dimarts, 29 d’abril del 2014

Valencia, capital de la República


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Dos muestras recuerdan con planos, manuscritos y obras de arte cómo la capital levantina acogió el Gobierno republicano durante la Guerra Civil

EFE Valencia 31 ENE 2008 - 18:02 CET

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Manuscritos, planos de refugios e imágenes de las obras de arte que el Gobierno de la Segunda República (1931-1939) trasladó desde el Museo del Prado a Valencia para evitar que sufrieran daños durante la Guerra Civil se exponen en dos muestras en la Universitat de València (UV), desde hoy y hasta el 30 de marzo. Las dos exposiciones se incluyen en el ciclo València, capital cultural de la República, que organiza la institución académica para conmemorar el 70 aniversario de la capitalidad de Valencia durante ese período histórico.
Con las exposiciones En defensa de la cultura, València, capital de la República 1936-37 y Llibres a l'infern. La Biblioteca de la Universitat de València, 1939 se dan a conocer planos, cuadros, fotografías, dibujos y libros que, muchos de ellos, aún no se habían mostrado. Al acto de presentación acudieron el vicerrector de Cultura de la UV, Rafael Gil y los comisarios, Edelmir Galdón y Salvador Albiñana, respectivamente.
Así, Rafael Gil destacó que la muestra incide en la "labor" que desarrolló la ciudad en la defensa del patrimonio histórico español cuando empezó la guerra: "Valencia jugó un papel importante como receptora de obras de arte en las Torres de Serrano y la Iglesia del Colegio del Patriarca".
También destacó la exhibición de obras de artistas valencianos -que habían estado fuera de la ciudad durante 70 años- con el objetivo de reconocer la creación artística de la Comunitat y, también, el trabajo del arquitecto, José Lino Vaamonde, que diseñó la estrategia de conservación y protección del patrimonio.
Capital y objetivo del enemigo
Por su parte, Edelmir Galdón señaló que la muestra En defensa de la cultura, València, capital de la República 1936-37 refleja los cambios que sufrió la ciudad al convertirse en "la capital política y en el objetivo del enemigo" por dar acogida a instituciones, medios de comunicación y refugiados que huyeron del frente.
Esta muestra se ha instalado en diversos espacios de La Nau. En el primero de ellos, la Sala Oberta, se exhiben fotografías, publicaciones y documentos del archivo municipal que reflejan la defensa de la ciudad "frente a los ataques militares". Entre este material destacan planos de los sistemas defensivos, de los cuales se distingue una construcción inédita en el Saler.
Tesoros artísticos
La sala Guerricabeitia reúne cuadros y esculturas de artistas valencianos que participaron en el conflicto y en la sala Thesaurus, se exponen los "tesoros artísticos", fotografías de cuadros de Goya, Velázquez o el Greco, llegadas del Museo del Prado de Madrid y libros de Antonio Machado, León Felipe o Gutiérrez Solana que hicieron que Valencia se convirtiera, durante un año en el deposito de arte "más importante del Estado español".
Por último, en el Claustro se muestran distintas iniciativas culturales de "intelectuales comprometidos" que se habían agrupado en defensa de la cultura.
En la exposición Llibres a l'infern. La Biblioteca de la Universitat de València, 1939, en la sala Duc de Calàbria, se exhiben 190 obras de las cuales 187 son impresos y folletos y el resto, son manuscritos. En concreto, Misteriosa presencia, el primer libro de poemas de Juan Gil-Albert, de 1935, dedicado a Max Aub. Se pueden ver, además, tres dibujos infantiles de 1937.
Un 'infierno' bibliográfico
El comisario subrayó que los ejemplares pertenecen a la universidad debido a que los textos confiscados "se depositaron aquí al finalizar la guerra, porque ésta era considerada pública". "La expresión infierno es propia del vocabulario de las bibliotecas en la que se designa libros considerados prohibidos", añadió. En ese sentido, aseguró que la exposición permite observar la "importancia que le dió la República al fomento de la lectura y de las bibliotecas".
Además, Albiñana recomendó a los visitantes que utilicen una guía "muy documentada y gratuita" para recorrer la muestra debido a la ausencia de indicaciones por las características de la sala.
Según los organizadores del evento, tanto la exposición como el catálogo están dedicados a la bibliotecaria y lexicógrafa Maria Moliner, que fue directora de la biblioteca de la UV entre septiembre de 1936 y diciembre de 1937 y se ocupó de salvaguardar del patrimonio de la facultad.