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Posguerra interminable
La imagen que a mí me retrataba más vivamente al personaje central de Entre el sentido común y el desvarío, primera entrega de las memorias de Rosa Regàs, es la de esa niña, hija de padres republicanos y divorciados, a la que el abuelo ha puesto bajo las garras del Tribunal Tutelar de Menores. Le he oído contar a ella misma cómo, algunos domingos, ella y sus hermanos eran trasladados desde sus respectivos colegios a la sede que aquel tribunal tenía en el paseo de Gracia de Barcelona. Una vez allí, eran obligados a permanecer sentados y en silencio hasta que por el pasillo se oía el repiqueteo de unos tacones de aguja y de pronto se abría la puerta y con la llegada de la madre la habitación se llenaba de luz y colores y aromas. “Era como si entrara un hada”, suele concluir Rosa el relato de ese momento para ella mágico.
En este segundo tomo de sus memorias, Una larga adolescencia, la imagen que me ha ido saltando por detrás de los ojos mientras la leía la da Félix de Azúa al recordar a una chica con los cabellos rojo fuego, una camiseta ajustada, pantalones pata de elefante y con aquel ancho cinturón de cuero que las barbarellas de la época llevaban muy flojo para que cayera un poco por delante. Tras incitar a las masas desde un banco situado frente a la universidad, y bien porque estuviese llegando la policía o bien porque se acercaba la hora de dar la papilla a sus hijos, la agitadora saltaba sobre una moto de gran cilindrada y se perdía calle Muntaner arriba.
El paso que va de esa niña a la que los adultos no parecen querer impedir que un día se convierta en una persona adulta (y de ahí el acertado título de la interminable adolescencia) a la mujer que pese a todo ya toma sus decisiones y lucha por abrirse un hueco en el mundo que le ha tocado vivir es lo que ocupa ahora la memoria de Rosa Regàs. De momento hemos llegado a Cadaqués, que va a ser un etapa decisiva. Pero el camino hasta llegar ahí, que ocupa el centro del presente libro, no ha sido sencillo y está plagado de personajes pintorescos, como los asistentes a aquellas reuniones en las que los jóvenes matrimonios eran aleccionados para vivir cristianamente y fundar familias honradas y decentes. Uno de aquellos matrimonios era el formado por Jordi Pujol y Marta Ferrusola, y hoy queda claro la influencia que ejercieron en ellos aquellas pías lecciones.
El relato se centra en una época que no fue particularmente sencilla para nadie porque no se caracterizó por ser precisamente abundosa y porque tampoco estuvo regida por una moral abierta y generosa. Por el contrario, imperaba la mentalidad revanchista y vengativa de unos vencedores empeñados en borrar con saña cualquier rastro de progresismo, laicidad y libertad de miras puestos en práctica por la denostada Segunda República. Y si encima eras de familia republicana, tus padres estaban separados y tenías un abuelo tiránico y atrabiliario (un auténtico troglodita), difícilmente puede esperarse que el relato se ajuste a las vivencias tópicas asociadas con la infancia. Sin embargo, y esto es algo de agradecer, y quizá porque no es la primera vez que Rosa Regàs investiga en su memoria y se le ha atemperado en parte la rabia, este libro no es un ajuste de cuentas con el pasado ni una de esas venganzas que, justo porque se comen frías, son doblemente ponzoñosas.
Rosa Regàs es una persona comprometida con su vida y con esa época de la que, en mayor o menor medida, ha sido protagonista, y está interesada en llegar más allá de la peripecia personal y en aprovechar ésta para dar su propia visión de las cuestiones que más directamente la afectaron (y sobre todo la condicionaron) a ella y, por tanto, a sus contemporáneos. Y por descontado que se pueden extraer muchas conclusiones acerca del papel y la condición de la mujer entonces y ahora, pero a lo largo de su ya larga experiencia (como mujer y como madre, pero también como editora, traductora internacional, directora de instituciones no fáciles de gestionar, como la Casa de las Américas o la Biblioteca Nacional) ha vivido muchas situaciones complicadas y, sobre todo, muy diversas que le sirven ahora para ofrecer un relato muy personal de sí misma y sus contemporáneos.
Una larga adolescencia. Rosa Regàs. Now Books. Barcelona, 2015. 192 páginas. 17,90 euros.
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