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La localidad del Alto Palancia ha recuperado, en su pedanía de Novaliches, una ruta de 12 kilómetros con las fortificaciones construidas en la zona durante el enfrentamiento
05.04.2015 | 00:01
Restos del conflicto. En julio de 1938 el ejército franquista, en su propósito de tomar Valencia, hostigaba el interior de Castelló. Allí los republicanos, después de que los nacionales superaran la línea X-Y-Z entre Caudiel y Benafer, construyeron la línea Muela-Aceitenebro, que ahora se rehabilita como reclamo turístico
ANA MONLEÓN JÉRICA En julio de 1938, la Guerra Civil española se decidía en la comarca del Alto Palancia. La Batalla de Teruel convertiría el este de España en el principal teatro de operaciones. Desde el mes de marzo, la contraofensiva rebelde continuaba su avance por Aragón hasta alcanzar el mar Mediterráneo en Vinarós, el 15 de abril de 1938, dividiendo en dos la zona leal. La ofensiva del general Franco para tomar Valencia quedaría conformada por un triángulo cuyos lados serían el avance de los ejércitos nacionales de Galicia hacia el sur por la costa, y el de Castilla hacia el sureste desde el Maestrazgo y Teruel hacia Albentosa-Viver-Jérica y en su vértice inferior quedaría Valencia como objetivo imposible.
La defensa de Valencia exigiría a la II República Española nuevos reemplazos y movilizaría a miles de hombres para fortificar, estableciéndose una serie de líneas defensivas cuyo símbolo sería la línea X-Y-Z. Su extensión, desde la costa de Almenara hasta Santa Cruz de Moya superaba el centenar de kilómetros y discurría por las provincias de Castelló, Valencia, Teruel y Cuenca.
Ahora la Asociación para la Recuperación de la Memoria histórica del Alto Palancia, capitaneada por el investigador responsable de patrimonio, Antonio Moreno, junto el Ayuntamiento de Jérica, pretende recuperar parte del trazado de uno de sus históricos paisajes de guerra. Ubicado en el término municipal, concretamente en la pedanía de Novaliches, se está trazando una ruta circular, en forma de ocho, de unos 12 kilómetros de itinerario histórico de la Guerra Civil.
«La víspera de la Batalla del Ebro, Novaliches quedaría a apenas 1,5 kilómetros del frente de guerra, formando parte de una nueva línea de fortificaciones dispuesta para contener el avance nacionalista, que habría superado la línea X-Y-Z entre Caudiel y Benafer e intentaba llegar por todos los medios hasta Segorbe, nudo de comunicaciones», explica Moreno. Prueba de ello son los impactos de mortero y artillería con la que los nacionales hostigaban la pedanía y que pueden contemplarse, aún hoy, en la fachada del consultorio médico.
La llamada ruta línea Muela-Aceitenebro parte desde el consultorio médico y finaliza en el mismo lugar, transcurre por caminos rurales que bordean cultivos y acequias. Recorre una serie de lomas y barrancos que conforman el llano del valle del Palancia que se extiende entre las sierras de Espadán (al norte) y Calderona (al sur) y da una muestra histórica de la Guerra Civil.
En él, informa Moreno, «se pueden contemplar un total de 14 posiciones fortificadas, entre nidos de ametralladoras y bunkers, así como cientos de metros de líneas de trincheras». Apunta que «de excepcional valor patrimonial es el conjunto de espectaculares epigrafías que se conservan en el interior de las fortificaciones, testimonios gráficos de incalculable interés histórico que convierte este itinerario en único».
El trazado del sendero parte de Novaliches en dirección al talud de la autovía, que salva por los pasos inferiores. Recorre las alturas que rodean Jérica sobre la vía del ferrocarril hasta Santa Bárbara y continúa hacia el cerro de la Tarihuela. Una vez ahí, el andarín debe cruzar el río, que bordea hacia el este por un intrincado sendero hasta la carretera CV-212, buscando la pista del Bolaje donde se inicia el regreso hacia Novaliches. Para ello, se toma el camino que parte a la izquierda de la balsa de agua, hasta cruzar los ríos Pilares y Cascajar, y ascender por una senda desde la Fuente del Clero hasta la pedanía.
Moreno destacó que este tipo de itinerarios «además de ser una excelente oportunidad cultural y turística sirven para proteger el patrimonio de la Guerra Civil, algo que es una reivindicación social, una necesidad histórica, un imperativo moral y una obligación individual». Según concluye Moreno, «la línea Muela-Aceitenebro actuó a modo de torniquete taponando la hemorragia que la rotura de la principal línea defensiva, la línea X-Y-Z, significaría para la defensa republicana a la altura de Monte Royo, en la curva del ferrocarril, entre Caudiel y Benafer».
La defensa de Valencia exigiría a la II República Española nuevos reemplazos y movilizaría a miles de hombres para fortificar, estableciéndose una serie de líneas defensivas cuyo símbolo sería la línea X-Y-Z. Su extensión, desde la costa de Almenara hasta Santa Cruz de Moya superaba el centenar de kilómetros y discurría por las provincias de Castelló, Valencia, Teruel y Cuenca.
Ahora la Asociación para la Recuperación de la Memoria histórica del Alto Palancia, capitaneada por el investigador responsable de patrimonio, Antonio Moreno, junto el Ayuntamiento de Jérica, pretende recuperar parte del trazado de uno de sus históricos paisajes de guerra. Ubicado en el término municipal, concretamente en la pedanía de Novaliches, se está trazando una ruta circular, en forma de ocho, de unos 12 kilómetros de itinerario histórico de la Guerra Civil.
«La víspera de la Batalla del Ebro, Novaliches quedaría a apenas 1,5 kilómetros del frente de guerra, formando parte de una nueva línea de fortificaciones dispuesta para contener el avance nacionalista, que habría superado la línea X-Y-Z entre Caudiel y Benafer e intentaba llegar por todos los medios hasta Segorbe, nudo de comunicaciones», explica Moreno. Prueba de ello son los impactos de mortero y artillería con la que los nacionales hostigaban la pedanía y que pueden contemplarse, aún hoy, en la fachada del consultorio médico.
La llamada ruta línea Muela-Aceitenebro parte desde el consultorio médico y finaliza en el mismo lugar, transcurre por caminos rurales que bordean cultivos y acequias. Recorre una serie de lomas y barrancos que conforman el llano del valle del Palancia que se extiende entre las sierras de Espadán (al norte) y Calderona (al sur) y da una muestra histórica de la Guerra Civil.
En él, informa Moreno, «se pueden contemplar un total de 14 posiciones fortificadas, entre nidos de ametralladoras y bunkers, así como cientos de metros de líneas de trincheras». Apunta que «de excepcional valor patrimonial es el conjunto de espectaculares epigrafías que se conservan en el interior de las fortificaciones, testimonios gráficos de incalculable interés histórico que convierte este itinerario en único».
El trazado del sendero parte de Novaliches en dirección al talud de la autovía, que salva por los pasos inferiores. Recorre las alturas que rodean Jérica sobre la vía del ferrocarril hasta Santa Bárbara y continúa hacia el cerro de la Tarihuela. Una vez ahí, el andarín debe cruzar el río, que bordea hacia el este por un intrincado sendero hasta la carretera CV-212, buscando la pista del Bolaje donde se inicia el regreso hacia Novaliches. Para ello, se toma el camino que parte a la izquierda de la balsa de agua, hasta cruzar los ríos Pilares y Cascajar, y ascender por una senda desde la Fuente del Clero hasta la pedanía.
Moreno destacó que este tipo de itinerarios «además de ser una excelente oportunidad cultural y turística sirven para proteger el patrimonio de la Guerra Civil, algo que es una reivindicación social, una necesidad histórica, un imperativo moral y una obligación individual». Según concluye Moreno, «la línea Muela-Aceitenebro actuó a modo de torniquete taponando la hemorragia que la rotura de la principal línea defensiva, la línea X-Y-Z, significaría para la defensa republicana a la altura de Monte Royo, en la curva del ferrocarril, entre Caudiel y Benafer».
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