antropólogo forense vasco.
La Ley de la Memoria Histórica aprobada en 2007 llegó con financiación, pero solamente un tercio del presupuesto se destinó a las exhumaciones. “En España tenemos medios técnicos y humanos para hacer este trabajo, pero necesitamos voluntad política también. Así se podría legitimar, legalizar, trabajar con seguridad, con recursos, con coordinación y por último, estaría la operación forense. Tenemos que creer que esto es importante y que las personas que están detrás cuentan con toda la credibilidad y contar con equipos neutrales”.
“A nosotros sólo nos corresponde catalogar la realidad. Tenemos muchos indicios, algunas evidencias, pero casi ninguna prueba de los crímenes franquistas
Hasta 2011, año en el que se cortó la financiación, hubo una oficina de atención a las víctimas del Franquismo, apoyo a las actividades de Memoria Histórica y se publicó el mapa donde estaban las fosas comunes en España, pero curiosamente, no había un reglamento donde se puntualizara el protocolo a seguir para las exhumaciones, éste se aprobó en 2011. “A nosotros sólo nos corresponde catalogar la realidad. Tenemos muchos indicios, algunas evidencias, pero casi ninguna prueba de los crímenes franquistas, porque en España entera hubo durante la Guerra una represión generalizada. Hemos encontrado en las fosas niños, mujeres, ancianos y hombres. Nunca se han estudiado de verdad estos hechos por parte de las instituciones”, matiza el antropólogo forense y profesor de la Universidad del País Vasco.
No se trata de buscar a los culpables, “porque sería imposible, pero sí de reparar el derecho de las víctimas”. Etxebarría propone que se cree una comisión sobre la verdad, una fiscalía especial y todo ello bajo el paraguas de los Derechos Humanos, luego vendrá la judicialización. “No vamos a encontrar todas las fosas y no vamos a identificar todos los restos, pero es pertinente, porque cuando estamos allí, los familiares nos dicen: ‘No importa, cuál de todos sea mi padre, porque para mí ya lo he encontrado”.
Francisco Etxebarría Gabilondo concluye su conferencia diciendo que todas las fosas son de carne y hueso, porque los huesos los ponen los muertos y la carne sus familiares. Insta a que se cataloguen las inscripciones que dejaron los presos en el convento de la Caridad de Ciudad Rodrigo antes de que el tiempo lo termine de borrar y a quitarnos el complejo de cierta culpabilidad. “Tendría que existir un equipo estable para las exhumaciones, porque el interés por ellas está en expansión y esto no se puede parar.El éxito del Franquismo es que aún nos da miedo hablar de esto”.
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