divendres, 2 de desembre del 2016

La Junta presenta el Anuario 2015 de intervenciones en fosas comunes del franquismo en Andalucía.

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La Junta presenta el Anuario 2015 de intervenciones en fosas comunes del franquismo en Andalucía HUELVA | EUROPA PRESS

La viceconsejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Marta Alonso, ha presentado este viernes en Huelva 'Que fuera mi tierra. Anuario 2015. Intervenciones en fosas comunes del franquismo en Andalucía', una memoria de las exhumaciones llevadas a cabo en suelo andaluz coordinadas por la Dirección General de Memoria Democrática.
Según ha informado la Junta en una nota, en su intervención, Alonso ha comentado que "este trabajo demuestra el compromiso de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía con las políticas dirigidas a la Memoria Democrática, compromiso que se verá impulsado por la Ley de Memoria Democrática de Andalucía que se tramita en el Parlamento, un texto normativo necesario para que tengamos una mejor sociedad andaluza, con valores más democráticos y con jóvenes que conozcan nuestro pasado para construir un mejor futuro".
Los trabajos, desarrollados a petición de familiares directos, han sido financiados por la Junta de Andalucía con la ayuda de diputaciones como las de Huelva o Cádiz, y de los ayuntamientos donde se ubican las fosas. El periodista Juan Miguel Baquero ha recopilado en este volumen el seguimiento de las actuaciones en fosas desarrolladas el año pasado por equipos técnicos andaluces que han trabajado sobre el terreno.
UN ANUARIO DE HISTORIAS SOBRE LA REPRESIÓN
El volumen, editado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, recoge una docena de trabajos arqueológicos coordinados desde la dirección general de Memoria Democrática desde 2015. Labores de exhumación que han hecho de éste el año más activo en cuanto a intervenciones, y uno de los que han contado con más víctimas recuperadas en nuestra región gracias al esfuerzo compartido de familiares, entidades memorialistas, ayuntamientos, diputaciones y Junta de Andalucía.
Con casos paradigmáticos que muestran la comisión de crímenes contra la Humanidad como los de Puerto Real (Cádiz), que al cierre de esta publicación rondaba las 200 personas, las 35 de El Madroño o 36 en La Campana, ambas en la provincia de Sevilla.
El anuario está prologado por el filósofo Manuel Reyes Mate, quien evoca cómo "aquel terror de los sublevados, tan gratuito como concienzudo, tenía una pretensión de largo alcance: desestructurar las familias republicanas, infundir miedo y borrar huellas". Presentar "estos relatos" 80 años después significa "que aquella estrategia funcionó". Por eso, dice Reyes Mate, "la sociedad debería entender que identificar a los desaparecidos y darles sepultura no es sólo un gesto de justicia para los muertos sino de piedad para los vivos".
El trabajo llevado a cabo es testigo de lo que ocurrió y de la tarea de recuperación de la dignidad de los represaliados que se realiza desde la base de los más elementales derechos humanos. En palabras de Juan Miguel Baquero "no hay nada más atávico, más humano de algún modo, que enterrar a nuestros muertos de manera digna y eso es lo que pretenden las víctimas del franquismo".
En lo que respecta a la estructura de la obra, cada intervención cuenta con una ficha técnica acompañada, a modo de foto fija de la situación, de un dibujo de la disposición de los cuerpos arrojados, y que se complementa además con los testimonios orales de familiares, de miembros del mundo asociativo y de historiadores e investigadores.
Así, por ejemplo, en la exhumación de Paterna de Rivera (Cádiz), que rescata los restos óseos de 10 víctimas, y donde los golpistas se ceban en una localidad donde nunca hay guerra ni conflicto armado, dejando un puñado de familias "como el nido al que dan con una escoba"; o en Zalamea la Real (Huelva), donde en una cuneta esperaban los cuerpos de dos ejecutados, el 'juego de cruces en la fosa de Modestita'.
En Obejo (Córdoba), la actuación se realizó con otros dos guerrilleros antifranquistas sacados de la tierra y las 35 de la localidad sevillana de El Madroño, donde algunos verdugos "se divierten" con las mujeres antes de ejecutarlas. Los nueve mineros rescatados en Camas que guardan la historia de la traición que evitó cambiar la historia de la guerra. O los 36 del pozo que mutó en infierno en La Campana.
Arahal (Sevilla) "vivió la crónica de una sangría interminable tras el estallido golpista". Fue "una de las mayores venganzas de los sublevados", según el historiador José María García Márquez. En Adamuz y la serranía cordobesa llegó la muerte anunciada de los últimos guerrilleros antifranquistas y Puebla de Guzmán (Huelva) deja la historia de las rosas cortadas en la Fuente Vieja. En el Castillo de las Guardas (Sevilla) la historia deja unos 139 asesinados y un solo cuerpo que vela el olvido.
Este volumen recoge el comienzo de unos esperados trabajos arqueológicos en la capital gaditana. Las exhumaciones realizadas durante 2015 son obra de equipos técnicos --documentalistas, historiadores, arqueólogos y antropólogos, además de voluntarios en algunos casos-- de contrastada solvencia e implicación profesional. Cierra el libro 'Que fuera mi tierra. Anuario 2015.
Intervenciones en fosas comunes del franquismo en Andalucía' la labor llevada a cabo en el cementerio de Puerto Real, que llegará a ser la segunda fosa más grande abierta en Andalucía y es, por las evidencias de muerte violenta que presentan los restos encontrados, ejemplo vivo del terror franquista.