Ayer, la Sexta noticias sacaba un reportaje sobre la represión franquista al colectivo LGTB. Es una represión muy desconocida y que todavía no ha sido estudiada en profundidad. Sin embargo fue una represión significativa: unos 5.000 homosexuales y transexuales fueron encarcelados por la dictadura franquista.
Aunque esta cifra es una suposición, ya que la mayoría de los historiales están dispersos por las cárceles. Y muchos de los que eran detenidos y torturados, no llegaban a ser encarcelados. Y otros de los que llegaban a la cárcel se les aplicaba delitos como prostitución en vez de su condición homosexual o transexual.
Al principio, a los homosexuales y transexuales eran encarcelados por delitos de escándalo público. En 1954, con la Ley de Vagos y Maleantes, aparece por primera vez la figura delictiva de la homosexualidad:
“A los homosexuales, rufianes y proxenetas , a los mendigos profesionales y a los que vivan de la mendicidad ajena , exploten a menores de edad o enfermos mentales, se les aplicara para que cumplan , todas sucesivamente, las siguientes medidas: a) Internado en un establecimiento de trabajo o colonia agrícola. Los homosexuales sometidos a esta medida de seguridad deberán ser internados en instituciones especiales b) prohibición de residir en determinado lugar o territorio c) sumisión a la vigilancia de los delegados”
Para el franquismo, los homosexuales eran lo mismo que los chulos y que quienes explotaban a niños.
Para el franquismo, los homosexuales eran enfermos mentales a los que se debía curar. Aquí una muestra de ello:
“Sr. Director , los jefes de servicios que suscriben tienen el honor de participar a VS. Que el recluso arriba indicado, viene observando buena conducta desde su ingreso en prisión. Por tratarse de un individuo de inclinaciones homosexuales, parece ser que el tiempo de internamiento sufrido no ha influido favorablemente en orden a su regeneración”.
En 1970 se promulgó la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, en la que se planteaban de nuevo los delitos de homosexualidad. Y se contemplaba el tratamiento de los homosexuales, como si fuera una enfermedad.
Había cárceles para los presos homosexuales: los “pasivos” iban a Badajoz y los “activos” a Huelva. La rehabilitación consistía en descargas eléctricas cuando aparecía un hombre o una mujer (en el caso de las lesbianas). También sufrían violaciones de vigilantes y policías en las cárceles. Las penas por delitos relacionados con la homosexualidad oscilaban entre los 3 meses y los 4 años de cárcel. Y cuando salían de la prisión, no podían volver durante un año a su domicilio y su pasado penitenciario hacía que muchas veces no pudieran conseguir trabajo. Esta ley de 1970 no fue derogada… ¡hasta 1995! Con lo que estos expedientes fueron custodiados por la policía durante varios años en la democracia.
Desde Recuperando Memoria queremos recordar a todos esos hombres y mujeres que, por querer amar libremente y ser lo que quiera, fueron encarcelados por un régimen franquista que solo permitía la familia tradicional.
Autor: Pablo Alcántara.
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